El culto al líder
“Dude. Ninguna fe hasta hoy fue tolerante, La duda es la tolerancia. La fe encendió hogueras, la duda no las encenderá jamás. No crea”
Vargas Vila
El culto a la personalidad es una especie de patología que acomete a las diversas generaciones que se fanatizan en torno a los “ismos” que gravitan desde la extrema izquierda hasta la extrema derecha. La izquierda tiene sus héroes; la derecha también. Los seguidores de los profetas, armados o desarmados, veneran sus íconos de manera religiosa y maniqueísta. Y, así. Los “pequeños profetas, discípulos de la razón, se enfrentan encarnizadamente en nombre del “bien” y del “mal”, de la “línea justa, valores que dependen de la ideología de cada uno.
Los grandes dilemas históricos de la humanidad parecen encarnarse en el papel desempeñado por determinados individuos. Es interesante que la crítica a la concepción de la historia fundamentada en la acción de individuos heroicos sea acrítica cuando se trata de aquellos que venera. Cambian los nombres y lo que ellos representan, pero parece que todos, a la derecha y a la izquierda, necesitan héroes.
Las acciones, opciones e ideas de los individuos, especialmente cuando ocupan posiciones influyentes en el aparato del Estado y/o en la sociedad, tienen importancia y deben ser consideradas. Pero ellas actúan y reaccionan bajo condiciones históricas específicas. No es posible comprenderlos plenamente sin tomar en cuenta este factor. Restringirse al ámbito individual y desconsiderar la interacción dialéctica entre éstos y los contextos históricos de las sociedades en las que actúan, es desconsiderar las contradicciones y los intereses de los grupos y las clases sociales en la relación con el líder.
Con todo, los líderes fallan y perecen —a pesar de que algunos se hagan inmortales en los corazones de las generaciones venideras. Todo líder que se aprecia, incluso el que expresa el “mal”, de depender siempre de la identificación ideológica, tiene su séquito. Aún los “pequeños líderes”, aquellos cuyo radio de acción se restringe a espacios exiguos como el salón de clase generan sus seguidores.
¿De dónde viene esa necesidad de seguir al líder? Una explicación plausible reside en el hecho de que los líderes sintetizaran las ideologías y, generalmente, de que tuvieran control de los medios económicos, políticos y simbólicos para que se materialicen los “ismos”. Pero hay líderes que no tienen nada que ofrecer, a no ser la vaga promesa de la utopía e, incluso así, arrebañan discípulos. ¿Será que ello se explica apenas por el carisma? El líder carismático produce “milagros profanos” como convencer a los incautos para que lo sigan, aún si es camino al abismo, y para pactar en conjunto los medios que niegan los fines redentores.
Los discípulos tienden a reverenciar al líder, de forma acrítica y sumisa. ¿Explica ello la necesidad de obedecer? Tal vez la obediencia sea una manera de eliminar la angustia de la duda y de sentirse seguro. Quien obedece ciegamente pierde el sentido crítico, no se atreve a pensar con su propia cabeza ni a desafiar la verdad transformada en dogma.
Comprendo la necesidad humana de actuar como ovejas y pasar la vida obedeciendo al “pastor” y repitiendo sus verdades. Tal vez la “servidumbre voluntaria” lo proteja de la desesperación. ¿Quién sabe si el culto al líder conforta? Siempre hay una esperanza de recompensa, de alcanzar el “paraíso”. En el fondo, quien se somete es tan inseguro como lo es la personalidad autoritaria que cultiva. En su médula, teme a la libertad y execra la duda. Por eso, se niega a pensar críticamente, le basta con repetir las consignas del líder y seguirlo.
El culto al líder ciega en todos los sentidos. Pero aún así se revigoriza. Contradictoriamente, se alimenta en la fuente de la tradición y se manifiesta en la adhesión a nuevos líderes. Hay siempre individuos ávidos de seguir a los nuevos profetas con sus promesas de redención de la humanidad.
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*Docente en la Universidad Estadal de Maringá (UEM) y Doctor en Edución por la Universidad de São Paulo (USP)
**En: BAAZO, Ezio Flavio. Ezio Flavio. Assim falou Vargas Vila. Brasília, Companhia das Tetas Publicadora, 2005. Sobre este livro sugiro a leitura do texto “Assim falou Vargas Vila” – Anátemas sobre livros, amizade, política, religião etc.”, publicado na Revista Espaço Acadêmico, nº 61, junio de 2006.
