Convicción o fanatismo
Muchos autores expresan que la vida es actitud y de ello depende el éxito en todos los ámbitos, si cambias tu actitud, cambiará tu entorno y todo se transformará, desarrollándose nuevas oportunidades. Comparto ese criterio, pues considero que en un país de ciudadanos solidarios, sensibilizados y con sentido de pertenencia a la tierra que les vio nacer, está garantizado el trabajo en equipo y el respeto colectivo. Este podría ser el punto de partida y esencia de un estado en vías de desarrollo; pero OJOOOO, LOS GOBERNANTES GERENTE DILIGENTES Y RESPETUOSOS DE QUIENES LE ELIGERON, ESOS QUE CONDUCEN Y RIGEN LOS DESTINOS DE UN PAÍS, son imprescindibles y fundamentales, para que se materialice el logro de esta sociedad soñada por todos.
Igualmente es cierto, que existen situaciones dependiendientes de los ciudadanos, quienes deben ser los mejores desde el lugar donde se encuentren, resaltar sus valores cuando la situación apremia, es ahí donde la convicción ha de prevalecer por sobre la confusión. Entonces y el papel del líder necesario? Ese, que secuestró las instituciones, los poderes, atropella e impone su verdad por encima de los derechos fundamentales de ese pueblo que le eligió democráticamente, a través de un sufragio para que gerenciara positivamente sin exclusión y desarrollara un proceso de cambio. ¿Dónde está? ¿Brincó la talanquera? Se esfumó, junto al proyecto, llevándose consigo nuestro sueño revolucionario, se quedó en el olvido, sustituido por un híbrido que nadie conoce cuál es su norte transformador
Un hombre, a quien le apostamos nuestro sueño, y hoy día le visualizamos como un líder rebasado en su deseo intrínseco de pernoctar en el poder a costa de lo que sea. Una Venezuela humillada, desmantelada y vilmente burlada; y con respeto, no verlo es asumir un fanatismo desmedido para continuar apoyando esto. Sí, fanatismo, porque una revolución se basa en la crítica, respeto, tolerancia, igualdad de oportunidades, convergencia de ideas y en la optimización del esfuerzo intelectual. El que tenga ojos que vea…