Opinión Nacional

El 24N en Carabobo

El escenario político se pondrá interesante después de conocerse los resultados del 23 de noviembre, pero no porque determinado candidato haya derrotado al chavismo, sino por la importancia de las próximas luchas. En el 2009 tendrá lugar la contienda por transformar la Asamblea Nacional en un organismo que pueda servir realmente de contrapeso a las ambiciones del Presidente. Estas elecciones podrían ayudarnos a construir una fuerza capaz de organizar al país en torno a un proyecto de inclusión real y estabilidad económica a largo plazo. No son un trampolín para que un partido conquiste una plaza importante. Una nueva Asamblea Nacional, con amplia o mayoritaria representación de los factores democráticos, sí pudiera ser decisiva para una opción de triunfo en las próximas elecciones presidenciales.

Pero algunos partidos no aprenden. Cuántos de sus dirigentes no se sienten por encima de la sociedad civil, a quien menosprecian con mayor cinismo que los militares a los civiles. A veces leo con asombro la obra de un estupendo investigador de las ciencias políticas, José Antonio Rivas Leone y detecto en sus análisis, el más reciente de los cuales – Los desencuentros de la política venezolana – fue publicado por la Fundación para la Cultura Urbana, el retrato hablado de nuestra fauna partidista y una explicación del porqué de tanta antipolítica y rechazo de la población a los partidos. Y son necesarios, indispensables, vitales. Pero no pueden sacrificar la estrategia a largo plazo que nos impone este régimen por la ambición de controlar las finanzas de una ciudad tan importante como lo es Valencia, corazón industrial y económico del centro del país. Algunos integrantes de la sociedad civil carabobeña se reunieron, contrataron a una empresa especializada y ellos mismos, con la seriedad que exigen la estadísticas, supervisaron una encuesta en todos los Municipios del Estado Carabobo y dieron a conocer el pasado jueves sus resultados.

Henrique Fernando Salas Feo, sí, el Sr. Pollo como se burlaba un Rector del CNE, le lleva 20 puntos de ventaja al respetable Mario Silva, candidato insigne del PSUV, que pretende, me imagino, pasar La Hojilla en cadena por las televisoras regionales. No hay forma que HFSF pierda, a menos que intervengan fuerzas ocultas e innombrables, tan oscuras que no nos atrevemos a mencionarlas. Pero Valencia es otra cosa: el empresario Miguel Cocchiola le lleva 10 puntos a Mackled, candidato de Acosta Carlez. Los demás candidatos a la Alcaldía no tienen vida: Flavio Fridegotto, expresidente de Fedecámaras Carabobo, tiene 5%; Gustavo Urriola, gerente de Paco Cabrera, 8%; y Dayana Villavicencio, candidata de Proyecto Venezuela, 4%. Pero ni Paco, ni los Salas aceptan al candidato de unidad: Cocchiola tiene el apoyo de todos las organizaciones, menos de Proyecto. Esta juega a que la gente vote entubada y cuando sellen la tarjeta de Henrique Fernando, apoyen a la Villavicencio. El riesgo no sólo es demasiado grande, están sacrificando el capital social necesario para reconstruir los partidos, ese ingrediente fundamental de toda sociedad exitosa y que se traduce en una palabra sencilla: confianza.

La sociedad civil carabobeña ha puesto al descubierto una realidad que hasta los mismos chavistas conocen. Lo que está en juego no es la administración de una ciudad, sino la posible organización de las fuerzas democráticas que puedan derrotar a quienes violentaron la Constitución con sus 26 Leyes. El 24 de noviembre arranca una nueva etapa. Y los partidos, si logran controlar sus ambiciones, están llamados a jugar un rol importante. Respeten el pacto del 23 de enero o serán historia.

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