Opinión Nacional

El diablo rojo en campaña

La invocación permanente a Dios y al diablo es más propia de los fundamentalistas islámicos que de los venezolanos. Al calificar como demoníacas otras conductas y como satánico algún personaje, pretenden que se les identifique con la causa divina que dicen representar. Aquí entre nosotros, el diablo se viste de rojo y al margen de consideraciones estéticas, el rojo también sirve para identificar internacionalmente al comunismo ortodoxo y sus derivaciones más características. Esto no es universal, pero el rojo significa para muchos, sangre, muerte, odio, destrucción y violencia. Ese es el escenario que construye Chávez a cualquier precio. Día a día Venezuela se acerca más a una realidad deplorable que por dignidad y patriotismo debemos enfrentar y derrotar.

La patria ha sido traicionada. Existen demasiadas evidencias de esta traición progresiva. Las últimas están vinculadas a los recientes viajes del señor Chávez, a las alianzas y convenios que dejó establecidos, a la visita del presidente de Irán teniendo como escenario principal el teatro de la Academia Militar, alma mater de la Fuerza Armada Nacional, y a los discursos y movimientos tácticos cumplidos en la ONU y desde New York. Nada positivo. Ningún beneficio para el ciudadano común y sí muchos perjuicios y peligro. ¿Por qué Hugo Chávez alinea a su régimen con los enemigos fundamentales de la cultura judeo-cristiana que alimenta a las democracias liberales del mundo? ¿Cuál es el origen y el propósito de manifestar tanto odio, traducido en actitud prácticamente belicista contra Estados Unidos, sus instituciones y el presidente George W. Bush? Todo ello lo distancia aceleradamente de la Unión Europea y de los regímenes de distinto signo ideológico que en este continente defienden la democracia, la libertad, el pluralismo y la alternabilidad. Venezuela se aísla progresivamente. Los venezolanos sufriremos unas consecuencias que ya se sienten en el mundo entero. Internamente estaremos condenados a una suerte de campo de concentración gigantesco por el avance del totalitarismo y la babosa entrega de Chávez al castro-comunismo cubano que ya controla áreas básicas como la seguridad interna, cedulación y pasaportes, registros y notarías, para solo mencionar algunas, y ejerce influencia determinante en la orientación tanto de la política militar como de la política exterior del régimen.

Chávez es una pieza más de un tablero internacional que controlan otros. Un calificadísimo peón, gracias al dinero negro que maneja sin controles y a la irresponsable audacia que le es característica. El diablo rojo está en campaña mundial para que Venezuela sea, en el Consejo de Seguridad de la ONU, la voz de Irán y de todos los enemigos de la libertad, de USA, la Unión Europea e Israel. Es instrumento ciego de su propia destrucción. No percibe el impulso liberador que avanza indetenible desde la Venezuela profunda. El país está harto de todo esto y dispuesto a superarlo.

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