Opinión Nacional

Defensa del Estado: ¡urgente necesidad!

El rescate de la institucionalidad del Estado en todos los sentidos debe ser la inspiración y el reto inmediato de buenos políticos y sobre todo de una buena política, pues, lejos de ser un mal necesario la política es un bien práctico. En las sociedades con pluralidad de intereses divergentes y distintos puntos de vista morales, la conciliación siempre es preferible a la coerción. El gobierno pacifico siempre es mejor que el violento La actividad política es en efecto un tipo de actividad moral; es una actividad libre, creativa, flexible, agradable y humana, no pretende ser capaz de solucionar todos los problemas ni hacernos a todos felices, pero puede prestar algún tipo de ayuda en casi todo. La política se envilece cuando se insensibiliza ante el sufrimiento humano y la desigualdad manifiesta. Cuando la política permite que los dirigentes se consideren por encima del bien y del mal y adopten comportamientos no sujetos a las regia de conducta exigibles a los ciudadanos corrientes, la política entonces se envilece. La política en el mejor sentido de la palabra, exige el gobierno constitucional y el imperio de la ley. El desarrollo de las garantías constitucionales es la clave de la libertad Entonces es exigible la democracia constitucional, pero no podemos olvidar que ninguna constitución puede ser mejor que las mujeres y los hombres que la pongan en práctica. La política merece elogios por sus procedimientos. El sistema de conciliación política puede en algunos casos ser muy frustrante pero garantiza que no se tomen decisiones hasta que todas las objeciones y quejas de peso hayan sido oídas. Estos procedimientos obligan a que los planes de los gobiernos en sus distintas magnitudes deban explicarse y debatirse en público y abren la puerta a su rectificación Por ello insistirnos, que la política es la actividad humana orientada a preservar la libertad y a conciliar los intereses en las sociedades diversas y complejas con el fin de asegurar su supervivencia y desarrollo; éste es su valor neto y se materializa cuando todos podemos exponer, defender y conciliar nuestras verdades pero su fin siempre será el mismo: la supervivencia y el progreso. No es la política defensa del Status-Quo, la política es dinámica, y por ello hace falta una política de calidad, capaz de reconocer y ajustarse a los cambios y desarrollo del momento.

Sigo insistiendo con cierta terquedad, que Venezuela todavía no ha experimentado un punto de encuentro firme en medio de su crispación política, por una gran falta de percepción de las elites en conflicto para reconocer que lo fundamental es salvaguardar por encima de todo la viabilidad de la democracia proponiendo un ejercicio abierto de acciones simples y concretas que faciliten el avance.

No dejo de mencionar cada vez que puedo un magnifico texto de Abraham Lincoln, muy citado para expresar que las verdades personales de cada uno de nosotros siempre deben sacrificarse al fin que justifica la política. En un momento critico y muy difícil de la guerra de secesión, un militante abolicionista instó al Presidente Norteamericano a comprometerse con la manumisión inmediata como una cuestión de principio La respuesta es uno de los mejores argumentos sobre qué es y qué no es la política “Mi objetivo primordial en esta lucha no es defender ni destruir la esclavitud sino, proteger la unión. Si pudiera protegerla sin liberar a ningún esclavo, lo haría, si pudiera hacerlo liberándolos a todos, lo haría, y si pudiera hacerlo liberando a algunos y dejando a otros como están, lo haría. Lo que hago en relación con la esclavitud y la raza de color lo hago porque creo contribuye a proteger la unión, y lo que evito hacer lo hago porque no creo que ayude a protegerla….He expresado mis objetivos de acuerdo a mi deber oficial y con ello no pretendo modificar el deseo personal que he sostenido siempre de que todos los hombres, en todas partes, puedan ser libres”
Con ello este gran demócrata ponía la salvaguarda de la unión en el orden político mismo, por encima de todo lo demás, pues sin la unión, no podrían abordarse éstos problemas. La primera responsabilidad del dirigente de un país es proteger al Estado en beneficio de los que habrán de seguirle y eso en Venezuela es una necesidad urgente e impostergable. ¡MANOS A LA OBRA!

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