Opinión Nacional

El argumento de las balas

Lo ultimo que vi esa tarde en donde todos corríamos hacia la salida por la puerta que da a la plaza Venezuela, desde la Escuela de Comunicación Social ede la UCV, fue el brillo de un arma negra a la distancia y alguien escondiéndose detrás de un muro.

En ese tiempo,. autonomía y allanamiento eran palabras que con frecuencia iban juntas en la misma frase. La ciudad estaba llena de ejércitos. Estaban los cuerpos oficiales: las policias, la fuerzas armadas y los politicos, de izquierda y de derecha. Dentro de la Universidad, no sólo operaban estos últimos con sus jerarquías intactas y su política interna, sucia como todas ellas, sino que lo hacían abiertamente.

Tras la ocupación de los tiempos de Caldera, ,vino la limpieza étnica, que desterró las “conchas” en que se habían convertido las residencias universitarias para convertirlas en escuelas, incautó los arsenales, aplicó ferozmente los nuevos reglamentos y dejó a espectros de lo que fue la vida universitaria extremadamente violenta de finales de los sesenta danzando delante de nosotros, vimos elementos derrotados por el cambio de política de sus otrora líderes hacia la pacificación, provocando las cada vez mas escasas manifestaciones estudiantiles.Las protestas semanales con cauchos quemados, estaban lideradas por encapuchados que terminaron en lo que los reporteros de los ochenta y principios de los noventa llamÁbamos burlonamente “ los doce del patíbulo”, que solo manifestaban los viernes por la tarde, tirando molotovs a la policía y quemando los carros de los tontos, porque los jueves tenian clase y los sábados playa.

Así y todo, me cansé de ver episodios violentos entre la policía y los estudiantes de izquierda de la UCV y de ver los resultados de los enfrentamientos de los grupos armados adecos y copeyanos contra la ultra, cuando todavía estudiaba allí.

Muertos, heridos, lisiados en sillas de ruedas, o con muletas, amargados, frustrados. Y pichones de politicos dando vueltas y vueltas en la misma rueda universitaria,como hamsters que no se cansan nunca, tras 15 años encerrados intelectualmente en la Federación de Centros.

Parecía ser ya una etapa superada, Llegaron toneladas de muchachos y muchachos que eran refractarios a la vida del guerrillero heroico , que no entendían aquello de la liberación nacional ni la adoración a la austeridad revolucionaria. Tampoco querían armas. Solo libros los mas serios, para salir graduados lo más rápidamente posible .Y los otros estaban encantados de ir de bonche en bonche y de cervecería en cervecería, mientras no los agarrara el reglamento de repitientes.

Persistieron sinembargo los grupúsculos, sobrevivieron Bandera Roja, el M-28 y los colectivos como Tupamaros, Alexis Vive, Guerreros de La Vega, etc,etc que se hicieron visibles tras la llegada del chavismo a la vida política venezolana. No habían pasado de empujones mediáticos en época de elecciones.

Pero hoy ha cambiado la situación.

Esta noche siguen los tiros en el campus de la UCV. Ha sido toda una semana de secuestros y quemas de autos, de emboscadas en la Escuela de Trabajo Social y el Rectorado, de incursiones de grupos armados encapuchados en Derecho, de huida de los vigilantes al filo de las nueve de la noche. Conscientemente, los dos bandos están haciendo un trabajo de agitación, Y me refiero exactamente a M-28 y Alexis Vive por un lado contra Bandera Roja por el otro.

. Ninguno de los bandos armados que se enfrentan en la UCV quiere paz . Apuestan a encontrar beneficios en esta escalada en donde todos, incluyendo la rectora de la UCV, hacen llamados a la tranquilidad y a la lucha de las ideas, se quejan de que no interviene la fuerza pública, como si no supieran que están hablando tonterías, porque no se están dirigiendo a estudiantes ligeramente desviados por la pasión política, sino a militantes entrenados, cuyo desideratum es un mundo donde puedan ejercer el poder mediante la gratificante violencia .

Tampoco exhortan un gobierno neutral o por lo menos interesado en que la UCV permanezca como referencia universitaria válida, sino a un establishment que cree que en este episodio de la historia lo pueden aprovechar para acabar con otra cueva de pitiyanquis, porque pierden en ella todas las elecciones. No se dirigen a una comunidad universitaria horrorizada por la violencia y dispuesta a acabar con ella, ,sino acostumbrada a los robos, a las violaciones, al abuso, que trata de no figurar porque todavía no se decide a limpiar el medio ambiente, como gran parte de los caraqueños.

La última palabra para estos violentos las tienen las balas. Y los llamados a la decencia y a la paz, a la democracia, a un mundo de ideas, no lograrán nada mientras nadie se atreva a enfrentárseles, no para caerles a tiros, sino para desarmarlos.

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