Opinión Nacional

Constitución y destrucción

El único balance positivo del régimen fascista – militarista que preside Chávez, es la proliferación de “constitucionalistas” y la divulgación por los medios de comunicación de los principios e instituciones contenidos en la Constitución. Habiendo ejercido el derecho por varios años, sorprende, y a la vez complace, la aparición de tantos exégetas de la carta fundamental.

Este constitucionalismo desbordado, ha calado profundamente en la dirigencia opositora que, como para curarse en salud, no pierde oportunidad para proclamar que sus luchas y sus acciones serán siempre encuadradas dentro de las normas consagradas en la Constitución. A mi juicio tal afirmación, repetida miles de veces en los medios, es innecesaria, ya que se supone que todos debemos actuar dentro del marco de la ley. De manera que tal afirmación parece estar destinada al oído del principal violador de la Constitución, el cabecilla de la banda que asalta y destruye el país. Sin embargo, estoy seguro que cada vez que un disidente proclama tal apego a la Constitución, el fascista mayor, Chávez, debe arrastrarse de la risa.

En efecto, en el escenario político nacional hay dos equipos jugando: uno el fascista- militarista, encabezado por el Presidente y sus cómplices, que no respeta la Constitución ni las leyes, ni los más elementales derechos ciudadanos. El dictador y su banda disponen del poder económico del Estado aunado al servilismo de una Fuerza Armada al servicio personal del dictador y su partido, cómicamente llamada “bolivariana” y que nunca ha olido pólvora. Igualmente dispone el régimen fascista de todos los recursos financieros y materiales del Gobierno, de un Ministerio Público convertido en instrumento de la persecución política y de un Poder Judicial, arrastrado ante el dictador usado como maquinaria de represión contra la disidencia, de un CNE complaciente y dócil, y de una Asamblea Nacional que le ha entregado sus facultades legislativas. Y en la otra acera la disidencia democrática que enfrenta al régimen proclamando su apego irrestricto a la Constitución y las leyes para evitar ser llamados “golpistas” o “desestabilizadores”. En lenguaje coloquial, la disidencia democrática, como se dice en el billar, le está dando “la mocha” al fascismo – militarismo. De manera que en el escenario político se libra una contienda desigual: de un lado

Y esta conducta de la oposición, ingenua por demás, ha llevado a importantes dirigentes y sectores de la disidencia democrática a hacer manifestaciones que preocupan a los venezolanos. Dentro de esas manifestaciones de constitucionalismo ortodoxo, hemos visto y oído a importantes dirigentes de la oposición, aparentemente para aplacar la furia histérica del dictador, afirmar y garantizarle al dictador que respetarán su mandato hasta el 2012.

Esta conducta ingenua, repito, le da seguridad al dictador sobre el término de su mandato conforme a los lapsos establecidos en la Constitución y lo estimula a cometer todo tipo de atropellos, contra las instituciones y contra las personas con su enfermiza, procaz e insolente diarrea verbal.

¿Quiere decir que pasivamente debemos esperar cuatro años para salir de éste Gorila militarista y su banda? ¿Debemos esperar cuatro años a que al Gorila termine de destruir al país? ¿Le daremos cuatro años para que termine con lo que queda de instituciones democráticas? ¿Le daremos cuatro años más para que termine de destruir la economía? ¿Le daremos cuatro años más para que multiplique y afine su política represiva? ¿Le daremos cuatro años más para que avance en su acelerada carrera hacia la extinción de los derechos ciudadanos? ¿Le daremos cuatro años más para elimine la propiedad privada? ¿Le daremos cuatro años más para que continúe el saqueo de la Boliburguesia? ¿Le daremos cuatro años más para que termine de desaparecer las industrias petrolera, del aluminio y del acero?

Finalmente nos preguntamos: ¿Habrá la dirigencia democrática cuantificado o estimado el daño que el dictador puede causarnos en cuatro años? En cuatro años más se consumará el proceso sistemático de destrucción de la Nación que adelanta el dictador, porque para imponer su «socialismo o fascismo del Siglo XXI» necesita sumergir a los venezolanos en la miseria. Igualmente se fortalecerá la represión.

Para salvar lo queda de país es indispensable la pronta salida de Hugo Chávez de la Presidencia, su enjuiciamiento y el enjuiciamiento de sus cómplices. Entre el hilo constitucional y la salud y el futuro de la República escojo sin vacilaciones a esta última. Lo contrario sería sacrificar la Patria por una formalidad muy importante, pero subalterna ante el peligro que se cierne hoy con más fuerza sobre los venezolanos y sus libertades, y sobre Venezuela en su institucionalidad y su economía. ¿Por cuales medios? Por el que sea más eficiente. El dilema es Constitución y Destrucción o liberación de la dictadura.

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