Opinión Nacional

Diferencias entre el CSE y el CNE

De tanto ver y oír al Dr. Jorge Rodríguez, presidente del Consejo Nacional
Electoral (CNE), se me ocurre que sería interesante, a titulo de
recordatorio, destacar las similitudes y diferencias, si las hay, entre este
CNE de la V y el antiguo Consejo Supremo Electoral, CSE, de la IV, pues
parece que el Alzheimer ha hecho estrago en muchos de nosotros.

El CSE era designado de acuerdo a su propia Ley, no era un poder nacional,
pero gozaba de independencia y autonomía. 4 de sus integrantes eran
postulados por los principales partidos políticos, estos designaban un
presidente de fuera de su seno, que debía ser independiente, es decir no
tener militancia política activa. Los partidos políticos diferentes a los 4
grandes eran miembros, con voz, del CSE, participaban en sus deliberaciones.

Esta configuración era similar a todos los niveles del órgano electoral.

Junta Electoral Regionales, Distrital, Municipal, etc. Así era también la
composición de las directivas de las mesas de votación. Toda una estructura
política para un proceso político.

El actual CNE es ahora un Poder Público Nacional. 3 de sus miembros son
escogidos de los postulados por la sociedad civil, 1 de los postulados por
las facultades de Ciencias Políticas y 1 de los postulados por el Poder
Ciudadano. No pueden estar vinculados a organizaciones con fines políticos.

Su designación corresponde a la Asamblea Nacional, órgano político por
excelencia, y necesitan las 2/3 partes de los votos para ser electos (Bueno
eso es en teoría porque el actual CNE lo designó el comandante en jefe). Un
acto fundamentalmente político. Los que postulan son organizaciones en
alguna medida políticas, los postulados son activistas políticos y los que
votan en la AN son políticos profesionales. Gran diferencia y se me ocurre
gran hipocresía. Al presidente lo designan de entre ellos, es decir que la
mayoría lo impone. Otro acto político. Los partidos políticos no tienen
participación alguna en las deliberaciones de ese órgano. Y ellos son
precisamente los que mueven todo el proceso electoral, pero lo ven desde
afuera.

En el CSE estaban los hombres y mujeres más capaces en cuestiones
electorales de cada partido político. El presidente del organismo era
alguien que lograba el consenso o al menos la mayoría absoluta de los
integrantes. Siempre era una persona de alta solvencia moral e idónea en
esos menesteres. Al estar muchos partidos políticos presentes en sus
deliberaciones era muy difícil, por no decir imposible que, por ejemplo, se
aprobaran normas o medidas “sobrevenidas”. El actual CNE, por su propia
composición, tiene un presidente ligado al partido de gobierno y es una
caja negra en cuanto a sus decisiones. En estos momentos se puede afirmar,
con casi absoluta seguridad, que depende de una sola persona que a la vez
obedece instrucciones de otra. Los sujetos y objetos del proceso electoral
no tienen ni arte ni parte en el proceso de toma de decisiones. Los miembros
de mesas, cuando el CSE, eran postulados por los partidos políticos,
entrenados por ellos, conocían bien los procedimientos, estaban “moscas”,
madrugaban y anochecían hasta que todo el proceso culminara. Se contaba a
mano, se escrutaba en forma pública. El Plan República estaba subordinado al
CSE y no se metía en el proceso, no opinaba, solo custodiaba. Las elecciones
eran de los ciudadanos, era una verdadera fiesta electoral. La trampa
electoral claro que podía haber, pero era bien, pero bien difícil. Eso de
que acta mata voto era la excepción. Jamás oímos que un candidato perdiera
por trampa. La palabra fraude era mas bien el derecho de pataleo de algún
perdedor. La oposición podía ganar elecciones y en realidad esa si fue la
norma a partir de 1969. Con este CNE los miembros de mesa son sorteados y de
obligatoria aceptación, aun cuando el voto no es obligatorio, que si lo era
en la constitución anterior. Otra incongruencia. El entrenamiento es
deficiente y la asistencia baja. Todo se ha mecanizado, maquinitas, caza
huellas, cuadernos electrónicos. Nadie sabe qué pasa realmente en el
proceso. Las normas y reglas se cambian a conveniencia. La votación, al
menos para el ciudadano común, es algo misterioso, sólo unos tales técnicos
saben lo que ocurre en el interior de esas maquinitas. El escrutinio, como
tal, no existe. El conteo físico del voto menos. No hay público para
observar lo que pasa. El Plan República no solo cuida, sino que se mete,
opina, instruye, dice, aconseja y hasta hace campaña. Trampa, no sé, pero
muchos dicen que puede haber y ahora no sólo la oposición, sino que hasta
los propios partidos del gobierno lo dicen. Fraude, eso lo canta todo el
mundo. A partir de 1999 la oposición no ha ganado ninguna elección, el
último opositor en ganar una elección fue precisamente el teniente coronel.

Será que ahora sí, máquina mata voto.

Dr. Rodríguez, no hay ningún punto de comparación entre los procesos
electorales de la IV y los de esta V revolucionaria. Antes votábamos y
elegíamos, ahora no sabemos cómo votamos y menos si elegimos. Antes todos
los partidos tenían el REP ahora sólo el CNE y Tascón. Antes contábamos los
votos ahora nos dicen cual fue la cuenta. Antes cada partido peleaba su voto
ahora Miraflores decide. Antes había representación proporcional ahora el
gobierno se lo lleva todo. Antes a las 8 de la noche sabíamos quien ganó y
salíamos a celebrar, ahora pasan los días, meses y años y nunca sabemos a
ciencia cierta quien ganó, sólo celebra el comandante. Antes los miembros
del CSE eran unas personas de reconocido prestigio e integridad, ahora con
este CNE no se sabe.

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