Opinión Nacional

El amor en los esquizofrénicos

Quisiéramos recordar algunos casos significativos en nuestra experiencia profesional.

Vinieron a la consulta no una, sino dos pacientes. Las dos eran mellizas, idénticas, y esa identidad contenía también, para desgracia de ambas, la enfermedad esquizofrénica.

Pero ambas habían seguido, antes de enfermarse, un curso de vida distinta. Una de ellas se había enamorado, se había casado, y había tenido un hijo. La otra, como suele ser habitual en su enfermedad, había quedado soltera.

Las dos habían seguido viviendo juntas, en un núcleo de familia extensa muy coherente y solidario. Mucho tiempo después nos enteramos que para pagar la asistencia habían decidido hipotecar la modesta casa que era el principal bien familiar.

Se selecciona muchachas marginales de países subdesarrollados y se las invita a convivir con pacientes esquizofrénicos en un país desarrollado. Se establecen precisas regulaciones económicas, sociales y familiares y legales y, con entera libertad por parte de los interesados, se les da la posibilidad de formar una familia. Las empresas que se encargan del trámite cobran una cantidad, razonable y limitada.

Una paciente esquizofrénica perteneciente a una familia tradicionalista deseaba fervientemente tener relaciones sexuales, a las cuales estaba habituada desde antes de contraer la enfermedad. Concurrimos al sacerdote de dicha congregación, quien evadió nuestra solicitud.

Es un hecho estadísticamente demostrado que, entre los solteros o las personas que viven solas, el número de enfermedades mentales, de alcoholismo y de suicidios es mucho mayor que el de las personas que viven en familia.

Un adolescente había adquirido la enfermedad a muy temprana edad. Vivía encerrado en su cuarto, sin hacer nada, fumando continuamente. Un día concurrió a visitarlos una amiga de su hermana mayor. Por primera vez en muchísimo tiempo, el paciente comenzó a conversar con ella. Y el asombro de la familia fué enorme cuando vió que se invitaban a salir juntos a tomar un helado. El romance continuó y nada lo detuvo. Como la situación económica de las familias lo permitía, contrajeron matrimonio. Hasta el momento de escribirse estas líneas, continuaban felizmente casados.

Dos famosos cuentos de hadas pueden atribuirse a este origen. Uno es la Bella Durmiente del Bosque y el otro la Bella y la Bestia. ¿ Se podrá hablar del milagro ?
Una paciente, de condición marginal, con diagnóstico formal de esquizofrenia, comenzó a tener vida marital con un hombre. Quedó embarazada y tuvo un hijo. Le preguntamos si seguía tomando la medicaciíon y nos respondió;

– No, no lo necesito. Y todo lo que observamos de ella nos hizo pensar que tenía razón.

Tuvimos ocasión de trabajar en un hospital en el que los enfermos hospitalizados tenían públicamente derecho a gozar de relaciones sexuales. Las enfermeras se encargaban del control de la fecundidad.

De todos estos hechos se puede deducir que;

1. La relación amorosa, de pareja, de sexo, de familia y la maternidad , pueden ser recursos útiles en el apoyo existencial de la enfermedad esquizofrénica.

2. Y si así no fuera, consideramos que todo ser humano, aunque padezca de una enfermedad, tiene derecho a los goces del amor en cualquiera de sus formas.

(*): Médico Psiquiatra

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