Opinión Nacional

Desorganización e incertidumbre

Desorganización pareciera uno de los signos evidentes del Consejo Nacional Electoral (CNE), si entendemos por el término desordenar: “turbar, confundir y alterar el buen orden” ((%=Link(«http://www.rae.es/»,»Diccionario de la Lengua Española»)%), (Ver: ). No se pone en duda la autoridad de la Directiva del CNE, tampoco su honestidad; pero si la capacidad de organización y de planificación del ente comicial. ¿Cuándo programaron este proceso no tomaron en cuenta la mayoría de las variables que podían afectarlo? ¿Por qué la aparente improvisación en este proceso de gran importancia para la sociedad venezolana? Una de las consecuencias de este desorden es la incertidumbre: ¿Realmente serán confiables y válidas las futuras decisiones del CNE?
Las razones para que la colectividad comience a desconfiar de este organismo han sido generadas por el propio CNE. No cuenta con una adecuada política de comunicación que le permita mantener informado al ciudadano. Al contrario, en forma constante y sistemática contradicen sus objetivos con las acciones. ¿Cuáles son esos objetivos?: a) Garantizar el derecho del elector a solicitar la convocatoria de referendo revocatorio de mandato de los funcionarios electos popularmente; b) Garantizar que los procesos de referendos revocatorios de mandatos se realicen en igualdad de condiciones y sin discriminación alguna; c) Garantizar la imparcialidad, transparencia, celeridad, confiabilidad y oportunidad de los actos relativos a los procesos de referendos revocatorios de mandatos; d) Garantizar el respeto a la voluntad del elector, así como los derechos del funcionario público electo popularmente a quien se le pretende revocar su mandato: e) Garantizar el respeto de la voluntad de los electores expresada a través del ejercicio del voto (Ver: (%=Link(«http://www.cne.gov.ve/documentos/ reg_referenda01.asp»,»www.cne.gov.ve/documentos/ reg_referenda01.asp»)%)).

El CNE debe sincerarse y comprender la importancia histórica de su papel en los actuales momentos. Mientras representantes de la Coordinadora Democrática hablan de “defender las firmas” ante la actitud del gobierno; el Ministro de Infraestructura, Diosdado Cabello, plantea “presunción de dolo” en las firmas recogidas por la oposición (Ver: (%=Link(«http://www.eluniversal.com/2004/02/12/12102E.shtml»,»http://www.eluniversal.com/2004/02/12/12102E.shtml»)%)) ¿Quien tiene la razón? Lo cierto es: Alguien miente. ¿Quién esta mintiendo? ¿El sector oficialista? ¿El sector de la oposición? ¿Serán los dos? Inevitablemente es el CNE, con la decisión que tome, el responsable de develar esta duda. ¿Pero tendrá la credibilidad suficiente en ese momento para evitar las acusaciones? No las acusaciones de los grupos más radicales; porque ninguno de estos extremos aceptara la decisión, aunque la acaten. Si no a la acusación que un porcentaje mayoritario de la sociedad (incluyendo a oficialistas y opositores) espera del CNE una actuación rápida, precisa y acorde con la responsabilidad encomendada. Es necesario que el CNE analice los mensajes que están enviando a la colectividad. Ellos deben inspirar imparcialidad, confianza y honestidad.

(*): Comunicador Social
(**): (%=Link(«http://www.cegecom.org/vp»,»http://www.cegecom.org/vp»)%)

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