Opinión Nacional

Cuatro sentencias sobre la situación nacional

Precisar asuntos, expresar dudas y destacar realidades no colide con tener una posición definida, ni tiene por qué asociarse a generar divisiones. Un país de volátil memoria, sobre todo en grupos dirigentes, anida fácil posiciones como la de colaborar sin criticas. Cada día se harán más necesarias las irreverencias de buen sentido pues la nación, a pesar de lo que creen los administradores de turno, entró en una nueva fase a partir del 2 de diciembre.

Las realizaciones de la administración del Presidente Chávez. Es este el primer ámbito de reflexión en las circunstancias actuales de la nación. El Presidente Chávez ha aliviado la situación de sectores sociales por los cuales poca gente se preocupó. Parte de la torta –aunque pequeña- de cientos de miles de millones de dólares ingresados por exportaciones le ha llegado a los sectores referidos. Esto le representa indudablemente un activo político. No les ha solucionado sus problemas, ni tales grupos albergan en su mayoría interés por el socialismo. Ellos son estrictamente personalistas y capitalistas: un chofer informal, un moto taxista, un buhonero, son todas formas de capitalismo informal. Algunos documentos se han agilizado en su trámite. Otros, para tramitarlos, se mantienen iguales o peor que antes. Algunas vías se han arreglado –como la cota mil- otras ni se les mira del lado gubernamental. Los controles en algunos rubros y servicios han sido convenientes, en otros -caso patético de los alimentos- han sido perjudiciales. En cuanto a esto, la administración cree que hace muy bien al estructurar operativos donde los ciudadanos tienen que hacer colas de horas y a los cuales se les va generando un creciente resentimiento. Cree también la administración que defiende al puedo estableciendo controles mientras los alimentos lo distribuyen los informales a precios muy superiores a los controlados.

En otros ámbitos la administración del Presidente Chávez no está equivocada en algunos asuntos que resalta de las asimetrías internacionales. Lo que se debe destacar es que en varios casos dice las cosas mal y las ejecuta peor. Indudablemente que en ello influye su creciente emotividad ideológica y el nivel del recurso humano con el que desempeña sus acciones.

El bravo pueblo venezolano. La idea del bravo pueblo venezolano –que siempre destaca el presidente Chávez pero también políticos de oposición- es idéntica a la de que Venezuela es el país más lindo del mundo. Para los habitantes de distintos lugares, sus naciones son las más hermosas del mundo. Por otra parte, si uno valorase lo bravío de los pueblos por sus hazañas pasadas los descendientes de los romanos, griegos o mongoles serian hoy día de los mejores y más valientes guerreros del mundo. Venezuela es hermosa y su pueblo, que participó en batallas del pasado, tiene tantos meritos y defectos como otros pueblos. Uno de nuestros problemas graves, con raíces económicas socioculturales y sicológicas complejas es el rentismo. Hoy día puede afirmarse que el rentismo está ligado a un agudo proceso de deterioro en valores y complicidad en el reparto de la riqueza petrolera, beneficiando a distintos grupos sociales -incluidos los más favorecidos en la distribución del ingreso- y no solo aquellos atendidos más inmediatamente siempre por el populismo.

En Venezuela, en particular, numerosos planes económicos plantearon persistentemente la necesidad de diversificar el aparato productivo y romper con la dependencia petrolera. Ni que decir de la expresión sembrar el petróleo (Uslar Pietri). Se sabe lo que es el rentismo petrolero, la enfermedad holandesa y la dinámica de los petroestados. Se trata de dinámicas que afectan la producción de transables, que influyen en las políticas públicas al tener comportamientos cíclicos o procíclicos –según sean los casos o perfiles estudiados-, que llevan a una economía a depender de un medio de producción no producido (A. Baptista), con influencias determinantes en el campo fiscal y cambiario: ¡y la “revolución” ha terminado apuntalando el rentismo, la dependencia petrolera y lo contrario a diversificar el aparato productivo! Los efectos del rentismo no los compensa pensar que los agentes económicos crean su propia racionalidad para convertirlo en algo aprovechable para ellos y el conjunto de la economía. Distintos agentes económicos y políticos perciben muy bien que el poder económico parte del Estado.

La Venezuela de ayer. Nueve años tiene la administración del Presidente Chávez hablando de los cuarenta años que se perdieron en la democracia representativa. La verdad es que en casi veinte de esos cuarenta años (años sesenta y parte de los setenta) Venezuela se encaminaba al desarrollo (aun con los efectos del rentismo que ya existían). La izquierda de aquel entonces y algunos grupos de revolucionarios dedicaron parte de su tiempo y obras a criticar los logros tangibles que tenia Venezuela en asuntos de desarrollo. Como con frecuencia sucede en estas latitudes, se pedían soluciones integrales, radicales o revolucionarias, según el caso. Se puede encontrar corroboración de este planteamiento de parte de intelectuales de izquierda responsables.

La democracia de partidos, las facilidades de la riqueza petrolera, gobiernos extremistas desde el campo liberal, la terquedad y arrogancia desde el poder, la corrupción y otros tantos factores pusieron su aporte para desviar a Venezuela del camino del desarrollo. Eso dio el campo fértil de los veinte años previos al inicio de la administración actual, para que surgieran angustias, deterioros e ilusiones. En estos veinte años de referencia no todo era perfecto como creen algunos oposicionistas. Las universidades en buena parte de los casos se perfilaban en la crítica, los empresarios –algunos vinculados a la administración actual- se ajustaban en la comodidad de la protección estatal y los gobiernos siempre pensaron que lo hacían bien y no aceptaban recomendaciones. Grupos sociales medios y altos se desempeñaban con indiferencia, desdén y racismo hacia los sectores populares. Algunas empresas publicas de hoy día son tan mal administradas como lo fueron en los veinte años previos a esta administración. Y en algunas, bien conocidas, se generaron nepotismos, privilegios y mecanismos de acceso y control que nada tenían que con el resto del país. Nunca se logró un vínculo entre PDVSA y el resto de la economía. Pero tampoco puede afirmarse que, hoy día, se haya logrado tal vínculo para el beneficio de toda la nación.

Los movimientos sociales. Los vaivenes y altibajos del movimiento oposicionista venezolano son conocidos y destacarlos es precisamente muy democrático. Algunos en su comodidad derivada de su tránsito político en la IV república y dados sus cambios o coqueteos con la administración actual, se ubican en la posición de solo ver virtudes en movimientos como el estudiantil, el cual se ha impulsado con éxito y valentía en el transcurso de 2007 por variadas razones. La maduración política de sus dirigentes tendrá que darse abandonando la inocencia que expresan algunos, pues se trata de una administración que tiene en su seno a algunos individuos realmente tenebrosos. Stalin González, dirigente estudiantil de la UCV, en cuanto al referéndum lo planteo bien: los estudiantes fueron un factor entre varios. En otros menesteres, la falta de creatividad y formación política produce en miembros de la oposición el tratamiento permanente de asuntos que son lanzados por la astucia de algunos de los que componen la actual administración, desviándose así de la atención más necesaria en otros asuntos.

Del lado de los movimientos sociales del oficialismo, la poca preparación política se le suma al fanatismo y a una dirección centralizada que permite encontrar las mismas ideas por simples que sean en numerosos partícipes de esta tendencia. Es consustancial esto a la práctica política que es conducida por un partido político centralista y concentrador de poder y que fue típico en el llamado socialismo real y en China. El entusiasmo de Lenin –de los pocos años que tuvo con los bolcheviques en el poder y la lucidez de Mao Tse Tung en los años treinta y cuarenta del siglo XX no impidieron –más bien facilitaron- la estructuración de mecanismos de poder como los señalados y que atañen a esa repetición de ideas vacías y que se distancian de la reflexión y el análisis o la creatividad. Se repite lo que dice el Presidente -para el caso venezolano- y más nada, en la gran mayoría de los casos.

Destacar estas sentencias no colide con tener una posición muy contraria a una “revolución” pacata, lenta y llena de confusiones y que es basamento claro para el desarrollo de una tiranía y –correspondientemente- y un régimen no democrático. Tampoco colide con el entusiasmo que se siente y que se ha desarrollado unos puntos más después de la victoria del NO en el referéndum reciente.

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