Opinión Nacional

Depende de los venezolanos

Ella buscaba hablarle más a la conciencia de los latinoamericanos, que a los gobiernos allí representados. Sabemos que el representante oficial de Venezuela ha trabajado en la sombra diversos escenarios, destinados a enturbiar su participación.

Los intereses económicos, políticos y petroleros son más importantes que la “represión y la tortura propias de un Estado policial”.

Sin embargo gracias al gesto valiente de la diputado Machado y al gobierno de Panamá se escuchará la voz de la oposición venezolana. Esa que está en la calle, sin armas, con canciones, slogans pero con coraje y valentía.

Jóvenes estudiantes, acompañados de pueblo, víctimas de la soberbia del poder, sufriendo en su carne las bandas de asesinos asalariados del régimen.

El binomio enquistado en el gobierno desconfía el uno del otro, por eso actúan juntos, uno pone los colectivos; el otro la guardia nacional. Detrás de bambalinas los Castro supervisan, tratando de contener a Diosdado, ese estorbo necesario que su ficha de Miraflores tiene que sortear si aspira mantenerse en el poder.

Pero “una cosa decide el burro y otra el que lo monta”, el pueblo donde reside la legitimidad del Poder dijo ¡basta! Cansado del proyecto Castro-comunista que quieren imponerle, harto de la escases y la inseguridad, de la presencia de narco-generales, de guerrilleros, de colectivos, de los Pranes liberados, de la represión y la violencia.

Lo que está pasando en Venezuela es grave, no sólo está en juego la democracia de Venezuela sino la de todo el hemisferio. El proyecto concebido en el Foro de Sao Paolo, está dispuesto a apoderarse de Latinoamérica entera.

De allí que lo que viene no será más suave, y dependerá de los propios venezolanos. Así como se pronunció el gobierno Alemán: “Es necesario respetar el derecho a manifestarse de forma pacífica. La criminalización de manifestantes y opositores y el uso de fuerzas militares no son los pasos adecuados hacia una solución pacífica”, se pronunciaran otros Estados.

La comunidades Europeas, Usa, Canadá, algunos pocos países Latinoamericanos que tomaran el riesgo de enfrentarse a Fidel y Raúl, pero no pasara de allí. A menos que el propio pueblo de Venezuela continúe, no se rinda y termine por demostrar la gran farsa democrática del gobierno Maduro.

A Chávez los cubanos le manejaron su ego, con su lógica carismática pero primitiva e inculta, fue fácil convencerlo de su utopía.

Venezuela contaba con muchos recursos que hábilmente los hermanos Castro pusieron al servicio de su proyecto, mientras le hacían creer que él estaba llamado a sustituirlos. Pero el hombre duró lo que tenía que durar y en su lugar colocaron aquel que habían formado en la isla.

Contra ese poder oculto en las sombras es que se enfrenta el pueblo de Venezuela, ese es el que decide que podemos comer, que estudiaran nuestros hijos y porque no viajaremos más.

Ese es el que dicta las instrucciones de masacrarnos, de ponernos presos, de asesinarnos. Sin embargo también es la razón por la cual, ante una fuerza decidida y sostenida sus acólitos en puestos de gobierno y que en realidad no deciden pero si se comprometen, tarde o temprano saldrán corriendo cuando vean que no hay vuelta atrás.

El pueblo de Venezuela sabe que el país está arruinado, que comprometieron la producción, para mantenernos pobres. Que se robaron los ingresos en divisas, que fueron a para a manos de los funcionarios del Gobierno, sus familias y de los enchufados, para que nadie pudiera subir de nivel y dejaran de controlarlo.

Los rojitos del gobierno desde el principio sabían que el dinero no alcanzaría toda la vida, pero esperaban durara lo suficiente para engañar a un pueblo, con falsas ayudas que los convertirían en dependientes el tiempo necesario para atornillarse.

Por eso dejaban la mayor “tajada” para ellos, los boliburgueses. Para comprar alianzas, apoyos y armas que necesitarían después.

Evidentemente desde el comienzo el plan preveía, que una vez acabado el dinero necesitaban sus milicias armadas y unas Fuerzas Armadas corrompidas, para controlar por la fuerza a un pueblo sometido.

Esa es la etapa que estamos viviendo, la que Chávez temía y evitaba que se radicalizara por completo. La que no puede resolver Maduro por que no depende de él, esa en la que lo que debería ser su piso social, le destruya su imagen ante el mundo.

El pueblo de Venezuela se ha dado cuenta que de seguir así no hay futuro, que estamos en manos de gente dispuesta a matar por el poder, de mafias, de militares que irrespetan su uniforme, de azotes de barrios armados.

Las cosas han llegado a un punto que el régimen está convencido que somos ellos o nosotros, ante al mensaje de odio y de violencia, la juventud está dando un ejemplo sorprendente, se enfrenta sin armas, acompañados de familia y pueblo, cantando el himno nacional o rezando un rosario.

Algunos pensaran que se es ingenuo, yo por el contrario creo que es la fase necesaria para atraer a los que no se atreven, nada es más poderoso que la indignación. Sirve también para aislar al régimen y para ponerle un freno a los Castro, que tienen los ojos del mundo sobre sus espaldas.

La impunidad tiene un límite y pasara factura. Los traidores a la patria no tendrán alternativa, o serán eliminados por sus propias huestes o huirán. Otras vías tendrán que explorarse, otros sectores acercarse, nuevas estrategias y la presión internacional que se acrecentara.

Quicas tendremos que paralizarnos del todo y viviremos experiencias dolorosas. De tanta tragedia los venezolanos saldremos redimidos, crecidos y unidos, dispuestos a construir esa Venezuela donde todos podamos existir.

 

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