Contumacia
El uso del sustantivo contumacia aparece hoy día entre nosotros como restringido al ámbito forense y a su respectiva acepción: “|| 2. Der. Rebeldía”, en el sentido específico de “falta de comparecencia en un juicio” (DRAE). Se trata del caso de una persona a quien se cita a un tribunal, bien sea como demandado o imputado, bien sea como testigo, y no asiste a la citación, o se niega a hacerlo. Sin embargo, abundan las personas que incurren en contumacia, en el sentido de su otra acepción, que nada tiene que ver propiamente con el Derecho: “Tenacidad y dureza en mantener un error”. Como se ve, bajo esta acepción la contumacia es de tipo general, como una forma de conducta que puede ser asumida por cualquier persona y en cualquier área de actividad, y no necesariamente en el ámbito jurídico.
Algo parecido puede decirse del adjetivo contumaz, definido por el DRAE como el “Rebelde, porfiado y tenaz en mantener un error. || 2. Dicho de una materia o de una sustancia: Que se estima propia para retener y propagar los gérmenes de un contagio. || 3. Der. Dicho de una persona: rebelde (declarado en rebeldía)”.
Los diccionarios más modernos reducen bastante la cobertura de ambos vocablos. El Diccionario CLAVE, por ejemplo, de contumacia registra: “contumacia. Tenacidad y obstinación en mantener un error: Tu contumacia te llevará al descrédito más absoluto”. Y de contumaz: “Tenaz y obstinado en mantener un error: A pesar de los castigos, es contumaz en la desobediencia”.
La propia Real Academia, en su novísimo y excelente Diccionario esencial de la lengua española, hace lo mismo: “contumacia. Tenacidad y dureza en mantener un error”; “contumaz: 1. Rebelde, obstinado y tenaz en mantener un error: Bebedor contumaz. 2. Propio o característico de una persona contumaz: Pasión contumaz”.
Como es fácil de observar, estas reducciones en la definición de ambos vocablos sugieren que el uso general de ellos, contrariamente a lo que aquí ocurre, no se restringe al ámbito judicial, sino que se extiende a todo tipo de actividad humana. En efecto, la contumacia, es decir, la tenacidad y obstinación en mantener un error, abunda en las más diversas áreas de la actuación humana: en el medio doméstico, en el económico, en el religioso, en el artístico, en el deportivo, en el de la salud, y sobre todo en el político. Los contumaces abundan, tanto entre los políticos del Gobierno, como entre los de oposición.