Devotos, hipócritas y falaces
Representó un arma infalible para lograr la obediencia absoluta de los ciudadanos, ante la figura del monarca.
El socialfascismo del siglo XXI también ha apelado al uso de la religión como recurso de dominación hegemónica. Su accionar nos retrotrae a la Italia fascista de Mussolini, quien utilizó la simbología católica como arma a fin de consolidar el Estado corporativo facho.
Obviamente, los fachobolivarianos no están promocionando a la fe cristiana, pero sí están utilizando la figura de Dios para fortalecer al destartalado proyecto del tte coronel. Han entendido que la fe religiosa puede ser unimportante aliado en su lucha para preservar y monopolizar el poder.
El propio iletrado de Miraflores ha sido el encargado de poner en escena esta despreciable escenografía mágicoreligiosa. Lo hemos visto más de una vez besar públicamente un crucifijo o escuchado, en medio de suslargas peroratas, citar pasajes bíblicos, la mayoría de las veces distorsionados, a fin de darle soporte a su precario proyecto político.
Sin embargo, a raíz de la enfermedad del tte coronel la simbología religiosa, las misas, los rezos, etc., se hantransformado en política de Estado. Eventos que siempre están amenizados por curas genuflexos, quienes en lugar de alabar a Dios, utilizan el púlpito para promover el culto a la personalidad del inquilino del Hospital Military de paso atacar a la disidencia política del país. El considerado opio adormecedor de los oprimidos, se hatransformado en el arma fundamental del fachochavismo en estos tiempos de incertidumbre, de manipulaciones y mentiras.
El fenómeno que hoy se da en nuestro país, es por demás sui generis. Bufones que se autocalifican de materialistas dialécticos, declarando cínicamente su religiosidad e incluso mostrando una supuesta fe en los actos religiosos. Quienes criticaban la felicidad religiosa e ilusoria del pueblo ahora inescrupulosamente apelan aella para afianzarse en el poder ante la orfandad comunicacional dada por la ausencia del líder carismático.
Se abrazan desesperadamente a la fe cristiana a fin de darle continuidad al totalitarismo bolivariano, colcha de retazos filofascista, inspirada en la violencia, el dogmatismo y el simplismo primitivo en el cual se explota a los trabajadores, se manipula a los desposeídos, y se reprime a los adversarios.
Los fascistas de hoy en Venezuela no son los generales del Cono Sur que impusieron su voluntad a golpe de fusil y de cadáveres, son los facho-bolivarianos que utilizan la musculatura represiva del Estado para generar un miedo colectivo e imponer un control social a fin de perpetuarse en el poder.
Venezuela sufre todos los síntomas de una de las más terribles enfermedades políticas: una falaz y miserable religiosidad bolivariana, aderezada con un fétido y opresor militarismo.
