Opinión Nacional

Cuando caen las máscaras

Como venezolano, como persona y como ciudadano me llenó de ira, decepción y asco cívico el grotesco espectáculo dado por el chavismo el pasado 13 del corriente. Al mejor estilo del nazismo, utilizando uniformes, banderas, himnos y una cuestionable y risible marcialidad, el régimen  decidió arrancarse la careta democrática. Resolvió dejar de aparentar lo que no es y ser consecuente con su auténtica índole totalitaria. La urgencia de los tiempos actuales, la incapacidad y negligencia para enfrentar los problemas y los incesantes y crecientes reclamos  de la ciudadanía por la solución real de los mismos, le han llevado a despojarse de la cínica careta con que ha actuado durante once años y mostrar su verdadero rostro: un régimen de fuerza violador de la constitución, las leyes y las instituciones. La reciedumbre y rapidez que Chávez le ha impreso a la tarea de destruir  instituciones,  liderazgos individuales, espacios políticos de los opositores, propiedad privada y principios constitucionales, así lo demuestran. En realidad es una declaratoria unilateral de guerra contra la Venezuela honesta, principista y efectivamente democrática. Para ello, el régimen se ha despojado de otra careta y ha convertido a la otrora digna y no beligerante Fuerza Armada Nacional, en un partido político armado que actúa, con el beneplácito y complicidad de muchos de sus integrantes, no como el garante de la soberanía y la institucionalidad del país, sino como una fuerza de ocupación  cuya finalidad es acorralar, amedrentar y reprimir, sin consideraciones de ninguna naturaleza, a una población que numéricamente significa casi la mitad del país y que se resiste valientemente a aceptar dócilmente las aberrantes imposiciones del ególatra de Miraflores. Vemos como la capacidad disuasiva de la FAN es utilizada perversamente por la camarilla de la cúpula castrense, para  inhibir al pensamiento opositor y para amenazar peligrosa y permanentemente a una población pacífica y desarmada que necesita vivir en paz. La FAN fue una institución al servicio de todos los venezolanos y ahora sin camuflaje, sin careta, nos entristece e irrita profundamente verla solícitamente sometida a los desvaríos mesiánicos de un dictador enloquecido.    

 Alevosamente, el desenmascarado Chávez cierra los espacios para la convivencia y el diálogo entre todos los connacionales que tienen intereses y visiones divergentes y orientaciones político-ideológicas diferentes, pero envueltos en un conflicto de cuya positiva resolución dependen el destino y el futuro de la Nación. La insistencia de continuar forzando la construcción de una paralela institucionalidad antidemocrática, excluyente, claramente violatoria de las leyes existentes y contraria a nuestra idiosincrasia, indefectiblemente nos conducirá por los peligrosos y abruptos caminos de la confrontación y el odio fraticidas. Eso no lo queremos pero tampoco lo rehuiremos, si llegare el caso Creemos en el diálogo. Sin él no hay convivencia ni interlocución posibles. Confrontamos serias dificultades de diverso orden que crecen en el tiempo por la imprevisión e ineficiencia gubernamentales y cuyos perniciosos efectos hacen inviables las perspectivas futuras del país. Es por eso, y sin caretas de ninguna especie, que luchamos tozudamente por la preservación de la Venezuela que se nos va aceleradamente y demandamos menos ambición de poder y más visión de patria para rescatar lo que ha sido aviesamente destrozado.    

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