Opinión Nacional

El 23 de enero, más allá de la propaganada

Durante los últimos años, la forma en que se ha celebrado del 23 de enero no se corresponde con el verdadero sentido de esta fecha. Marchas contra marchas, para demostrar el poder y la capacidad de movilización, aderezadas ahora con un nuevo ingrediente propagandístico: la supuesta defensa de la presunta soberanía nacional, en nada se compagina con la realidad.

El 23 de enero de 1958 fue el día en que la suma de fuerzas civiles y militares dio como resultado la huída del país del entonces presidente, general Marcos Pérez Jiménez, y el consiguiente fin de un régimen militar que durante cinco años generó la sensación de crecimiento económico y mantuvo el control social, a partir del uso sistemático del terror -con Pedro Estrada y la Seguridad Nacional en papel estelar-.

La importancia de esta fecha radica en dos puntos. El primero, se abrieron los cauces para iniciar la instalación de un modelo de democracia que buscaba, en teoría, ofrecer las mismas oportunidades para todos. El segundo, la existencia de una verdadera unión, lamentablemente circunstancial, de dos mundos cuya relación históricamente había sido difícil, como lo son el civil-partidista y el militar. Cada uno puso su grano de arena: los militares, demostrando su capacidad de fuego y su poder, ejerciendo presión, y el civil-partidista, movilizando al resto de la sociedad, protestando, marchando y generando las condiciones que justificaron la acción castrense.

Es bueno recordar que esta fecha no surgió de nada. Fue la consecuencia de la conjunción de una serie de factores, como el trabajo unitario de los partidos políticos que se encontraban en la clandestinidad y el rechazo de los militares a la persecución de la Seguridad Nacional y a la corrupción de integrantes de algunos jefes castrenses de la época. A la vez, fue la suma de dos hechos importantes. El primero, el golpe de estado del primero de enero de 1958, liderado por Hugo Trejo. Gracias a esta acción, se quebrantaron tres valores castrenses que ataban la conducta de los efectivos venezolanos a la acción del General Pérez Jiménez, como son la disciplina, la obediencia debida y el espíritu corporativo. Igualmente, se rompió el mito de que las entonces Fuerzas Armadas Nacionales (FANs) estaban unidas y cohesionadas en torno al Presidente, razón por la cual su gobierno era el de las FANs.

El segundo hecho, fue la salida del gabinete del ministro de Relaciones Interiores, Laureano Vallenilla Planchart, y del director de la Seguridad Nacional, Pedro Estrada, el 8 de enero. Con la separación del cargo de Estrada, en particular, el gobierno perdió al hombre símbolo del control social; al terror de los disidentes o de todo aquel que, sin serlo, podría caer en ese saco. El miedo comenzó paulatinamente a desaparecer y la gente inició las protestas, tal y como organizaba la Junta Patriótica.

En fin, fueron condiciones necesarias para salir adelante; se puede decir que el 23 de enero fue el resultado de un proceso que maduró con el transcurrir del tiempo y de las derrotas, y donde los dirigentes civiles-partidistas y militares entendieron que sin la unión sería difícil el cambio. Todo este recuento viene para llamar a la reflexión. Es bueno que no se desvirtúe una fecha como ésta con cualquier subterfugio propagandístico, porque ella fue el inicio de un nuevo período, que, para bien o para mal, transformó la vida de los venezolanos.

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba