Confirmado: Chávez ya es minoría, pero…

Ya está confirmado públicamente lo que hasta hace poco se manejaba secretamente en las oficinas de las principales empresas encuestadoras del país y en la Sala Situacional de Miraflores: Hugo Chávez como político, más que como gobernante, dejó el envidiable privilegio de tener el apoyo de la mayoría absoluta del país.

Hablan las encuestadoras
Las revelaciones iniciales de DatinCorp (reflejadas en anterior artículo “Se cruzaron las líneas”) fueron seguidas de la información transmitida por Datanalisis donde se dice que la aprobación popular a la gestión de gobierno de Hugo Chávez bajó 4 puntos en apenas 3 meses. De julio a septiembre de este año, bajó de 57,3% a 52,8%. Recordamos que la pregunta de Datanalisis va referida a la gestión gubernamental del presidente Chávez y no a la intención del voto de los electores.

En la encuesta de Datanalisis investigan además dos variables que apuntan a dos políticas emblemáticas del presidente Chávez. Una se refiere a la lucha contra los ricos. El 70,3 por ciento de la población rechaza el planteamiento de que “ser rico es malo”. Esto incluye 2/3 partes de los chavistas y estrato E (los más pobres). Hugo Chávez se tropezó con la misma piedra con la que se han tropezado los hermanos Castro en Cuba durante más de medio siglo: nadie cree en el igualitarismo y mucho menos en el colectivismo. Todo el mundo, por naturaleza humana, cree en el crecimiento individual (que no individualista), cree que nunca habrá fortaleza colectiva mientras las personas sean débiles en su posicionamiento individual. Nadie es igual a nadie.

La otra pregunta de Datanalisis se refiere a las expropiaciones del sector privado. Aun cuando el 53% de los venezolanos apoya las medidas de expropiación cuando se tratan de empresas “acaparadoras” o que propician el “desabastecimiento”, el 68% rechaza las expropiaciones como política de Estado.

Pero la encuesta que disparó todos los dispositivos de alerta roja en Miraflores –tal como lo reveló esta semana Teodoro Petkoff en su editorial de Tal Cual- fue la que hizo IVAD, que dirige el profesor Félix Seijas. Como todos saben, a IVAD le han confiado casi todos los estudios de opinión más recientes del gobierno. Es una de las encuestadoras que le inspira mayor confianza a José Vicente Rangel.

A diferencia de Datanalisis, IVAD fue directo al grano: midió la intención del voto en caso de que las elecciones presidenciales fuesen el “próximo domingo”. Resultado: Hugo Chávez perdería hoy las elecciones contra un candidato único de la oposición. El hoy presidente, y luego de 10 años ininterrumpidos de gobierno, obtendría el 40% de los votos mientras que el candidato único de la oposición se llevaría el 42%. Es decir, hoy estamos en un empate técnico que refleja que ya se están cruzando las líneas faltando 3 años para las verdaderas elecciones presidenciales.

Los recursos del presidente
Pero el hecho de que Hugo Chávez tenga técnicamente perdidas las elecciones presidenciales en un escenario totalmente, repito, totalmente polarizado, no significa que de verdad tenga perdidas las elecciones. Podrá seguir ganando con mayorías relativas.

Hugo Chávez es más temible como candidato que como gobernante. Es un adversario formidable. Sabe manejar el discurso. Tiene liderazgo. Y está esforzándose en construir una organización tan poderosa como lo fue Acción Democrática en el pasado. Y, aun cuando muchos lo ven como un obsesionado con sus ideas radicales, él tiene un punto de quiebre y éste llega cuando ve amenazados su vida y/o su poder. Allí se doblega y comienza a ceder. Es un excelente sobreviviente. Respeta las leyes del poder. Por eso está allí. Cuando el escenario le favorece, va con todos los hierros. Pero cuando le es totalmente adverso (como el 4F y el 11A) se desdobla y comienza a negociar.

Ante la posibilidad real de perder las próximas elecciones, Hugo Chávez comenzó a actuar. Luchará para convencer al pueblo sobre las virtudes del socialismo a la cubana, por evitar que la crisis económica de Venezuela (que es la más compleja entre todos los países latinoamericanos) lo devore. Luchará por mejorar la gestión de gobierno (quizás la tarea más difícil).

Él, más que nadie, sabe de todas sus grietas como gobierno, pero a lo que no está dispuesto es a permitir espléndidamente la entrega del poder a sus adversarios. Seguirá presionando fuerte. Cree con denodada fe en su proyecto.

Y si eso no es suficiente, intentará cambiar las reglas de juego. Planteará, aprovechando su mayoría en la Asamblea Nacional y en el CNE, posponer las elecciones parlamentarias, o adelantar las elecciones de gobernadores y alcaldes para unirlas con las parlamentarias y así presionar a sus mandos medios a que luchen esforzadamente por ganar unas elecciones que por tradición política no le interesan a los electores. También hará uso indecente de los recursos de Pdvsa y de todas las demás empresas e instituciones del Estado para su campaña.

Y si después de todo eso los números no le dan, entonces comenzará a doblegar el discurso socialista. No creo que intente un autogolpe porque sabe que el escenario internacional pesa más que la Cordillera Andina. Hablará de entendimiento, de la paz y el amor. Hablará el lenguaje que los electores quieren escuchar.

La oposición puede ayudar a Chávez
Finalmente, si todas las opciones anteriores fallan tiene un recurso de oro: Ante la evidente disminución de sus propias energías, Hugo Chávez comenzará, como lo enseña la física, a trabajar con las energías del adversario. La ecuación es sencilla. Si el adversario – es decir, la oposición – hace un uso inadecuado de sus energías y pierde el foco, esto será aprovechado con creces por Hugo Chávez. Es hora de que muchos opositores comiencen a hacer un cursito elemental de física y matemáticas, combinado con una buena dosis de sabiduría y enfoque. Una vez más digo: cada quien es arquitecto de su destino.