Opinión Nacional

El Derecho a Rebelión

Lo que se llamó primavera árabe jamás fue primaveral sino invernal, el objetivo de los hermanos musulmanes, que se organizaron durante décadas para la toma del poder, siempre fue el establecimiento no de un gobierno democrático, como pregonaban los comunicadores sociales en los medios de comunicación, sino un totalitarismo teocrático, el Islam como política de Estado.

Desde que Mohamed Morsi inició el proceso constituyente para darle carácter constitucional a dicho objetivo tuvo una férrea resistencia por parte de los laicos, las iglesias –copta, cristiana y católica-, y organizaciones políticas diferentes a los hermanos musulmanes, quienes no estaban de acuerdo con someter a votación el derecho a ser libres, por lo cual siempre se opusieron al referéndum aprobatorio de la Constitución propuesto por los Hermanos Musulmanes.

Son muchas las enseñanzas que Egipto da al mundo: 1. Una Constitución no es para cercenar la libertad sino para garantizarla. 2. Una Constitución que cercene la libertad no puede ser aceptada ni acatada por quien entienda lo que significa ser persona humana. 3. El someter a votación los derechos humanos es ilegítimo -porque el respeto de los derechos humanos, garantes de la dignidad de la persona humana, no es cuestión de mayorías o minorías- y lo ilegítimo no tiene poder coercitivo, no es obligatorio, no tiene por qué ser acatado ni obedecido. 4. Se ha perdido la noción de para qué son los gobiernos. Un gobierno no es para oprimir ni imponer pensamientos únicos, sino para garantizar el respeto de la dignidad de la persona humana. 5. Hoy un régimen totalitario es reconocido internacionalmente como si fuese democrático si llega al poder por elecciones, tampoco importa si las elecciones son democráticas o antidemocráticas. 6. El ejercicio del derecho a la rebelión de los pueblos para derrocar regímenes opresores es negado cuando se califica como Golpe de Estado al derrocamiento de un totalitario o un dictador.

La esperanza de establecer un gobierno democrático en Egipto se renueva gracias a la firmeza de quienes se han mantenido firmes en la defensa de su libertad, de quienes no se sometieron a una Constitución injusta sino que defendieron el carácter progresivo, indivisible, interdependiente, irrenunciable, imprescriptible, innegociable e intrínseco de sus derechos humanos.

Cuando la humanidad entienda que no vinimos al mundo a dominarnos los unos a los otros sino a amarnos, a valorarnos, a respetarnos, a servirnos y a perdonarnos podremos vivir en un mundo de paz, donde la libertad, la justicia y la igualdad sean una realidad.

Oremos para que cese la opresión y la división de los pueblos y por aquellos que han tenido el valor para oponerse y luchar contra ellas.

@elinormontes

 

 

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