Opinión Nacional

Crisis de la compasión y la solución final

Hace algunos años la Creole Petroleum Corporation, antecesora de Lagoven,
utilizó un tema publicitario dirigido a los conductores de vehículos que
rezaba así: La Cortesía es Contagiosa. Fue una simple exhortación que tuvo
una amplia receptividad, la cual contribuyó a evitar muchos accidentes de
tránsito y a aumentar la fluidez del tráfico interurbano.

Hoy, como se dice – recordando el pasado – cuando se produjo ese mensaje
civilizado, y comparándolo actualmente con algunos aspectos de nuestra
cultura, se evidencia su sustitución con manifestaciones de violencia y
agresividad, rayanas en una crueldad sin límites, como lo registran
diariamente los medios de comunicación.

El impresionante índice de criminalidad y de impunidad que tiene Venezuela,
los abusos a los derechos humanos, la exterminación de los malandros, a
tiro limpio y sin fórmula de juicio, y a su vez, la respuesta criminal de
ellos a las autoridades; son hechos que demuestran, junto al desempleo, el
hambre y la miseria; una acentuada crisis de compasión cristiana, existente
en la sociedad venezolana.

Pero quizás, lo más grave de esta situación, es que esa cultura de la
violencia, de la crueldad y de la falta de compasión parece ser que está
permeando en forma contagiante a los miembros más destacados y con más
poder de la élite gubernamental; en los cuales se observa, una dureza
implacable y una actitud vindictiva de lejanos alcances.

Por brevedad, un solo ejemplo basta…

En cualquier país del Mundo donde prevalezca el estado de derecho, está
prohibido castigar dos veces a la misma persona por un mismo delito. Aquí,
en nuestro país, los ex empleados petroleros de PDVSA; además de haber sido
despedidos, se les niega sus indemnizaciones y ahorros que legalmente les
pertenecen, se les desaloja brutalmente de sus hogares, se les niega a
ellos, y a sus familiares, la atención médica, coma también la finalización
del ciclo de educación de sus hijos, y se les prohibe a las empresas nacionales e
internacionales que tengan relaciones comerciales con PDVSA, emplear a los
ex trabajadores petroleros. Es decir, la penalidad es siete veces mayor por
el simple delito de haber sido empleado petrolero; o en su actual rol de
perseguidos, por la pasión vindictiva del Comandante Fausto. Y si tomamos
en cuenta el exilio o la diáspora de los ex petroleros, en su nueva versión
de judíos errantes venezolanos; la penalidad Chavista los castiga ocho
veces.

Es de hacer notar que las empresas internacionales que operaban los campos
petroleros, antes de la nacionalización de la industria, jamás recurrieron
a métodos compulsivos para desalojar a los empleados retirados y a sus
familias. La negociación persuasiva, las bonificaciones y la paciencia,
fueron los métodos de desalojos preferidos. Compárense esos métodos con las
medidas represivas y anti-humanas del régimen Chavista que no vacila en
aplicar gases lacrimógenos y la peinilla para desalojar de sus hogares,
adultos, mujeres y niños, en acciones sin parangón de crueldad en los
anales de la historia de Venezuela.

En un país tan solidario y tolerante como Venezuela, sorprende el carácter
vindictivo del régimen Chavista, y particularmente la actitud cruel de su
más exiguo representante, el Comandante Fausto. En Venezuela se está
viviendo una época de asombro, con las medidas represivas puestas en
practica por el actual gobierno. Y no seria impensable que en ese círculo
de odio se este tramando la solución final, para aplicársela a los ex
trabajadores petroleros y otros opositores del régimen. Para los incautos,
es bueno recordar que las medidas represivas de un régimen dictatorial
crecen como una bola de nieve. Las medidas represivas iniciales, casi sin
impacto, se convierten luego en medidas abominables. El Kristal Nacht y la
quema de libros en Alemania fue la premonición del Holocausto y de seis
millones de Judíos sacrificados. La Revolución Cubana con su ficticio afán
de justicia y su paredón, lleva más de trescientos muertos encima, y Fidel
aún no ha terminado. Hussein, el amigo de Chávez en Irak, tiene en su
cuenta más de 200.000 muertos, muchos enterrados vivos, como se ha
descubierto recientemente. Los dictadores africanos se suman a lista de
criminales con la expulsión y extinción de poblaciones enteras, y nuestro
famoso Plan Avila – que afortunadamente no llego a aplicarse – tuvo como
fin, masacrar a la población venezolana. Es de notar, que Chávez en su propia lista, lleva más de 250 muertos desde que
empezó su revolución.

Las lecciones de la historia demuestran que un régimen de crueldad no tiene
límites, y sus acciones se multiplican en variedad y cantidad. Gómez,
Videla, Fidel y Pinochet, con sus numerosos crímenes, y sus víctimas
lanzadas desde aviones y enterrados en el desierto chileno, son ejemplos
recientes de la falta de compasión que los anima, la cual es el denominador
común y de afinidad de los regímenes dictatoriales.

La motivación por la solución final, existe en el régimen Chavista; su
obsesión por el poder, el goce ostentoso de sus beneficios, el miedo al
magnicidio, y los cincuenta millones de dólares diarios del ingreso
petrolero, al que tienen acceso, son un tremendo aliciente para que la
bola de nieve de su crueldad y salvajismo continúe creciendo; como ha
ocurrido con todos los regímenes dictatoriales.

… ¡ Dios nos agarre confesados ¡

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