Opinión Nacional

Cree la Iglesia en el Socialismo del siglo XXI

O somos fríos o somos calientes, porque a los tibios, Dios los vomita… así dice el Apocalipsis. Parto con estas palabras, porque no podemos caminar con una vida y una conciencia indiferentes, tibias, pasivas, si pero no. En la medida que pasan los años, la experiencia nos hace madurar nuestra forma de pensar y actuar, la fe nos lleva a veces por caminos de rosas y a veces por caminos de espinas, estos últimos son más frecuentes, ya que quien se dispone a creer en Cristo, debe estar preparado para asumir las consecuencias de ese seguimiento.

Estos días he tenido entre ceja y ceja, como decimos a veces, la interrogante: ¿Cree la Iglesia en el socialismo del siglo XXI? Lo que expreso son ideas mías, quizás una locura, pero prefiero expresarla antes que callar, de hecho, el refrán: “El que calla otorga”, normalmente, implica miedo, indiferencia. Implica también: no quiero rollos en la vida, no quiero perder mi trabajo, mi puesto, mis privilegios, y por no querer peder, resulta que hipotecamos nuestra conciencia, nuestra dignidad y nuestra fe. ¿Cuánto pecado de omisión se hace presente?

Recuerdo que hace unas semanas atrás vino un profesor, persona preparada, a darnos un taller acerca de la Doctrina Social de la Iglesia, y hablaba, si mal no recuerdo: “Ni socialismo ni capitalismo”, pues, ambas corrientes a la final acaban con el ser humano. Debemos irnos por la solidaridad, por la caridad, virtudes que la Iglesia desde sus orígenes ha venido poniendo en práctica, especialmente con el más necesitado, quien diga lo contrario es un mentiroso.

Creer en el socialismo del siglo XXI, cosa que no existe, significa caer en la explotación del ser humano, mantengo que, socialismo a la final se traduce en comunismo, dictadura, opresión, persecución, secuestro de los Poderes Públicos, de las personas y de las conciencias también. Socialismo es igual a desapariciones forzosas, privilegios de unos pocos y hambre para muchos, todo o nada, lo importante es mantenerse en el poder con un cuento ilusorio llamado socialismo del siglo XXI.

Hacerle el juego al gobierno es avalar el odio, la división, la explotación, la inseguridad, el hambre, el deterioro de las instituciones a la que nos ha llevado.

Eso del socialismo del siglo XXI, es bueno compararlo con los diferentes socialismos que han existido a lo largo de la humanidad: ¿Cuál ha sobrevivido? ¿Cuál ha llevado plena felicidad al ser humano?

El socialismo que el Presidente de la República quiere imponer es aquel donde solo él manda y decide, es aquel donde los altos funcionarios del Gobierno se dan la buena vida y el pueblo que pase hambre y sufra inseguridad. Es aquel donde tienes que vestirte de rojo y ser obligado a participar en las marchas oficialistas porque de lo contrario pierdes tu trabajo. ¿Cuántas personas en las empresas del Estado no se atreven a abrir la boca por no perder su trabajo? Es mejor perderlo, y no perder la dignidad, la conciencia y la libertad.

El socialismo del siglo XXI es: El venezolano no sirve para la medicina ni la educación, los cubanos sí. Es: Aquí no hay corrupción, pero resulta que no hay dinero para arreglar las calles, el problema del agua, equipar los hospitales, mejorar las escuelas e implementar un sistema de seguridad que sea eficaz como los guardaespaldas que tiene el Presidente de la República y sus altos funcionarios. Socialismo del siglo XXI es acabar con los medios de comunicación, con la Iglesia Católica y con toda institución que levante la vos disidente.

Si a estas alturas no sabemos todavía donde estamos metidos con el cuento ilusorio de la revolución, preparémonos para lo peor. Recuerda que es mejor perder un privilegio, que perder o hipotecar nuestra conciencia, dignidad, fe, libertad y hasta nuestra propia vida.

O somos fríos o somos calientes, porque a los tibios Dios los vomita.

Padre Gerardo Moreno

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