Opinión Nacional

El autor intelectual

Isaías pasaba noches enteras en vela, sus enormes ojeras eran la evidencia más grande de que algo no lo dejaba dormir, pero no había nada malo, andaba descifrando un gran misterio, Isaías buscaba al autor intelectual.

Cuando tuvo sus primeros indicios llamó a su jefe secreto, El Comandante, y le dijo que ya sabía quien era el culpable, y que no podía fallar, pues estaba totalmente seguro de quien se trataba, El Comandante le preguntó por el “chaviteléfono”:

-Isaías, ¿Estás seguro que esa persona a quien acusas es uno de los autores intelectuales?

-Segurísimo mi comandante, mis investigaciones nunca fallan, fíjese que pase varias noches meditándolo mucho, luego de hacer una lista de sospechosos, lancé una moneda varias veces y escogí entre cara o sello, lo que me permitió saber que esa persona es el autor intelectual.

-Caramba Isaías creo que haz aplicado un método empírico, te felicito.

Los días siguientes fueron tormentosos nuevamente para Isaías, pastillas, inyecciones y calmantes no faltaban en la dieta del brillante investigador, sin embargo su trabajo no se detenía y entonces Isaías se comunicó por la línea secreta del “chaviteléfono” con su jefe.

-Ahora sí mi comandante, podemos estar seguro que después de tantos meses que le dije lo del autor intelectual, tenemos datos más precisos, ahora tengo un testigo estrella.

-Debes tener cuidado Isaías, te veo muy preocupado con este caso, no vayas a volverte loco. Le dijo El Comandante.

-¿Loco?, ¡ay!, loco me volvió el testigo estrella… con el brillo de sus ojos… y estuve toda la noche con él. Respondió Isaías.

-¡Ay vale!. Le replicó El Comandante.

-Bueno, vamos al caso, un arduo trabajo entre el testigo y yo durante toda la noche, nos permitió descartar entre los autores intelectuales que teníamos en la lista, él pudo reconocer a algunos, sin embargo prefirió seleccionarlos con el “tin marín de do pingüé, cucaramanga titire fue”, lo que nos permitió saber quien es el autor intelectual.

-Que bueno Isaías, pero dilo pronto por favor, tienes a todo el mundo en vilo. Le exigió El Comandante.

Los meses pasaban e Isaías todavía trataba de armar el misterio, su equipo de investigadores crecía cada día, detectives serios como Dick Tracy, el inspector de la Pantera Rosa, Austin Powers, el Club del Misterio de Scooby Doo y otros, trabajaban a fondo para descifrar quién era el autor intelectual.

De pronto comenzaron a surgir problemas, el equipo de investigadores tenía muchas teorías y la información se filtró a los medios de comunicación, en los diarios publicaban acusaciones a diestra y siniestra, y hasta a la hija de la panadera la nombraban como autora intelectual, todo el que andaba por la calle acusaba a cualquiera de ser autor intelectual, se supo de una pelea entre buhoneros que en vez de mentarse la madre, se decían: “más autor intelectual serás tú no joda”.

Un día, ya cansado El Comandante llamó por el “chaviteléfono” al brillante investigador y le dijo:

-Isaías ya no te preocupes de buscar al autor intelectual, nosotros lo conseguimos, en vista del desastre que tienes, no queda otra que pensar que el autor intelectual de eso eres tú.

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