Opinión Nacional

Descomposición hacia “el socialismo del siglo XXI”

¿Quién puede dudar del arraigado liderazgo del presidente Hugo Chávez Frías? Lo tiene, su astucia le ha permitido opacar fracasos y proyectar inescrupulosamente algunos aciertos, durante estos ocho años de arbitrariedades, corrupción e ineficiencia. Al cerrar este considerado por el gobierno “magnífico” 2006, parece indispensable contrariar la abusiva fiesta política mediática oficialista, llamando la atención sobre la otra realidad nacional, hábilmente enmascarada con el uso intensivo de la abrupta riqueza petrolera.

2007 puede ser un año traumático, en medio de tal bonanza y el manejo dispendioso de los dineros públicos, esencia de todos los indicadores positivos que el gobierno mantiene colgados en sus vitrinas. Ese no es el problema; lo es la dura realidad oculta en un país manejado a los realazos, sin escrúpulos. Ni los beneficiarios directos de los multimillonarios operativos llamados “Misiones”, gozan de seguridad y dignidad, base de todo proyecto de justicia social, participación responsable y vocación liberadora.

LLEVAN LA MUERTE EN SUS CARAS
No hace falta puntualizar cifras –muertos más, muertos menos- para escandalizarnos (y preocuparnos profundamente) con la montaña de sangre y muerte que pesa sobre el gobierno de Hugo Chávez, cuyo fracaso en materia de seguridad de personas y bienes, lucha antidelictiva y sistema carcelario es monumental. El Jefe del Estado y sus subalternos inmediatos, desde el 2 de febrero de 1999, llevan en sus caras la muerte de miles y miles de personas en ciudades, pueblos y campos de Venezuela; así como el masivo impacto sobre millones de hombres, mujeres y niños vapuleados por las mafias delictivas, desde el narcotráfico, el secuestro y la extorsión hasta la petulantona corrupción de funcionarios y el establecimiento de verdaderas redes de testaferros en torno a los dineros públicos. Siempre digo “desde Luis Miquilena hasta Jesse Chacón”, pasando por los comandos de la Guardia Nacional, gobernadores, alcaldes y jefes policiales.

PARA COMNPRENDER EL “CHAVISMO”
Es horrible lo que nos acontece, y Chávez y sus jerarcas civiles y militares son culpables, independientemente del 63% de votos obtenidos el pasado 3 de diciembre. Carlos Andrés Pérez ganó festivamente las elecciones en diciembre de 1988, tomó posesión el 2 de febrero de 1989, y tenía el país incendiado el 27 de febrero, apenas veinticinco días después de su “coronación” en el Teatro teresa Carreño, por cierto, emblemática obra cultural del gobierno del presidente Luis Herrera Campíns (1979-1984) tomada por el gobierno actual como magno coto propagandístico de su pésima obra político-administrativa.

No es que “la historia se repite”; las borracheras políticas existen, y siempre han existido, sean éstas democráticas, autocráticas, dictatoriales, nacionalistas o entreguistas. Al menos los venezolanos y venezolanas, hemos tenido de todo, desde 1830 hasta hoy, cuando la codicia militarista sobre el poder obliga a releer sobre “paecismo”, “monaguismo”, “guzmancismo”, “gomecismo” y “perezjimenismo”. Sólo así, se comenzará a comprender lo que es nuestro contemporáneo “chavismo”, un férreo autocratismo “democrático” teñido del aura “roja rojita” de una izquierda trasnochada en la visión autoritaria del socialismo, todos hasta el cuello, frenéticamente (no es “amor, es frenesí…”) en la más grande danza histórica de corrupción y dilapidación de recursos públicos. Los “jalabolas” también han existido, pero algunos de hoy, revientan records de adulancia medradora. La dignidad de los altos burócratas del Estado, corre por el piso, si es que alguna vez la tuvieron. Gozosos, se esmeran en mostrar su sumisión, soportan humillaciones y se codean con sus semejantes en la triste carrera de alabanzas al “jefe único”, camino a la reelección presidencial indefinida –como en Egipto, hoy-, al “partido único” y –no lo ha proclamado, aún- al “socialismo (único) del siglo XXI”, que nadie en sano juicio sabe de qué se trata. La entronización autocrática y la anunciada muerte de la diversidad política en torno al poder –Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), mediante- ajusta el foco sobre el proyecto neogomecista encarnado por Chávez.

POBREZA Y HUMILLACIÓN
La verdad es que la mitad de las personas económicamente activas, forman un ejército de sobrevivientes en Venezuela, junto a las precarias condiciones de empleo de quienes tienen la suerte de estar en puestos fijos, y a los desempleados que deambulan desesperados. Y cuando acceden a las oficinas públicas, lo primero que les exigen es arrastrar por el piso su dignidad, sellar un compromiso de silencio y mover la colita con cachuchas y franelas “rojas rojitas» compradas abusivamente con dineros públicos. Ese sectarismo nauseabundo campea en la administración pública, como nunca antes, pues tiene aliento monopartidista y, por tanto, excluyente. Esa humillación llega al seno familiar de los empleados públicos (Ejecutivo, Legislativo, Judicial, Electoral y Ciudadano), pues padres, madres, cónyuges, hijos, hijas y hermanos deben guardar silencio protector en torno a todo funcionario del Estado, sobre quienes pende la amenaza “roja rojita” de despido o defenestración.

CRISIS MORAL
En el fondo, la gestión Chávez cabalga sobre una inmensurable crisis moral. El suyo va siendo el gobierno más corrupto e inescrupuloso de nuestra historia, Sin exageraciones. Lo evidencia también el desmadre del comercio informal y su rama delictiva, el despliegue ilegal de casas de juegos de envite y azar (bingos, casinos, etc.) bajo manto protector de jerarcas gubernamentales, la corrupción policial y militar, la prostitución y el consumo de drogas, pero sobre todo ellos, y en ello, la inescrupulosidad en ele ejercicio del poder público. Disculpen que les agüe la fiesta, pero es lo perceptible, más allá de los petrodólares y su descarga masiva sobre el torrente económico y social.

Un último dato significativo sobre el cual volveremos en 2007: la inmoralidad política e ideológica del sistema político venezolano actual, es palpable simplemente comparando el salario mínimo de 512 mil bolívares mensuales que percibe el grueso de los trabajadores y trabajadoras, con los 18, 20 ó 22 millones de bolívares mensuales percibidos por la alta burocracia “roja rojita”, hasta 42,96 veces el salario básico de los trabajadores venezolanos. Eso, sin contar la costosa seguridad médica privada que cobija a los jerarcas, gastos de representación, viáticos, vehículos, choferes, escoltas y las obscenas bonificaciones por vacaciones y fin de año, que dejan boquiabierto a cualquier ejecutivo de empresas transnacionales. Es decir, en la Venezuela “roja rojita” los altos burócratas del Estado cobran hasta un promedio de 24 sueldos por año, una montaña de dinero que supera los 528 millones de bolívares anuales, mientras los trabajadores que la “revolución” dice defender perciben anualmente unos 8 millones de bolívares. Si la Asamblea Nacional investiga honestamente lo que aquí, grosso modo, refiero, el país explota por los cuatro costados. El engaño ha sido muy grande, durante estos ocho años; y cuando el pueblo llano que vota mayoritariamente por Chávez se entere de que todo el combo dirigente “revolucionario chavista” es “rico riquito”, pues nos veremos por estas calles.

EL CONFESIONARIO
MAGNA OBRA INCONCLUSA es el Trolebús de Mérida, como ingratamente constaté en días de pascua, cuando estuve compartiendo con familiares y amigos. Lo que está en funcionamiento, luego de un dineral invertido y varios años de perturbaciones viales y ambientales, es el trayecto desde la estación terminal de Ejido hasta la entrada de la ciudad de Mérida, en Alto Chama, pero sólo los fines de semana y en horario restringido “pedagógico”, para que la ciudadanía (peatones y conductores de automóviles) vayan conociendo el sistema: tránsito invertido de los trolebuses (a la inglesa), señalización, semáforos, estaciones y cruces peatonales.

LA ÚLTIMA ESTAFA, y de muy mal gusto, estéticamente hablando, ha sido la larguísima cuña de la Fundación del Niño del Estado Barinas, en la que aparece su presidenta, Helena Frías de Chávez. Porque ella sea la madre del presidente Hugo Chávez Frías y esposa del gobernador barinés Hugo de los Reyes Chávez, no debe pasar por debajo de la mesa ese bodrio transmitido abusivamente por Venezolana de Televisión, en días navideños. Dejando la pésima factura publicitaria a un lado, destaco la pretensión manipuladora de tratar de refrescar el enorme fracaso que ha sido la gestión de la Fundación del Niño, durante los ocho años de gestión del clan Chávez, desde que asumió su conducción Marisabel Rodríguez de Chávez, ex esposa del Jefe del Estado, quien no dio pie en bola rodeada de sus “amigas” esposas de varios testaferros del gobierno, quienes desde diciembre de 1998, le garantizaron lujos y gastos dispendiosos en Venezuela y en el exterior, a la rutilante primera dama. La gerencia de VTV ha debido evaluar la larguísima cuña y recomendar una mejor realización profesional y técnica, así como reducir su extensión, pero –se comprende- ¿quién se mete con algo que tenga qué ver con la familia del “jefe único”, beneficiaria directa de las mieles del poder? Como todo en la vida, la adulancia debe tener algún límite, así estén en plena borrachera “roja rojita” de poder.

• NO ES POR NADA, pero siempre es bueno volver a los diccionarios: “dignidad… Cualidad de digno. 2. Excelencia, realce. 3. Gravedad y decoro de las personas en la manera de comportarse…” Y “digno… Merecedor de algo… 3. Que tiene dignidad y se comporta con ella”. Diccionario de la Lengua Española, Real Academia Española. Vigésima segunda edición (2001).

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