Opinión Nacional

E la nave va… (uff!, y el desfile va…)

Pido disculpas por lo que voy a decir, pero al ver los actos organizados por el gobierno para celebrar los 189 años de la Declaración de Independencia [1], no pude evitar recordar esa obra maestra de la cinematografía italiana, del director Federico Fellini, y cuyo título en la lengua de Dante es: “E la nave va”.

Antes que nada, les aclaro algo. La razón de tan “morbosa” referencia, se debe a que soy un confeso admirador de la obra fílmica de Fellini, y un fanático incurable de la Opera. Esta obra es, para los entendidos, una suerte de tributo que el director le hace a la más brillante y más ampliamente conocida contribución de Italia a la cultura de Occidente [2]. Pero en fin, como aun lo puedo decir, que así sea.

La obra de Fellini se divide en tres partes, siguiendo el esquema tradicional del drama clásico. Lo mismo podríamos decir del mencionado “desfile”. La primera parte es la ceremonia de “Entrada”, filmada en blanco y negro con un ligero tono sepia, a 16 cuadros por segundo, y con esa lluvia características de los viejos films. La nave, la Gloria N, está apostada en el muelle esperando las cenizas de la diva Edmea Tetua, para trasladarla a mar profundo, donde serán esparcidos. En el muelle espera una suerte de guardia de honor, la cual debe solicitar autorización para iniciar la ceremonia, y embarcar las cenizas. Al fondo se escucha al tenor Aureliano Fucilletto (en realidad, el tenor italiano Víctor Poletti), cantando “Campagni, sostiami”, un área improvisada de la Opera “La fuerza del destino” de Verdi. El sino de esta pieza es tremendo, así que trasmite una sensación de ansiedad y tensión espectaculares. En ese tiempo entran el Gran Duque de Herzog, príncipe austrohúngaro de arrogante mirada y prepotente andar; lo mismo los otros artistas, divas y divos que conocieron a Edmea, por quien sentían envidia, repulsión y hasta rabia Por tramas se escucha esta pieza de Verdi, acompañada por un coro, o bien a otro tenor interpretando “Le minaccie i fieri accenti”, de la misma Opera, todo mientras la tripulación sube a la nave, una vez cargado el féretro.

En el desfile fue más o menos igual. Entra el “Gran Duque Capitán en Jefe”, en una escena que pareciera filmada con el mismo efecto, gracias a la lluvia y a lo abierto del plano. Al fondo se escuchan fanfarrias y una marcha de honor, pero la lluvia y su ruido de fondo crean una sensación de tensión igual a la de la entrada de la película, con el tema de Verdi. El “Gran Duque” resulta tan ceremoniosamente anacrónico como el príncipe austrohúngaro, con su uniforme de gala blanco lleno de bordas y charreteras doradas enormes, y su pecho engalanado con insignias de todo tipo, que de sólo verlas se nos antojan de una falsedad ornamental. Al lado, la “Gran Duquesa”, con un sombrero de ala ancha y velo de lado, tan gracioso como el de las Divas; ya que la verdadera “Gran Duquesa” de la película, ciertamente emanaba elegancia y refinamiento, aunque coincidían en su superficialidad. La ceremonia donde el Gral. R. le rinde honores y le pide permiso para iniciar la parada es similar a la de la entrada del féretro; el simbolismo y el realismo mágico dejan atónitos a cualquiera

La siguiente parte se desarrolla dentro del barco, en múltiples secuencias. Sólo relatare las que creo pertinentes.

El intermedio se inicia en la cocina, en una escena memorable. La gente atareada en la cocina, caminando rápidamente de un lugar a otro, y en el fondo la marcha de las flautas del Cascanueces de Tschaikowski. Era como imaginar los entretelones de todo. Oficiales y soldados corriendo de un lugar a otro, preparando la “cena” mediática que deseaba el “Gran Duque”. Luego viene una escena en el gran salón, cuando el “Gran Duque” entra y lo acompañan las notas del vals “El Emperador”. De inmediato se pasa a la cubierta, donde puede verse al Sol y a la Luna juntos en el cielo (un efecto realmente alucinante, a pesar de los detalles técnicos evidentes).

Luego viene algo que a mí me pareció simplemente genial, y que evidencia la intención política del autor, al menos para reírse de lo político del asunto. Me refiero a la escena cuando las divas y divos van a visitar a los obreros de la sala de máquinas. Es increíble ver las divas y divos allá arriba, bien vestidos y emperifollados, mientras el pueblo (los obreros) estabán abajo, muertos de hambre, sucios, pero “complacidos”. Ver a sus ídolos, a esos cantores de la lírica italiana, allá arriba, era un acto casi orgásmico. Hay quienes dicen que Fellini disolvió el componente de lucha de clases de la escena gracias a la música. Por petición de los marinos, las divas y divos comienzan a cantar, en una competencia paroxística. Se escuchan trozos de la “Dona e mobile…” de Rigoletto (Verdi), el “Amami Alfredo” de la Traviata (Verdi) y, finalemente, una variación de la primera que es considerada la obra fundamental del arreglista Andrea Zanzotto.

Dejo a los lectores encontrar las semejanzas entre ambas representaciones.

La parte final es faústica. Durante la travesía, el Gloria N recoge un grupo de náufragos serbios (damnificados del mar – de la felicidad?). Al final, una nave de guerra AustroHúngara exige que les entreguen a los “damnificados” (perdón, náufragos). De inmediato se produce un despelote, le disparan al Gloria N y comienzan a desembarcar a todos. El “Gran Duque” es el primero, que se va con su séquito a su barco de guerra. En medio de todo, se escuchan al narrador (hay uno en toda la película: Orlando), mientras los serbios son entregados a los austrohúngaros, al fonod se escucha una variación del Nabucco de Verdi (el £Va pensiero…”). De repente se ve un rinoceronte, que todos se preguntan que hace allí, para finalmente descubrirse que todo era una farsa; se ven las cámaras, los decorados, los actores y personal técnico. Al fondo se escucha “De non m’ abandonar…”, de nuevo de la “Fuerza del destino” de Verdi.

Descubrir la farsa era importante para Fellini, después de todo, esa era una representación de muchas operas, era una farsa, un relato verosímil pero ficticio. ¿Qué creen Uds. Del otro?
Notas

[1] Digo “Declaración”, ya que el acta realmente se firmó dos días después de esa fecha, el 7 de Julio

[2] Lo digo sin que me quede nada por dentro, aunque el “Gran Duque de Herzog” me tilde de “oligarca”, limpio pero oligarca al fin.

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