Opinión Nacional

Del Caudillismo Nepótico Barinés al Valenciano

“No se me acusará de haber elevado y puesto en los altos destinos del Estado a individuos de mi familia; al contrario, se me puede reprochar el haber sido injusto para con algunos de ellos…”
Simón Bolívar. Cit. por Perú de Lacroix. Diario de Bucaramanga. Pág. 21

El caudillismo es un fenómeno inherente a sociedades político- culturalmente atrasadas. La Venezuela post-independencia es un claro caso de este fenómeno. El caudillismo es efecto y causa a la vez de incultura política. Sus efectos son nefastos para los pueblos.

La “Loca Luz Caraballo”, del poeta Andrés Eloy Blanco, nos muestra las desastrosas consecuencias humanas de un caudillismo que deja a los pueblos “como capilla sin santo”. Y es que el caudillismo en la práctica mantenía desintegrado, desgarrado y sangrando al país.

Domingo Alberto Rangel considera que si Gómez no hubiese derrotado al caudillismo, los Estados Unidos de Norteamérica, ‘por el petróleo’ hubiesen convertido al Zulia en ‘República independiente’.

Pensamos que como se vio en 1902, las potencias mundiales hubiesen hecho toletes al país y se lo hubiesen anexado.

En las sociedades que han alcanzado un alto desarrollo científico-tecnológico, con adelanto de las bellas artes, la literatura, la industria, las academias, las universidades e instituciones en general; y han logrado un importante nivel educativo, con arraigo de sus instituciones y un auténtico Estado de Derecho, es muy difícil que se produzca el fenómeno político del caudillismo.

Ciertamente, cuando el ciudadano racionaliza y participa de modo directo y exigente en el quehacer político; cuando entiende ‘la política’ como un proceso sometido a causas y factores que trascienden lo individual y no como ‘un acto voluntarista’ que determina el devenir político de un Estado, sino que son situaciones concretas que inciden en dicho acontecer; cuando comprende que a “la Política” en su máximo nivel es inherente la participación ciudadana y que podemos, mediante la ciencia, la filosofía, la tecnología, la educación, el arte y la literatura, forjar o incidir en el hacer político; podrá comprender entonces que no es posible que “la política” se decrete o que un ‘Ungido’ o Mesías, dotado de poderes mágicos, pueda determinar el curso de los acontecimientos del Estado.

El caudillismo supone una visión corta, miope, elemental, rudimentaria e inculta del ‘ser’ y ‘hacer’ político.

Es muy difícil que en una sociedad altamente desarrollada surjan estos ‘seres providenciales’. Pueden, en cambio, surgir líderes.

El líder es un ser con autoridad moral e idoneidad demostrada. Sobresale y se legitima día a día por sus dotes comprobadas y su entrega desinteresada y altruista hacia la sociedad.

El nepotismo es igualmente, como el caudillismo, un fenómeno político propio de sociedades con escaso alcance cultural-científico-político, en las cuales pueden y suelen convivir.

El caudillo impone su voluntad, sus amigos, relacionados y familiares.

En Venezuela se habla hoy del ‘caudillismo chavista’ y del ‘nepotismo barinés’.

La oposición acusa al gobierno de Chávez de autoritario (caudillismo) y nepótico (gobierno de los familiares del caudillo).

En la Venezuela del siglo XXI, con numerosas e importantes instituciones científicas y académicas que han logrado un cierto grado de desarrollo, acusamos –lamentablemente- una y otra vez, la presencia de esta manifestación perversa e irracional de la política.

Esto nos demuestra, sin duda alguna, que no hemos alcanzado una profunda y plena madurez político-cultural. En efecto, ¿cómo entender el fenómeno Salas?

Se ha dicho que “Proyecto Carabobo y/o Venezuela”, es el Proyecto de una familia valenciana: Los Salas. El “Gallo Salas Romer” y el “Pollo Salas Feo”:
¡Estamos en presencia de un “caudillismo-nepótico-dinástico”!

Frente al llamado “nepotismo barinés caudillesco” de Chávez, surge la oferta del “caudillismo-nepótico-valenciano”, de los Salas-Feo.

Los venezolanos que hemos alcanzado un nivel científico-cultural universitario, debemos advertir sobre esta envilecida manifestación contraria a una auténtica Política Republicana.

Consideramos que el caudillo-nepotismo, en cualquiera de sus manifestaciones, es un vicio y una etapa política que Venezuela debe dejar atrás por degradante, desde un punto de vista ético-político; e irracional, desde una perspectiva científico-administrativa.

*Profesor Titular Emérito de la Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela
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