Opinión Nacional

El cuartel de la montaña

No hay duda de que el actual gobierno, desde su fase propiamente chavista hasta la actual etapa, marcada por la indefinición, es el gobierno de la mentira, o, si se quiere, de los mentirosos. La forma como mienten sus representantes, del presidente para abajo, ministros, diputados, magistrados, altos funcionarios de todo tipo, incluso militares, no tiene precedentes en nuestro país. Sabemos que la política se basa con frecuencia en el arte de la mentira, pero la forma como actualmente ese arte se practica entre nosotros ha alcanzado grados inauditos, como nunca había ocurrido en nuestra historia.

Indigna ver con qué cinismo el presidente y sus adláteres, de todo rango y sin distinción de funciones, dicen las mentiras más descaradas, de esas que no dan pie para suponer que el que las dijo estaba mal informado. Y no solo se miente dentro del país y en asuntos de menor cuantía, sino también en el campo de las relaciones internacionales y en las más importantes materias.

Parejamente con las mentiras los personeros del gobierno inventan cosas, o las copian o imitan de otras partes. Parece que en algún momento a alguien se le ocurrió la idea de cambiarle el nombre al Museo Militar, escenario de uno de los momentos más menguados en la vida militar de Chávez, y no hallaron nada mejor que llamarlo Cuartel de la Montaña. Porque ante la carencia de valores heroicos propios el chavismo no tiene escrúpulos en apropiarse de los ajenos. ¿Saben los chavistas qué fue el Cuartel de la Montaña?

El Cuartel de La Montaña, en Madrid, se hizo célebre porque allí el general Joaquín Fanjul inició la sublevación contra la República, que dio inicio a la Guerra Civil española, el mismo 18 de julio de 1936, simultáneamente con el alzamiento de Francisco Franco en Marruecos. Pero el cuartel fue rápidamente recuperado por los republicanos, en la primera cruenta batalla de la guerra, a partir de lo cual el Cuartel de la Montaña se erigió en uno de los símbolos de las fuerzas republicanas en su lucha contra las tropas falangistas.

Es probable que quien tuvo la genial idea de llamar Cuartel de la Montaña al Museo Militar haya conocido dicho nombre, sin saber de qué se trataba, al leerlo en el poema “Un canto para Bolívar”, de Pablo Neruda. Allí, en efecto, dice el poeta: “Yo conocí a Bolívar una mañana larga, / en Madrid, en la boca del Quinto Regimiento. / Padre, le dije, ¿eres o no eres o quién eres? / Y mirando el Cuartel de la Montaña, dijo: / ‘Despierto cada cien años cuando despierta el pueblo’”.

 

 

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