Opinión Nacional

Conspiraciones

¿Empezará a gobernar el gobierno? Tres años dedicados a la política nacional y a la conspiración internacional dejan a Chávez con la cuesta interna cada vez más empinada. Hasta julio del 2000 había funcionado la aplanadora de acusaciones, promesas e Indra para ganar cuanta elección se planificara y lograr la docilidad de sus huestes, pero eso ya se acabó y el pueblo exige gobierno y sus partidarios, también.

Desde entonces, sus candidatos perdieron abrumadoramente TODAS las elecciones universitarias en el país, y el referéndum sindical de diciembre fue otra clarinada fúnebre. Ahora perdió las elecciones de Fedecámaras, y no hallaba cómo impedir unas elecciones sindicales que traerían otra derrota aplastante. Por eso recurrió al nuevo jefe sindical, Iván Rincón, presidente del tribunal supremo de jococia, para poder suspender las elecciones y reagrupar. El hecho es que la aplanadora electoral se pasmó, atascada en los lodos de la incapacidad para convertir el poder absoluto en algo más que corrupción absoluta.

¿Qué hará Chávez?

Chávez es inteligente, está bien asesorado y tiene instinto de supervivencia, lo cual debería jugar a favor de Venezuela. Pero, también es irracionalmente emocional, lo cual podrá ser bueno para una campaña, pero es malo para el trabajo diario de reconstruir un país. Otro factor negativo es su enamoramiento con fidel y la conspiración internacional de éste, que tiene a nuestro presidente recorriendo medio mundo, no solamente distrayéndolo de su trabajo como presidente de VENEZUELA, sino haciéndole olvidar que ya aquí ganó y que lo que tiene que hacer es GOBERNAR. No ha captado en toda su magnitud las consecuencias de que su discurso de campaña internacional, lleno de retos al Imperio y de tremendismos calculados, puede que sirva para levantar a pueblos insatisfechos de países vecinos, pero es nefasto para darle de comer al suyo propio, que se cansa aceleradamente.

Y, no ha querido prestar atención a las crecientes voces de alarma de sus propios revolucionarios de buena fe, voces que se entremezclan con los sonidos de puertas que se cierran tras la ida de aliados y con los chillidos de las ratas que abandonan el barco chavista.

¿Qué hará Chávez?

Encuestas con respuestas y preguntas?

¿Gobernará o permitirá el deterioro definitivo sus bases políticas domésticas? ¿Su deseo de sobrevivir políticamente y de mejorar la suerte de su propio pueblo será suficiente como para dar en trueque cien pájaros internacionales volando? Las próximas semanas nos dirán la magnitud y la profundidad de la inteligencia de Chávez, según resuelve o no este dilema y los peligros que encierra. Las últimas encuestas de Datanálisis y Mercanálisis nos muestran algunos factores que deberá considerar nuestro presidente, y plantean algunas interrogantes:

Según Datanálisis, en dos años y medio el apoyo duro a chávez ha bajado desde 74% hasta 31%, y el rechazo duro ha subido desde 2% hasta ese mismo 31%, dejando un precario equilibrio donde la debilidad presidencial es progresiva.

Ante la pregunta de si las elecciones presidenciales fueran mañana por quién votarían, el venezolano responde que por Chávez el 40%, 19% por Julio Borges, 15% por Henrique Salas Römer, 9% por Arias Cárdenas, 8% por Claudio Fermín, 2% Alfredo Peña y 7% por otros, mostrando el venezolano crecientemente no-chavista una sorprendente madurez en sus preferencias. Chávez, con apoyo duro del 74% en febrero de 1999 y en permanente campaña desde entonces, ahora solo es respaldado por el 40% (más el débil 2% de Peña), mientras que el 58% restante de los venezolanos no solamente preferiría a algún otro candidato, sino que mencionan preferentemente a Borges y Salas Römer, prototipos de políticos serios y de trabajo, a pesar (o, quizás por el mismo hecho) de que ninguno está en campaña y de que el segundo trabaja con perfil casi invisible. Éste sería el escenario con chávez en la campaña.

¿Se está conspirando en serio?

Mercanálisis introduce un cambio interesante en esta ecuación al sacar a chávez y preguntarle a los encuestados con quién sustituirlo si ya no fuera presidente. Las respuestas ubican a Alfredo Peña con un 26% (había sacado 2% en la encuesta de Datanálisis), Julio Borges con 25%, Henrique Salas FEO con 22%, Claudio Fermín con 17% y Arias Cárdenas con 17%. Es decir, 26% para el chavismo, y 74% para la oposición. Curiosamente, no aparece Henrique Salas RÖMER entre los favorecidos, cuando en la encuesta de Datanálisis había demostrado tener la preferencia del 15% del electorado, medida CON chávez en la carrera, lo cual denota en él una fortaleza sorprendente, que se creía desaparecida. Descubrimos que Salas fue expresamente EXCLUIDO de la lista de candidatos dada al encuestado, aunque ésa no es la única curiosidad en esta encuesta de Mercanálisis:

El hecho de que alguien esté ordenando y pagando una encuesta hoy, a cuatro años de la próxima elección presidencial, para medir el país sin chávez, es curioso. ¿QUIÉN ordenó la encuesta? Obviamente, se trata de algún grupo, público o privado, con suficientes fondos como para permitirse lo que no deberían ser sino meros ejercicios mentales. ¿POR QUÉ la ordenó? En el escenario planteado por Mercanálisis (o por sus clientes), la esperanza chavista sin chávez queda en manos de Alfredo Peña, único aun con apoyo popular, aunque reducido a 26%, el mismo nivel que recibe el desprestigiado y golpeado MVR, lo cual anecdóticamente comprueba la profunda y creciente debilidad de este sector.

Ahora bien, ¿FUE concebida la encuesta para demostrar que una candidatura de Peña es alternativa viable para un mundo chavista desesperado y en búsqueda de un chavismo sin chávez? Si es así, ¿está en marcha un movimiento dirigido a pactar la salida de chávez, donde esta encuesta sería la prueba necesaria de que ES viable salir de él y sobrevivir políticamente? Y, volviendo a la pregunta de QUIÉN estaría detrás de esto, surgen recuerdos de la estrecha relación de Peña con Orlando Castro, de quien fue operador político de confianza, y su igualmente estrecha relación con los demás banqueros de desagradable recuerdo, los mismos que respaldaron a Irene desde 1995 hasta 1998, cuando ya no se podía esconder su incompetencia, y quienes luego se montaron en el tren de chávez.

¿Qué hará Chávez?

Datanálisis nos dice que el 59% de la población quiere que chávez genere empleo o reactive la economía, mientras que el 21% quiere que elimine la delincuencia, conformando un 80% del país muy claro sobre qué es lo que quisiera que hiciera el presidente. Por otro lado, la calle y las encuestas nos hablan de grandes cambios en marcha que afectan progresivamente todo el escenario nacional.

¿Qué hará Chávez? ¿Seguirá con las conspiraciones revolucionarias de fidel, o se dedicará a conjurar los propios, dedicándose con inteligencia al trabajo, al concierto y al gobierno constructivo? La respuesta a esta pregunta determinará el éxito y la longevidad de esta revolución, aunque las señales que emanan de la reciente visita de fidel y de las declaraciones de chávez en Bogotá y Chile no son auspiciosas, indicando un futuro de más de lo mismo: insultos, cortinas de humo y luchas intestinas con desenlace.

Mientras tanto, ¿qué hará el creciente grupo que RECHAZA a chávez? Quizás lleguen a la conclusión de que es hora de ir a la calle para respaldar a los dirigentes obreros que están siendo apabullados por instituciones dóciles en manos del gobierno. Quizás piensen que llegó el momento y la oportunidad de pararse firmes… y jugársela.

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