Opinión Nacional

Deje de guerrear y póngase a gobernar

El país necesita urgentemente un clima de paz y tranquilidad, va más de un lustro de diatriba estéril. Una revolución de improperios. Sin pecar de sesgado la pauta de este clima de crispación la ha fijado permanentemente el teniente coronel. No hay mitin, cadena, inauguración en los cuales no se haga mención a la IV, a los escuálidos, a la oligarquía, a la oposición golpista y se le lancen adjetivos groseros, descalificaciones y amenazas. Y se hable de guerra, atentados, invasiones. Una jerga guerrerista todo el tiempo, no importa que el acto sea la conmemoración del día mundial de la paz o el mensaje navideño. “Para mantener la paz hay que prepararse para la guerra”. Y ahora en los últimos tiempos es contra el imperio, contra mister Danger y todo lo que se le parezca. Pero de gobernar, nada. De obra de gobierno, nada. El país se cae a pedazos, la desmoralización es total; solo se habla, se amenaza, se miente, se promete y se engaña.

En la intervención del teniente coronel en la inauguración del año académico militar y del 1er. (en este régimen todo es el “primer” y eso que él hizo, según su propia confesión, el curso número 32) curso de Comando y Estado Mayor, ante un Teresa Carreño repleto de uniformados: Oficiales generales y almirantes, oficiales superiores y subalternos, cadetes y reservistas, además de insultar a la oposición y demás especies “malignas”, de contar las consabidas anécdotas guerreras propias y de sus ancestros, como de costumbre, de anunciar el fin de la teoría militar cuarta republicana y el inicio de la nueva enseñanza militar revolucionaria, hizo énfasis en la posibilidad cierta de declararle la guerra a los Estados Unidos de Norteamérica. A sus “muchachos”, como irrespetuosamente los denomina el comandante en jefe, les prometió que: “Los derrotaremos y se tendrán que ir con el rabo entre las piernas”. No había terminado de pronunciar tan premonitorias palabras cuando el cultural auditorio se vino abajo de aplausos y mientras mas las cámaras de MVRTV enfocaban a los asistentes mas rabiosamente batían sus palmas. En casa, frente al televisor, emocionado pero sin acordarme de himno de batallón alguno, comencé a entonar, de pie, firme: “adelante a luchar milicianos”. Mi mujer me jaló por un brazo y me hizo entrar en razón.

Detalles menores a un lado se le debe prestar mayor atención a estas amenazas del teniente coronel contra el imperio, no vaya a ser que uno de esos tales “halcones” que controlan el Pentágono tomen en serio estas amenazas y nos hagan pasar tremendo susto. Imperio es imperio. Por cierto ya que al susodicho le gusta tanto leer historia (más bien interpretarla a su libre albedrío), debería saber que la humanidad ha estado signada por la hegemonía de imperios. Egipcio, Inca, Griego, Persa, Romano, Español, Francés, Inglés, Alemán, Japonés, Ruso, Chino, Norteamericano. Siempre hay uno de turno. Cual más cual menos controlándolo todo. Desaparece uno porque aparece otro. Todos han durado siglos, a excepción del Ruso, es decir el imperio rojo, que solo duro 70 años. Pensar que se va a derrotar un imperio, así como así, hablando, parece cuesta arriba. Ejércitos inmensos se han enfrentado a imperios y han mordido el polvo de la derrota. Muy pocas han sido las aventuras bélicas favorecedoras del mas débil, pero a costa de grandes pérdidas humanas y materiales. Recordemos la aventura de Galtieri, el militar gorila argentino, con un ejército bien equipado y muchos hombres bajo las armas, peleando contra una potencia ya en decadencia, situada a casi 15 mil kilómetros de distancia, sufrieron una derrota denigrante. Los militares dictadores trataron de venderle a su pueblo que habían quedado subcampeones, pero nada, salieron disparados del poder. Perdieron el chivo y el mecate. Las Malvinas y la casa Rosada.    

Así que humildemente le sugiero al jefe de esta revolución que se dedique a gobernar, si es que sabe y puede, y deje tranquilo al imperio; siga negociando con ellos, como hasta ahora, que esos dólares hacen mucha falta, sobre todo para ayudar a sus íntimos colaboradores y a sus colegas revolucionarios. Dígales cuantas cosas se le ocurra, pero tenga cuidado de no pasar la raya amarilla. Recuerde que los gringos son belicista por naturaleza. Les encanta una guerra, una invasión. Busque otros temas para su campaña electoral. Ellos están mucho más cerca de nosotros que los ingleses de los argentinos. A tiro de piedra. ¿Será que con los guerrilleros derrotados por las FAN de la IV, muchos de los primeros y algunos de los segundos ahora en el gobierno, y una FAN mercalista piensa hacer la guerra asimétrica? Mister Bush no es Caldera, recuerde a Noriega y a Sadam. Que se caiga el viaducto pase, pero perder Miraflores es como mucho.  

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