Opinión Nacional

De cómo se deslegitima un gobernante por el ejercicio del poder

La legitimidad del poder es tal vez uno de los conceptos mas importantes de la Ciencia Política. Ahora en Venezuela el tema adquiere actualidad y es oportuno repasarlo Siendo el poder un medio necesario para lograr el Bien Común de toda una comunidad y, por lo tanto, la mayor suma de felicidad para cada uno de los ciudadanos, son estos ciudadanos quienes lo legitiman o lo deslegitiman. La comunidad es la titular del poder. Un poder se presume legítimo cuando existe en una sociedad una conciencia racional generalizada que lo reconoce como tal. Después de 1.789 las elecciones han sido el medio usual de medir esa conciencia. Pero no es la única.

Así como un gobernante se presume que tiene legitimidad cuando es electo en unas elecciones reconocidas como pulcras cuyo resultado nadie discute-legitimidad de origen así también puede un ciudadano perder esa legitimidad original si el ejercicio de ese poder fuera obviamente perjudicial para el colectivo; como también puede ganar legitimidad un gobernante que llegó de facto al poder si su actuación posterior resultare obviamnete beneficiosa para ese colectivo. Legitimidad de ejercicio. O sea, que el ejercicio del poder percibido como contrario al interés colectivo puede deslegitimarlo, así como ese mismo ejercicio pueden hacer legítimo un poder que carece de legitimidad original pero la adquiere después a través de un buen gobierno.

Esta doctrina política tiene un fundamento ético y es compartida por los autores clásicos cristianos. Se fundamenta en que la autoridad tiene su origen en la naturaleza sociable del hombre y en que una sociedad sin autoridad sería imposible. Sería la anarquía, el caos. Esto trae una consecuencia: la naturaleza misma es la fuente primaria de la autoridad por haber creado Dios al hombre SOCIABLE y los electores lo que hacen es seleccionar a sus gobernantes, o sea, a aquellos que van a ejercer el poder. Pero como la autoridad es en última instancia de derecho natural, su ejercicio está sometido al orden ético, como toda actuación humana, para que se logre el Bien Común que es la razón de ser de esa autoridad. Por lo tanto, si un gobernante desvía el ejercicio de ese poder en beneficio propio, sea este económico o para satisfacer su ego, en ese mismo instante se inicia su desligitimación porque el poder público es un medio para realizar el bienestar colectivo y no un fin en sí mismo. No es para nadie en particular, es para el bienestar de todos. Cuando esto ocurre y se crea una conciencia racional generalizada de que el poder se está ejerciendo solo en beneficio de quien lo ejerce nace, automáticamente, el derecho a la resistencia civil primero, y a la rebelión después. La razón es simple: el colectivo está siempre por encima de una persona por alto que sea su rango en la jerarquía social. EL derecho a la resistencia pacífica que está consagrada en la Constitución (Art.350) nace de aquí.

Repasar esta doctrina política ética es siempre oportuno.

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