Opinión Nacional

Chucho dale más vida, pero a Venezuela

Yo te prometo cargar tus cruces y tus coronas de espinas si le extiendes la vida, pero a mi país.

No quiero más muertos producto de la violencia, más mentiras de gobernantes, más inflación y más numeritos trucados en los informes de la Unesco. Me gustaría que te llevaras lejos los secuestros, los policías que disparan contra niñas inocentes, las maquetas de cartón simulando viviendas y los retrasos en el Metro. Ayúdame señor a acabar con la anarquía, con un sistema electoral que bloquea la inscripción de los venezolanos y con una nueva Ley del Trabajo que se llevará nuestras prestaciones sociales a un fondo perdido.

Hay que ser bien iluso para no entender que estamos en el tramo final de una historia. No se deje llenar de rumores sobre enfermos curados y pronósticos de tiempo de vida. Observe más bien a un gobierno moribundo, en un país agonizante. No se guíe por la vitalidad de un discursito de repetidas promesas de futuro, ni por el reparto de miseria con el objeto de comprar votos. Mire un poco más lejos y entenderá el peso de la afirmación: estamos en el tramo final de una historia.

Un gobierno dedicado a todo menos a gobernar, trata de hacer lo imposible, con una cartera  arrasada a la que le quedan apenas tres mil millones de dólares y un enfermo errático dando tumbos entre La Habana y Venezuela. No importa de cuantos discursos gastados nos llenen, la dura realidad es que no tenemos un mejor país, más seguro, más progresista, con más empleo y calidad de vida.

No hay temas más importantes para la Asamblea Nacional que la vana disertación acerca del golpe de estado de hace una década. Abre los ojos pueblo. Entiende que este gobierno no quiere hablar de tu seguridad, ni del desastre de la industria en Guayana, tampoco del crimen ecológico de Monagas, ni del apagón en Cumaná. No quiere hablar del secuestro y muerte de personas, no quiere hablar del desastre que ha producido. Quiere seguir hablando paja sobre el once y el trece de abril. Nos viene una semana cargada de mentiras históricas, de anécdotas de soldados “valientes” y de ocultamiento de la verdad. Que fastidio.

Si usted está esperando por un milagrito que le devuelva la alegría a Venezuela, se quedará por meses y años escuchando rumores y milagros por venir, tal como hacen los cubanos por casi cinco décadas. Los invito seriamente a que consideren la posibilidad de unirse al trabajo que se requiere para hacer una nueva Venezuela y usemos nuestro tiempo para producir planes que se puedan implementar para levantar a nuestra patria del lugar al que la hemos dejado caer.

Chucho nos puede ayudar con el milagrito de extenderle la vida al país, pero somos los venezolanos los que debemos trabajar para que esa vida se transforme en nuestro sueño de futuro. Estamos obligados a convertir a nuestro país en una nación que nos haga sentir orgullo.

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