Opinión Nacional

Dos palabras

Antes había quienes decían: crees cosas que son incomprensibles, inconsistentes, imposibles porque te hemos ordenado creerlas; ve entonces y haz lo que es injusto porque nosotros lo ordenamos. Tales personas muestran un razonamiento admirable. Ciertamente, cualquiera que es capaz de volverte absurdo es capaz de volverte injusto. Si no opones a las órdenes de creer lo imposible la inteligencia que Dios ha puesto en tu espíritu, no debes oponer a las órdenes de hacer el mal la justicia que Dios ha puesto en tu corazón. Una vez que una facultad de tu alma es tiranizada, todas las otras lo son igualmente. Y es esto lo que ha producido todos los crímenes religiosos que han inundado la tierra.

Voltaire « Questions sur les miracles » (1765)

Se ha vuelto pauta que antes de plantear su queja ante las cámaras de Globovisión el denunciante vestido de rojo diga: “Yo apoyo a mi Comandante Chávez, pero…” o “Yo soy revolucionario, pero…” Con la revelación oficial del cáncer presidencial, casi todos los declarantes de oposición han emprendido un ritual similar con variaciones de “Deseo que el Presidente se recupere…” Muy poco tienen que ver nuestros deseos, buenos o malos, con la salud de los demás. De lo contrario sería ese campo el más puro ejemplo de democracia, y los reportes médicos dirían cosas como: 51% desea que empeore, 38% desea que mejore, 11% No sabe/No responde. Sin embargo, con los problemas habituales intactos, una ilegal ausencia presidencial de un mes, mentiras de todos los voceros oficialistas, y semanas de una terrible crisis carcelaria manejada de manera igualmente terrible (hasta impidiendo el retiro de los cadáveres en descomposición, entre otras maniobras humanitarias), la mayor parte de las declaraciones parecían girar sobre quien deseaba más intensamente que el Presidente estuviera sano de nuevo.

Por su parte, y de acuerdo con su esquema acostumbrado, el gobierno y sus colaboradores 1- dicen que no hicieron lo que hicieron, 2- dicen que hicieron lo que dejaron de hacer 3- admiten: bueno sí, lo hicimos ¿y qué? y 4- dicen que la oposición tiene la culpa. O por lo menos se alegra de la situación.

Casi todos los bocones que declararon que el Presidente no tenía cáncer luego se apresuraron a decir que ellos no habían dicho eso. Otros afirmaron que la información había sido “suficiente” y “adecuada”. El vicepresidente Jaua dijo que “el ser humano Hugo Chávez” no tenía por qué informar los pormenores de su enfermedad dado que no había ley que se lo ordenara. Y ya sabemos lo respetuoso que es él con las leyes.

Los diputados oficialistas al Parlatino “Dada la lamentable e inhumana reacción de algunos voceros calificados de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) con relación al anuncio presidencial de su enfermedad y como cristianos y miembros de la Iglesia Católica” pidieron a la Conferencia Episcopal Venezolana “que en estricto apego a las enseñanzas de Jesús de Nazareth le reclame a estos políticos que frente al quebranto de salud del presidente Chávez, tengan expresiones de respeto, de mesura, de comprensión y de generosidad.”

En la misma línea, el diputado Carlos Escarrá, versión criolla de Jabba-el-hutt, declaró “La oposición tiene un problema de humanismo y si ellos no lo entienden, lamentablemente se los haremos entender”. Vale la pena recordar que, en 2006, en ocasión del asesinato del Pbro. Jorge Viloria, Sub-secretario de la misma Conferencia Episcopal Venezolana a la que ahora claman, el humanista Escarrá se reunió con el humanista Mario Silva para hacer chistes homofóbicos en TV sobre las circunstancias en las que fue descubierto el cadáver. El diputado Escarrá está tan calificado para dar clases de humanismo como para dar clases de Pilates. Cabe destacar, además, que tanto el humanista como los devotos católicos del PSUV han permanecido religiosamente callados ante las numerosas instancias de trato inhumano y cruel en contra de los presos políticos y no políticos (preguntar en El Rodeo y en el CICPC).

La diputada Cilia Flores, fiel a su estilo, declaró cualquier cosa: “Gracias a Dios en Cuba están los mejores médicos del mundo”. Considerando que quien operó a Fidel Castro en 2006 fue José Luis García Sabrido, jefe de cirugía del hospital madrileño Gregorio Marañón, se podría deducir que el dios de la diputada Flores maneja una agencia de viajes.

En cuanto al diputado Fernando Soto Rojas, presidente de la AN, quien proclamó que si Chávez tuviera cáncer él “sería el primero en decirlo”, bueno, quizás por eso mismo fue el último a quien le dijeron.

Y no debe faltar mucho para que Pedro Carreño aparezca anunciando que las afecciones presidenciales son producidas por una máquina de la CIA similar a la que les permite producir terremotos y tsunamis.

No es secreto de Estado que la enfermedad y la muerte son procesos que diariamente sufren incontables personas. El presidente Chávez enfrenta el cáncer en condiciones privilegiadas, goza de las ventajas de su cargo y puede verse con “los mejores doctores del mundo”. No tiene que padecer el sistema de salud desvencijado que, a duras penas, asiste a sus compatriotas. Tampoco tiene que encarar la violencia, causa de más de 150.000 muertes en lo que va de sus mandatos.

Aunque esta vez quedaron particularmente en evidencia, el Presidente y sus voceros han mentido antes y seguramente volverán a mentir, sobre su enfermedad y sobre cualquier otro tema. De hecho, aun ahora que admitieron lo del cáncer, a diferencia de la gente de derecha (o la no destinada a salvar al mundo) que tiene cáncer de próstata, de cólon, de huesos, etc., según las declaraciones oficiales Chávez tendría cáncer de tumor abscesado.

A quienes manifiestan preocupación por si Chávez estará en capacidad de ejercer la presidencia conviene explicarles que hay evidencia más que suficiente de que jamás ha estado en capacidad de hacerlo. Después de 13 años de su incompetencia no hay un aspecto del país que no esté hecho un desastre y lleno de promesas vacías. Obviamente, el cáncer no va a mejorar su capacidad para gobernar, pero empeorarla también sería difícil.

Y a esos probados humanistas y devotos católicos psuvistas que llenos de indignación y superioridad moral exigen demostraciones de respeto, mesura y generosidad respecto a la quebrantada salud del Presidente les respondo con dos palabras: Franklin Brito.

 

 

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