Opinión Nacional

Círculos serán carne de cañón

Es urgente y vital hacerle ver a los venezolanos que simpatizan con el régimen de Hugo Chávez, que lo que pretenden los marxistas que nos desgobiernan es usarlos -como fueron usados el 11 de abril- como carne de cañón en los absurdos objetivos políticos que persiguen.

Mientras crean una red de círculos con «fines de organización social», simultánea y paralelamente crean otra red integrada por otros círculos -en apariencia- que en realidad son células de guerrilla urbana. Para el resto de los venezolanos, unos y otros círculos son indistinguibles entre sí, y cuando la sociedad democrática se oponga a todos ellos sin distinción, producirá resentimiento y radicalización en aquellos que no están armados (la mayoría). Sirviéndole en bandeja de plata al chavismo, una vía expedita para construír la MASIVA militancia radical marxista de base, que siempre han anhelado, pero nunca obtenido… los ñángaras venezolanos.

Es la misma receta que han estado usando desde su derrota militar en la década de 1960 -que ha fracasado rotundamente, pero que volverán a usar, porque no conocen otro método de actuar. ¿Cuántos estudiantes universitarios y humildes habitantes de las barriadas populares de Venezuela murieron en la montaña y las ciudades al ser convertidos en guerrilleros por el PCV y el MIR? ¿Cuántos más murieron en la intentona golpista del 4 de febrero de 1992? ¿Cuántos han muerto ya desde el 11 de abril de 2002?

Cuando en la década 1962-1972 el Frente Armado de Liberación Nacional (FALN), financiado por Fidel Castro y organizado por el Partido Comunista de Venezuela (PCV) y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) mordió el polvo en tiempos de Rómulo Betancourt y Raúl Leoni, al ser derrotado por las decenas y decenas de Batallones de Cazadores, creados por las Fuerzas Armadas venezolanas, apoyadas por la Disip; y sus restos se acogieron posteriormente a la «Pacificación» ofrecida por Rafael Caldera, los comunistas venezolanos abrieron dos frentes de lucha:(1) Profundizar los procesos de ideologización en liceos y universidades públicas y (2) Establecerse como los más eficientes activistas de barrio, especialmente en los sectores marginales y de menores recursos.

El objetivo estratégico en liceos y universidades, era (y aún lo es todavía) doble. Por una parte, el de graduar bachilleres y profesionales marxistas, hasta que -en el largo plazo- la mayoría de los venezolanos diplomados en todas las áreas y disciplinas, fuesen marxistas convencidos y en consecuencia, Venezuela se convertiría al final en un Estado Socialista. El fracaso de esta estrategia, queda probado por el intento de Héctor Navarro y Carlos Lanz de imponer un «proyecto educativo nacional» y un «decreto 1.011» destinado a «mejorar» ese objetivo comunista de largo plazo.

Y por la otra, manipular a los estudiantes para crear la sensación mediática de la existencia en Venezuela de enormes masas de marxistas. Por ello, la «autonomía universitaria» es su más sagrado bastión.

El objetivo estratégico en los barrios, era (y aún lo es) también doble. Por una parte, la radicalización de la protesta popular y por la otra destruír la credibilidad de los líderes populares de los partidos del status quo (AD y Copei).

En cada liceo, el líder marxista estudiantil, lo primero que hace es un inventario de los problemas que existen (ya se trate de profesores abusivos, directores corruptos, o deficiencias en infraestructura y dotación). Sólo hace el inventario -no actúa- sino cuando recibe instrucciones de su partido de movilizar a los estudiantes, utilizando una o más de los problemas existentes como motivo.

Por ejemplo, el liceo «A» sale a la calle a protestar porque el laboratorio de química tiene un mes cerrado. Ese mismo día y a la misma hora, sale a la calle el liceo «B», porque expulsaron a un par de estudiantes; y a idénticas fechas y horas comienza la protesta del liceo «C» porque los baños de las hembras tienen 3 meses dañados y no los arreglan. Pero luego, esos tres liceos son concentrados en algún lugar específico de la ciudad, donde aparecen los líderes de los partidos marxistas voceando ante las cámaras de televisión slogans contra el imperialismo, el FMI, el capitalismo… y contra el gobierno de turno.

La prueba más contundente de la existencia de este tipo de manipulación estudiantil, es que cada vez son de más corta edad, los estudiantes de bachillerato que participan en esas protestas callejeras: son los novatos, los estudiantes del primer año; porque los de cursos superiores ya son veteranos; han descubierto la técnica marxista y están cansados de ser manipulados, y en consecuencia no marchan.

En los barrios, los marxistas enseñan a los humildes habitantes que no deben llamar por teléfono, escribir cartas a los gobernantes o a los políticos, ni tampoco hacer audiencias en ningún despacho gubernamental.

Sino que ante la presencia de algún problema en el barrio (cloacas, electricidad, agua, canchas deportivas, etc.), deben salir de una vez a obstruír la arteria vial más cercana a su barrio capaz de causar el mayor congestionamiento posible y a quemar cauchos (que producen una humareda pestilente, obscura y profusa); y a no ceder hasta que se presente en el lugar la autoridad a cargo de resolver el problema, la que al llegar al sitio de la protesta, es atacada verbalmente -ante las cámaras de televisión, por supuesto- por los líderes marxistas con la deliberada intención de desprestigiarlo.

Los activistas marxistas de barrio, también hacen sus inventarios. Un inventario de concejales, diputados y líderes vecinales y de barrio de los partidos del status quo. Pero sobre todo de aquellos con mayor popularidad, y más importante…. de las peticiones que le hacen sus seguidores. De ese inventario, escogen aquellos problemas que reunan las siguientes dos características: (a) No han sido resueltos por los políticos del status quo a pesar de los numerosos pedimentos de los habitantes del barrio, y (b) Pueden ser solucionados mediante la protesta radical y a bajo costo. Por ejemplo, la obtención de una silla de ruedas para un vecino minusválido; el reemplazo de los bombillos del alumbrado público; ó la reparación de una cloaca o acueducto defectuoso que no requiera grandes inversiones.

Los líderes marxistas de barrio, entonces, «se toman a pecho» esos problemas y llevan a cabo todas las acciones radicales a su disposición (cierre de calles, «tomas» de las oficinas de servicios públicos, paralización del transporte, etc. ) y no descansan ni ceden hasta que el problema esté resuelto. De esa manera, van minando el liderazgo de los políticos del status quo, mientras al mismo tiempo van ganando ascendiente sobre los habitantes del barrio. A medida que ganan ascendiente se dedican a ideologizar y organizar a los habitantes de las barriadas y a entrenarlos en la protesta radical.

El «Caracazo» del 27 y 28 de febrero de 1989, no fue una acción vandálica expontánea, como repiten constantemente los marxistas, sino que fue dirigido por ellos, al tener maduro el proceso de radicalización de las barriadas involucradas; y con el único objetivo de «darle la bienvenida» a uno de sus archi-enemigos: Carlos Andrés Pérez, que se había juramentado como presidente por segunda vez, hacía apenas 4 semanas.

Debemos recordar esa técnica de radicalización de los humildes, porque los centenares de muertos que hubo durante el Caracazo, fueron provocados deliberadamente, de la misma manera que los numerosos muertos y heridos del 11, 12, 13 y 14 de abril de 2002. Recordemos que el mayor número de negocios saqueados entre el 12 y 14 de abril, está en juridicción del municipio Libertador donde Freddy Bernal es el alcalde.

Lo que pretenden los chavistas ahora, es llevar al mayor número posible de venezolanos integrantes de los círculos chavistas, a una mini-guerra civil, para que se produzcan más muertos y se cree un resentimiento eterno como el que existe hoy en Chile o en Centroamérica.

Es por ello urgente, y vital, alertar a los venezolanos que simpatizan con el chavismo; sobre este peligro cierto. Ya el general Rosendo les comprobó a los aún incrédulos, que los marxistas que nos desgobiernan no tienen ningún tipo de escrúpulos. Este tipo irracional de proceder político -la sistemática siembra de odio- se los enseñó su ídolo, el Che Guevara:

El 17 de abril de 1967 el diario cubano Granma publicó con la firma del «Comandante Ernesto Guevara», y el título «Un Mensaje a los Pueblos del Mundo a través de la Tricontinental» un artículo del que sólo se ha resaltado -y repetido- el párrafo que reza: «América, continente olvidado […], tendrá una tarea […]: la de crear el segundo o el tercer Vietnam del mundo.»; pero donde sin adornos ni subterfugios, el Che Guevara dice, cual debe ser la clave de un combate «largo y sangriento»:

«El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de los límites naturales del ser humano y lo convierte en una eficaz, violenta, selectiva y fría máquina de matar.» (1)

Nota:

(1) Pierre Kalfon. Che. Ernesto Guevara. Una Leyenda de Nuestro Siglo . Plaza & Janés, México, 1997. p. 559

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