Opinión Nacional

¿¿Cuánto más se burlarán de nosotros por la situación de inseguridad?

Los venezolanos somos víctimas del hampa que, día a día, asesina, roba, hurta, secuestra, extorsiona. Somos víctimas de la preocupación y la angustia que, segundo a segundo, nos carcome cada vez que salimos a la calle o que algún familiar o amigo lo hace.

Somos víctimas de otras miles de cosas que suceden en nuestro país y que nos hacen la vida difícil. Pero, lo más terrible, es ser víctima y objeto de burla por parte del gobierno nacional y los caliente silla del gobierno, cuando se nos dice que la inseguridad ya no es motivo de preocupación, que la inseguridad ha disminuido, que los planes han funcionado, que el imperio promueve, a través de sus lacayos (los medios de comunicación), la falacia de que la inseguridad es, por primera vez en la historia, la primera preocupación del venezolano. Somos víctimas de quienes tienen el papel constitucional de garantizar la vida y la seguridad ciudadana pero que, por el contrario, se ufanan diciendo que el problema ya está resuelto y que solo el 20% de la población está preocupado por este tema.

¡Que desgracia! Que desgracia es saber que han asesinado a transportistas, motorizados, policías, abogados, periodistas, estudiantes, jóvenes, amas de casa, obreros, profesores, dirigentes políticos, empresarios, turistas, voceros de consejos comunales, vecinos, en fin, todos venezolanos cuyas vidas no tienen precio, y que mientras las madres, los padres, hermanos, familiares y amigos lloran a sus víctimas, una élite política, una boliburguesía que se la dan de guapos y apoyaos, nos siguen engañando descaradamente y, a punto de reírse en las ruedas de prensa, nos dicen que esas lágrimas son de mentira, que ese llanto es de mentira, que ese sufrimiento es de mentira.

Vivimos en un país donde la gente honesta, trabajadora y luchadora (que es la grandísima mayoría del país) están encerrados, enjaulados, presos en sus casas y trabajos, mientras el hampa (los choros y asesinos de la calle, pero también los de cuello blanco que se hacen llamar los líderes de la voluntad del pueblo) hacen de las suyas en cada rincón de nuestro país.

Propuestas para solucionar este terrible flagelo existen a montón. Miles: retiro de las armas ilegales (6 millones de armes, de las cuales 4.5 millones de armas ilegales circulan en el país), dignificación de la policía, depuración del sistema judicial, articulación de esfuerzos municipales, regionales y nacionales. Pero, no obstante, los que se creen sabelotodo y que hoy nos están gobernando, se hacen los oídos sordos. No les importa que maten a 14 mil venezolanos al año, no les importa que existan 20 mil casos de violencia doméstica al año, no les importa que haya 6 millones de armas en la calle… No, nada de eso les importa. Solo les importa seguir enriqueciéndose, solo les importa seguir promoviendo la violencia y el odio y hacer de la delincuencia una política de estado. Hacer de la delincuencia una forma de vida que, desde lo más alto del gobierno, es promovida a través de discursos de guerra, de odio, de polarización, de violencia, de intolerancia.

¿Hasta cuándo un país puede aguantar esto? ¿Qué nos hace falta para exigir nuestros derechos y la restitución de la Constitución que es vapuleada día a día por los que están llamados a defenderla? ¿Qué nos hace falta para que salgamos a la calle y exijamos el respeto a la vida y el cese de la violencia? La verdad, creo que solo hace falta un fósforo que encienda esta Venezuela que es hoy un cuarto cerrado y lleno de gas.

“Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”
Abraham Lincoln

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