Opinión Nacional

Con mis hijos no te metas

Para no olvidar (parte 3)En 2001, con apenas dos años en el poder, Chávez se metió con lo más sagrado de toda familia, los niños. Todo empezó con su propuesta de alterar el rumbo de la historia reciente venezolana al cambiar los libros de texto y reducir la vida política democrática posterior a Marcos Pérez Jiménez, nada menos que cuarenta años, a un párrafo de oscura recordación y lamentable manipulación.

Un acto que lo definía a todas luces como un dictador. Ahora, para camuflar los intereses reales de toda esa maquinaria de manipulación de la historia, inventó y decretó bajo el número 1011 en octubre de 2000, a unos supervisores itinerantes del sistema educativo, personas que debían ser nombradas por el ministro de educación y que, por supuesto, debían ser considerados moralmente solventes por el régimen.

Estos supervisores debían velar por los intereses del gobierno, no de la educación ni de los intereses de las familias en materia educativa. La contraria la emprendió la Asamblea de Educación, que era un organismo de personalidades probas en el ámbito educativo, que levantó una protesta en enero del 2001, oponiéndose al Decreto 1011. Bajo el lema “con mis hijos no te metas” la Plaza Brión de Chacaíto en Caracas se llenó de padres, padrinos, tíos y educadores que sumados a aquel clamor convertido en manifestaciones, frenaron por breve tiempo las intenciones del presidente.

Chávez, con su estilo ya definido en Aló presidente, dio largas explicaciones del terror de lo que significaron aquellos años de supuesto oprobio de los partidos políticos que le había precedido. Mientras el pueblo chavista asentía con la cabeza todas las palabras del presidente, el pueblo opositor se levantaba con la bandera en alto buscando reivindicaciones y ajustes en la política del comandante.Esta sensación de desprotección del patrimonio familiar básico, los hijos, fue llenando de protestas y de manifestaciones las calles de Venezuela.

Cada paso que el presidente daba en contra de lo que la oposición consideraba dañino para sus intereses y, Chávez consideraba fundamental para su proyecto revolucionario, generó en el inicio del siglo XXI una sensación de desasosiego, un marcado distanciamiento entre el poder y parte del pueblo, mientras la otra parte, contenta con recibir las dádivas que le daban las misiones, asentía respaldaba al teniente coronel enfundados en sus camisetas rojas.Tal fue el espíritu de ese año, tal fue la batalla de contrastes que el grupo musical “Gran Coquivacoa” le dedicó una gaita que tituló “Aló presidente”. Son esos detalles para no olvidar…

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