Con los adecos más nunca
Cuando se oyen las consignas de los chavecistas, al decir que “no volverán”, los venezolanos podemos detenernos un momento y pensar que esas personas tienen razón, el motivo de tal aseveración es ver la traición del buró sindical de AD, dirigido por Manuel Cova, contra el presidente de la CTV, Carlos Ortega, quien indudablemente es un preso político.
En ese minúsculo partido político preparan el descabezamiento de Ortega, hoy en desgracia, debido a que paga una condena de 15 años de cárcel. ¿Quién puede acompañar a Cova de aquí en adelante, luego de demostrada su cobardía y su vileza, al aprovechar la paupérrima situación del dirigente que más guerra le dio a Chávez, para asestar un golpe traicionero que a todas luces muestra sus intereses personales y sus ansias por ponerle la mano encima a la CTV?.
Razones como esas no hacen sino poner a pensar al ciudadano, ¿Es necesario que vuelvan los adecos al poder?. No, definitivamente no. Los venezolanos estamos claros que el chavecismo ha sido un desastre y en medio de poquísimos logros que exhibir, lo único que puede mostrar el despilfarro más grande de la historia de este país por vía de la corrupción. Se sabe que una de las políticas del chavecismo ha sido la creación de laboratorios de guerra sucia, para el desprestigio de todo aquel que muestre señales de disidencia, pero con estas acciones, el pequeño grupo de adecos que sigue a Cova, se desprestigian ellos mismos, no hace falta que el gobierno invierta un bolívar para hacer sus campañas mediáticas en tratar de convencer a los ciudadanos de lo dañino e inmorales que son este tipo de gente.
Ortega es ahora una pieza del museo del chavecismo, ese museo que muestra lo que sucede a los alzaditos, sin embargo él ha sido muy digno al decir que no irá a arrodillarse a Chávez a pedir ningún perdón, ni indulto alguno, sino al contrario pagará su cárcel dignamente.
En cambio, Cova no aguantaría dos días en un comando de la policía de Barreto, puesto que su fragilidad y cobardía es pública y notoria, su falta de liderazgo y falta de una propuesta seria para con los trabajadores y para con la sociedad venezolana, lo convierten en una especie borrego disimulado y camuflado de opositor.
Si Ortega cometió errores, que quede en manos de la justicia divina, porque la de nuestro país es un fraude, una mentira o mejor dicho un anexo de los jugosos presupuestos gubernamentales, así como nos ha tocado a los venezolanos dejar en manos de esa misma justicia –la divina- la suerte de los revolucionarios de hoy.
Cova no ha hecho nada por los trabajadores, y de una vez hay que oponerse a las pretensiones de este farsante, que aprovechando la desgracia de otros pretende erigir su fortuna y buenaventuranza. En este país ya no se cuenta si se es chavecista o escuálido, sino digno y moral o traidor y delincuente.
