Opinión Nacional

¿Cuándo tendrá la palabra que dejarle espacio a la espada?

Sin espacios para diálogos negociables, se coartan todas las posibilidades de interacción sensata. Si nos empecinamos en arrinconar a nuestros opositores sin que exista alguna posibilidad de salida, hasta el más bondadoso de los seres humanos es capaz de alzar su brazo para reivindicar su dignidad, cueste lo que le cueste.

Está claro, e históricamente verificado, que la ausencia de salidas en diatribas totalmente cerradas sólo generan profunda frustración y en consecuencia reacciones agresivas.

El sentirse arrinconado genera fuerzas impredecibles; tantas, que los afectados por tales vitalidades (así como en los animales) nos sorprenden con sus ignoradas o desconocidas capacidades.

El gobierno bolivariano nos va empujando a este cada vez más obvio callejón sin salida (con un CNE que pretende imponerse sin tomar en cuenta los requerimientos de una gran mayoría del país). No hay diálogo, no hay oídos, no hay negociación. Sólo imposición, aceptación forzada, obediencia irrestricta y abierta descalificación de nuestros derechos e integridad, tanto física como intelectual.

El camino al matadero es entonces un camino de reflexión ulterior: si callo me ahogo, y si hablo, al menos tendré la esperanza de existir hasta el final.

No pretendo con esto estimular situaciones que de todas maneras aflorarán cuando internalicemos las miserias actuales que vive el pueblo venezolano, en comparación a los adelantos sociales que a costa de Venezuela comienzan a disfrutar pueblos como el cubano, argentino, boliviano, o cuantos reciben las dádivas millonarias del bolivarianismo imperial. Sólo lo traigo a colación para refrescar la memoria de los ilusos que creen que la represión irrestricta de una voluntad popular (87%) se apaga así tan fácilmente.

Aunque Don Dinero pueda mucho (pudo con Zapatero, Putín, Castro, Evo, Humala, Ortega y todos los subsidiados de Venezuela, incluyendo los internos), no puede comprarlo todo. Existe siempre en el fondo de los seres humanos algo de dignidad que no se puede comprar; y que cuando sometidos al vilipendio de su dignidad, contrariamente, pueden generar impredecibles maneras de reaccionar.

Oído al tambor gobierno bolivariano, para que no lamente después (si es que es capaz de lamentarse de algo) del monstruo que está despertando.

La libertad no se negocia, se ejerce. Eso es lo que no termina de entender el alegremente millonario gobierno bolivariano al confundir “libertad” con “libertinaje”. Y de eso nadie se da cuenta sino cuando se cercenan definitiva e irremediablemente los últimos resquicios de libertad, tanto de los opositores como de los ingenuos libertinos de hoy; ya que avasallados por presiones insoslayables, despertarán y se dispondrán a defender, cueste lo que les cueste, el derecho a existir como individuos (y no como apéndices o colgajos de algo ajeno a su identidad).

Entonces ya será tarde para enmendar cualquier error. Ya que habrá llegado la hora ineludible de asumir la una o la otra manera de actuar.

¿Será hora de ir recortando el diálogo con el gobierno bolivariano, ya que éste se manifiesta empecinadamente unívoco e infructuoso a cualquier sana negociación (me refiero al CNE)?

¿Será entonces, como bien premonizó ya una vez García Lorca, que nos separaremos como hermanos?

En el café de Chinitas

dijo Paquiro a su hermano

«Soy más valiente que tú,

más torero y más gitano».

En el café de Chinitas

dijo Paquiro a Frascuelo:

«Soy más valiente que tú,

más gitano y más torero».

Sacó Paquiro el reló

y dijo de esta manera:

«Este toro ha de morir

antes de las cuatro y media».

Al dar las cuatro en la calle

se salieron del café

y era Paquiro en la calle

un torero de cartel.

Y fué Paquiro en la calle, un torero de cartel…!

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