Opinión Nacional

Desde las vísceras: ¡green go home!

La reacción desmedida de la oposición en relación al reciente comunicado de la Embajada de Estados Unidos en Venezuela, demuestra el grado de inconciencia, perturbación e histeria antichavista que existe en sus filas.

Primero fue el «fidelista» Carter, a quien una de las organizaciones «civiles» de la Coordinadora Democrática pidió declarar persona «non-grata» por haber querido facilitar el dialogo entre gobierno y oposición precisamente durante los preparativos del fracasado golpe del 11 de Julio. Hoy le toca el turno al «chavista» Shapiro, quien de acuerdo a voceros de la oposición, debe ser expulsado del país por inmiscuirse en los asuntos internos de Venezuela.

Es cierto que la oposición nunca se ha caracterizado por ser medianamente inteligente. No obstante, en algún momento de su existencia debió tener al menos el interés por realizar propuestas y declaraciones bajo parámetros mas o menos verosímiles y coherentes, aunque siempre terminaran confiscadas por la politiquería puntofijísta; pero desde que la CTV comenzó a marchar agarradita de manos con sus archienemigos de Fedecamaras – quienes por cierto le acaban de recordar que en materia de sueldos los «jefes» siguen siendo ellos – las reacciones de la oposición solo pueden ser concebidas desde las vísceras.

El comunicado norteamericano, que entre otras cosas repudia las acciones golpistas de la oposición radical contra el gobierno democráticamente electo del presidente Chávez, es calificado por Manuel Felipe Sierra como el «arrugue gringo», mientras que para Roberto Giusti, Hugo ya no es pupilo de Fidel sino sobrino del hipócrita «Tío Sam.» En este sentido, Giusti coincide con el recalcitrante Aníbal Romero, quien después de cantarle loas al golpismo, sostiene que “el comunicado es distorsionado e hipócrita.» Por su parte, Henry Ramos Allup piensa que «ese comunicado no debió producirse”; y los hermanos Ochoa Antich, quines ya no tienen una buena opinión de Shapiro, aseguran que “hubo intromisión en los asuntos internos.»

No obstante, la vedette del antichavismo fue Cecilia Sosa, quien además de acusar a Estados Unidos de intervenir en los asuntos internos de Venezuela, pidió que retiraran a Shapiro por tal «agresión.» Como diría Simón Bocanegra en Tal Cual el pasado 23 de septiembre, solo falta verlos en la Plaza Bolívar quemando la bandera de las barras y las estrellas, y gritando la consigna: «¡al yanqui dale duro!».

Aun cuando el comunicado norteamericano es en realidad una injerencia en asuntos que a ningún país extranjero compete, resulta inverosímil el comportamiento desaforado de la oposición contra el mismo país que le dio cobijo en su ala cuando procuraron sustento económico y apoyo político para el golpe de Estado del 11 de abril.

El comunicado norteamericano no es mas que otra manifestación del viraje que ha dado Estados Unidos en su política exterior hacia Venezuela. La tremenda «raya» internacional de haber querido aplicar los mismos métodos imperialistas de los setenta para contribuir a la salida de Chávez, y la inminente invasión a Irak que lo obliga a fomentar un clima de estabilidad política en Venezuela, son razones suficientes para que la política pragmática de Washington ofrezca un espaldarazo al gobierno nacional.

El apoyo irrestricto de la comunidad internacional a un gobierno legitimo y democrático amenazado por pretensiones golpistas y terroristas no debería resultar extraño ni levantar resquemores, siempre y cuando este se realice a través de los canales diplomáticos apropiados y sin vulnerar el derecho a la no intervención extranjera y autodeterminación.

Internacionalista

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