Opinión Nacional

Díganle al presidente Chávez que podrán cerrar Globovision, pero que Guillermo Zuloaga no se prostituye

Cuando uno ve la valentía y el coraje de la rectora de la UCV Cecilia García Arocha; de Guillermo Zuloaga, Alberto Federico Ravel, y demás trabajadores de Globovision; de Marcel Granier y demás trabajadores de RCTV; de la presidenta del Ateneo, Carmen Ramia; de Miguel Enrique Otero, Director de El Nacional; la verdad es que uno se anima, recupera la fe en la luchas y siente que no todo está perdido.

En este momento analicemos solamente el caso de Globovision: Chávez y sus apéndices han hecho todo para que Globovision se arrodillara y se quebrara como vergonzosamente hicieron otros. En lo que han hecho no han habido ni escrúpulos, ni límites de ningún tipo: ni legales, ni morales, ni humanos, ni de ningún tipo.

Chávez y sus marionetas han usado todo el poder de las sumisas y arrodilladas instituciones; de todo el cochino dinero mal habido por la corrupción; de todo el represivo poder militar y policial que en vez de combatir el hampa, el narcotráfico y el terrorismo, lo que hace es meterse con gente laboriosa, buena e inteligente, como lo son los trabajadores de Globovision.

Lo que resulta increíble es que Chávez no haya terminado de cerrar Globovision. La única explicación es que su cobardía no se lo permite. Pareciera que se recuerda lo caro que le salió el cierre de la señal abierta de RCTV, por eso ahora viene cobardemente a meterse en la casa-oficina de Guillermo Zuloaga y fingir un acaparamiento de carros.

Con todo ese infernal poder y maldad, Chávez no pudo ni podrá doblegar, ni tampoco hacerle perder la dignidad a Guillermo Zuloaga, ni a ninguno de Globovision, como tampoco lo pudo hacer con Marcel Granier y RCTV, y los restantes antes mencionados.

Pase lo que pase con Globovision y su gente, ya hicieron la historia de la dignidad, como la hicieron RCTV, El Nacional, El Ateneo; y toda la gente que dignamente batalló dentro de sus filas, etc.

Lo antes dicho recuerda igualmente la dignidad y el buen ejemplo de Fermín Toro. El 24 de enero de 1848 se produjo lo que se conoció como “el Asesinato del Congreso”. Es el caso que José Tadeo Monagas organizó una turba al mejor estilo “Colectivo La Piedrita”, “Lina Ron” y afines, para que tomara por asalto El Congreso Nacional con el fin que no enjuiciaran al propio José Tadeo Monagas.

En dicho combate murieron algunos diputados y senadores, tales como el diputado Santos Michelena, y a la vez, algunos de la turba de asalto. En consecuencia el Congreso quedó disuelto de hecho.

Sin embargo, aconsejado por sus adulantes y con el fin de disimular que en Venezuela seguía la democracia, obligó a los congresistas restantes a reanudar las sesiones. Fue cuando Monagas pronunciara la famosa frase: «La Constitución sirve para todo».

Pues bien, algunos, y entre ellos Fermín Toro, se niegan. Y es cuando Fermín Toro le dice a los emisarios de Monagas:

«Decid al general Monagas que mi cadáver podrán llevarlo, pero que Fermín Toro no se prostituye»

Parafraseando lo que pasó con el burdo allanamiento contra Guillermo Zuloaga, este bien le pudiera mandar a decir a Chávez, con el director de la PTJ o como quiera que eso se llame ahora:

“Díganle al presidente Chávez que podrán cerrar Globovision, pero que Guillermo Zuloaga no se prostituye”

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