Opinión Nacional

¿Comó nos salimos de esto?

 Que vivimos en un desastre, eso hoy nadie lo duda. Pero la vía para salir de esto antes de que Venezuela quede totalmente destruida no está clara. Primero tenemos que conocer cual es la naturaleza del régimen. Si estamos en una democracia entonces la vía electoral es la correcta pero si estamos en una autocracia comunista, que se apoderó de todos los medios de comunicación y de todos los Poderes del Estado y no respeta la Constitución porque no se maneja dentro de un Estado de Derecho sino de fuerza-propaganda, poder único mas petróleo-sería ingenuo apostarle a la vía electoral. En las elecciones de 1998 el árbitro fue imparcial pero posteriormente se apropiaron también del Poder Electoral- Abril del año 2013 incluido-y ahora tenemos un Presidente ilegítimo. Solo con un árbitro que sea imparcial podremos conocer la voluntad popular y validar así la vía democrática electoral. La democracia solo funciona cuando la soberanía popular es la que “transparentemente” selecciona a sus gobernantes y éste no es el caso.

¿Qué hacer entonces? La historia de esta revuelta nos enseña cual es el camino. El 4F las instituciones enfrentaron un golpe, el golpista no resistió y se entregó sin disparar un solo tiro. El 11 de Abril-2002 el pueblo fue a manifestar frente a Miraflores, el líder de la revuelta le ordenó disparar a la Fuerza Armada para dispersar la multitud que era pura Sociedad Civil. Lucas Rincón no cumplió la orden sino que le solicitó la renuncia al Presidente “la cual aceptó”. Dos enseñanzas bien elocuentes nos dejan estos hechos históricos. La primera es que el pueblo y la Sociedad Civil tienen una fuerza mayor que los políticos y la segunda es que la Fuerza Armada es institucional y está con su pueblo. Por eso se negó a dispararle. Estos dos antecedentes son bien valiosos. ¿Entonces?

Una democracia de cuatro décadas como es la democracia venezolana siempre optará por la vía electoral y que sea el pueblo soberano quien diga la palabra final, pero para que se conozca su voluntad es necesario que el órgano que la dirige y que cuenta los votos sea imparcial. Si no se accede a esto está claro entonces que la vía electoral, la mejor en teoría, no funciona para conocer la voluntad de la mayoría de los ciudadanos como se constató el pasado 14 de Abril cuando el montaje de todo el aparato electoral solo sirvió para intentar darle legitimidad al candidato que obtuvo menos votos. Ahora esa ilegitimidad cabalga no solo por Venezuela sino por todos los países del mundo lo que hace a este régimen “no confiable” para negociar con él. La ilegitimidad política en cualquier democracia es mortal.

La única forma de superar esta ilegitimidad consiste en designar un árbitro imparcial y después convocar a nuevas elecciones. El nivel de propaganda siempre favorecerá al candidato oficial pero tendrá que hacer milagros para que el pueblo soberano, después de catorce años de tan pésima gestión de gobierno, lo mantenga en el poder. Si no se accede a ambas solicitudes la negativa confirmará entonces la ilegitimidad y le será imposible permanecer en el poder en condiciones tan precarias. La Sociedad Civil entonces decidirá si se resigna a vivir sometida a una autoridad majunche o se organiza en la Fuerza Superior que es para poner la casa Venezuela en orden como la obliga el Artículo 350 de la mejor Constitución del mundo

Profesor de Instituciones

Políticas de la U.C.A.B.

 

 

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