Opinión Nacional

De qué se trata

Cada vez es más frecuente el mal y disparatado empleo de la expresión “de qué se trata…”. Es, por cierto, un error propio de gente culta, aunque parezca paradójico. Esta expresión difícilmente se produce en una persona rústica, de bajo nivel escolar y de escaso o ningún conocimiento gramatical. En cambio, la emplean a cada rato escritores –algunos muy encopetados–, periodistas, políticos, intelectuales de todo tipo, profesionales de las más diversas ramas…, lo mismo oralmente que por escrito. (Debo advertir que aquí empleo el calificativo “culto” sólo con referencia al grado de escolaridad de las personas, aparte de que estén individualmente más o menos instruidas o cultivadas. Queda a salvo el hecho real de que un individuo con los más altos títulos universitarios pueda ser un redomado ignorante, y que, en cambio, uno que no pasó de la escuela primaria posea una alta y variada ilustración).

A cada rato, ciertamente, hasta hacerse impertinente y chocante al oído, escuchamos o leemos expresiones como “¿de qué se trataba la película de anoche?”, “¿de qué se trata la nueva novela de García Márquez?”, “¿de qué se tratará la reunión de esta tarde?”, “¿no se tratará de eso la democracia representativa?”, “el plan se trataba de caerles por sorpresa…”, “esta novela se trata de un tipo que un día despertó convertido en un insecto…”, etc.

La oración “se trata de…” es impersonal, por tanto no tiene sujeto. Es, además, una oración pronominal, pues se construye necesariamente con el pronombre “se”. Es del mismo tipo de oraciones como “se dice que…”, “se deduce de…” o “se teme que…”, también impersonales y pronominales, ya que en ellas los verbos “dice”, “deduce” y “teme” no tienen sujeto, pues “¿quién dice que…?, “¿quién deduce de…?”, “quién teme que…?”.

El error, pues, consiste en transformar una oración que es de naturaleza impersonal en personal, atribuyéndole un sujeto que no le corresponde. Las oraciones “¿de qué se trataba la película de anoche?”, “¿de qué se trata la nueva novela de García Márquez?”, “¿de qué se tratará la reunión de esta tarde?”… están construidas como si “la película de anoche”, “la nueva novela de García Márquez” y “la reunión de esta tarde” fueran los respectivos sujetos del verbo “tratar”, lo cual es un solemne disparate.

El más elemental sentido común indica que en esas oraciones el pronombre “se” está de más, y es el que introduce el error. Basta, en consecuencia, con suprimirlo, para que las oraciones estén bien construidas y tengan sentido: “¿de qué trataba la película de anoche?”, “¿de qué trata la nueva novela de García Márquez?”, “¿de qué tratará la reunión de esta tarde?”, “¿no tratará de eso la democracia representativa?”, “el plan trataba de caerles por sorpresa…”, “esta novela trata de un tipo que un día despertó convertido en un insecto…”.

Por supuesto, quienes cada día y a cada rato emplean estas frases construidas equivocadamente no saben que las mismas revelan vulgaridad e ignorancia de nuestro propio idioma.

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