Opinión Nacional

Dengue y política

Traducción Carlos Armando Figueredo

Camino por la ciudad y leo las palabras escritas en las pancartas expuestas estratégicamente en las avenidas. Otra campaña más de toma de concienciación de los ciudadanos contra el villano que aflige y puede incluso matar: el zancudo Aedes aegypti. ¿Cómo es posible que un insecto de nombre tan extraño consuma tanta energía social? ¿Cómo explicar que los humanos, esa especie arrogante que se imagina superior y señora de la naturaleza, sea tan frágil ante un simple insecto? Somos capaces de prodigios científicos y tecnológicos, pero incapaces de hacer desaparecer definitivamente un mal que causa sufrimientos, y la muerte.

Leo las frases, exhaustivamente pensadas, para sensibilizar a los transeúntes, y reflexiono sobre la fragilidad humana. Nosotros, que nos consideramos superiores hasta mismo en relación con nuestros semejantes, además de que compartimos el mismo destino, ¡podemos morir por causa de la picada de un insecto, de un zancudo! Absorto en mis pensamientos se me escapa una sonrisa al leer la siguiente frase: “Dengue: un mal que requiere nuestra ayuda”. ¿Cómo es eso así? No entendí. Tal vez sea apenas un caso de insolación que acomete al caminante. ¿Será que el pobrecito mosquito requiere mi ayuda? ¿O hace falta ayudar al dengue? Descarto que se haya convocado a ayudar al Mal. Personas bien intencionadas no harían eso. Juego con mis pensamientos: ¡Si el Aedes aegypti supiese leer probablemente reiría ante esa confusión gramatical!

Comprendo, sin embargo, la buena intención de la campaña. Prosigo. Las palabras que leo conforman que desempeño mi papel, que cumplo con mi deber, Ellas no fueron escritas para mí, pero siguen siendo necesarias. Eso me intriga. No es la primera campaña contra el dengue. Los medios de comunicación repiten las mismas consignas y orientaciones. El poder público amenaza con castigar a los ciudadanos irresponsable que no cumplen con su parte, y, así, favorecen la reproducción del zancudo y exponen a los vecinos al peligro. La Cruzada se extiende a las escuelas y a otros ambientes públicos. ¿Por qué, entonces, no produce los resultados esperados?. ¿Por qué sigue siendo necesario incitar a los habitantes de la ciudad a que actúen en pro de ellos mismos?

Al final, es en este espacio geográfico que vivimos, producimos y reproducimos la vida. Si bien nos recogemos en nuestros “puertos seguros”, compartimos el mismo espacio. Puede incluso que no nos gusten los vecinos o que no los conozcamos, pero las actitudes de ellos y las nuestras, ante los problemas comunes a la ciudad, son fundamentales. A pesar de que prevalezca el individualismo, en detrimento de la comunidad. No vivimos aislados. Lo que sucede en la ciudad dice respeto a todos.

¿Por qué permanece la necesidad de concienciar a los ciudadanos a fin de que se responsabilicen por la salud de la ciudad? Es cierto que las condiciones socioeconómicas que dividen a la sociedad y establecen desigualdades reales, a pesar de que la ley afirme la igualdad jurídica, tienen influencia. Aquellos que mal pueden garantizar la supervivencia tal vez incluso conciban la posibilidad de la muerte causada por el dengue hemorrágico, como una fatalidad o incluso la voluntad divina. Increíblemente, este pensamiento es compartido por ciudadanos más favorecidos por la distribución. Así, se le pode al poder público que nos libre del Mal y también se recurre a Dios, El zancudo, también él una criatura divina, sigue aterrorizando a la ciudad.

La cuestión es política. El poder público debe ser objeto de cobro y denuncia. La ciudad, sin embargo, no se restringe a las autoridades públicas. Si seguimos actuando como tutelados y dependientes, transfiriéndole al Estado nuestras responsabilidades individuales y colectivas, el dengue y otras dolencias sociales calamitosas permanecerán entre nosotros.

*Docente en la Universidad Estadal de Maringá (UEM) y Doctor en Educación por la Universidad de São Paulo (USP)

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba