Opinión Nacional

Cuento de Navidad

Soy una admiradora, desde muy niña, de la obra de Aquiles Nazoa, así que decidí hacer mi adaptación de su Retabillo de Navidad para compartir con ustedes en  vísperas de las  celebraciones de estos tiempos. Algo así como mi versión de Colón en el encuentro de dos mundos.

La Virgen María vivía tranquila por allá en el medio oriente, cerca de las dos chinas y recibió un mensajito por el ping de su Blackberry.

Era el Arcángel Gabriel que le estaba anunciando que el ecosonograma mostraba que  si estaba embarazada; los síntomas no eran una indigestión decembrina a causa de hallacas como ella sospechaba.

Ella muy animada,  le dijo a su esposo San José que iban a tener a un muchachito que iba a revolucionar el mundo.  Gabriel  le había dicho, dada la trascendencia de ese futuro personaje ,que era importante cambiar de lugar geográfico de manera de beneficiar la historia de la humanidad. Además Herodes, el rey de Judea, la tenía agarrada con los niños, su tolerancia infantil era mínima, tanto que mató a sus hijos Aristóbulo (también existía allá pero más blanquito!!)  y Alejandro.

Se le ocurrió al arcángel seleccionar a algún país de un futuro continente que se conocería  como América.   Gabriel muy entusiasmado le explicó que así como la geógrafa  Alicia Machado  tenía su mapamundi, él tenía el suyo propio  Ese continente estaría compuesto por América del Norte, Centro América  y Sur América. Metió unos papelitos con nombres en un saquito de seda dorada para que  la mano inocente del casto José sacara un sitio (como una ruleta rusa, literalmente).  El nombre del papelito indicaría a dónde viajarían para que María alumbrara al Niño (no el fenómeno natural, el niñito de verdad, ese que iba a nacer!!).  

Pues bien, el papelito decía Venecia, pero como esa quedaba en Europa y  el Gabo estaba empeñadísimo en no cambiar la locación geográfica, apuntó  con su brillante dedo angelical al norte de la América del Sur, zúas!!!! Picola Venezia (Venezuela pues!!).

María estaba preocupada porque decía que sacar la visa  y el pasaporte en diciembre  no era muy fácil, además había que hacerlo por internet y la conexión CANTV no estaba muy estable.  Además había que estar toda la madrugada pendiente para anotarse, el riesgo de que le tocará una oficina de la ONIDEX en Caucagua, Los Teques o Acarigua era altísimo. Encima no habían aplicado al cupo de CADIVI para tener dólares de viajero.   El Ángel le dijo que no había problemas, que ese asunto se podía arreglar en Palestina, el Supremo tenía contactos.

El hecho cierto fue que en menos de lo que canta un gallo estaban montados en un avión de Iranian Airways rumbo a esos nuevos  lares, CONVIASA no estaba volando.

Llegaron a la llamada sucursal del cielo, la sultana del Waraira Repano, la cual se llamaría muchísimo después Santiago de León de Caracas.  La pancita de María estaba bien grande y parecía que ya sentía contracciones, pero ella ni se quejaba….nada de perdedera de glamour con ese calorón tropical.  Ella quería encontrar un sitio en alquiler pues realmente esta era una misión pasajera, no se iban a establecer  definitivamente en el territorio.  Estos históricos turistas no contaban con que gracias al Niño climático habían caído enormes aguaceros y el territorio visitado estaba inundado por todas partes.  Ese hecho hacía difícil encontrar posada, apartamento u hotel con habitaciones disponibles.    Además apenas se bajaron del avión, unos malhechores los confundieron con hippies (por los ropajes, cabellera, dólares y acento musiú) y los asaltaron.  Les robaron hasta el reloj made in China de San José, por supuesto los pasaportes.

Afortunadamente  un autobusero de la denominación “Pare de Sufrir” se compadeció y les permitió subirse sin pagar pasaje. Los soltó en Parque Central a un lado de  los cultivos organopónicos.  Estaban desorientadísimos,  no entendían el corneteo, la gritadera, el ruido de los tubos de escape de los carros.

Decidieron montarse en el metro en hora pico.  De tanto zarandeo y empujones a María se le aceleraron las contracciones.  Se bajaron en la estación Capitolio.  Mientras José buscaba una botellita de agua mineral para ponerle unas gotas de Rescue Remedy, María quedó parada en lo que era una fila y comenzó a avanzar con ella.  Cuando se dio cuenta estaba entrando en el Palacio de Miraflores y sin

identificación (¿recuerdan que les robaron los pasaportes?)   Estaba

en la cola de los damnificados.  Se comunicó por telepatía con el  i phone de  Gabriel y éste a su vez con José (a través del bastón que servía de antena)  para informar que había encontrado refugio, por lo menos por algunos días.

Se encontraron entre el gentío milagrosamente, como tenía que ser.

No había ni mula ni buey ni pasto, solo una estrella de hojalata y un lecho de esperanzas, compartida con todos los otros damnificados por la naturaleza (humana, politica y del ambiente).

Cuentan que después llegaron los Reyes Magos, con leche, azúcar y Harina Pan (suerte,  porque  estaban escasos).   Sus altezas reales también habían perdido los camellos en un secuestro exprés.  A todos los estaban reubicando en unos apartamentos vacacionales, de los expropiados, en Higuerote. Dicen que todavía andan por esta tierra de gracia, repartiendo esperanza a los venezolanos!!.

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