Opinión Nacional

El Estado vs la ciudadanía

No, por favor, no se incomoden pues nos vamos a referir a situaciones que vemos en varios países. Concretamente a lo que acabamos de escuchar en la televisión española, sobre los deseos y acciones que toman los políticos para subrogarse las potestades que tienen los padres y dictar medidas que gobiernen la costumbres de sus hijos.
        
Quisiéramos aclarar que al momento de titular esta nota, no tenemos muy claro si el primer contendor, el agresor, es el Estado o sus administradores. Les contamos.
         Los gobernantes españoles pretenden y posiblemente lo logren, dictar prohibiciones sobre la bollería que se puede expender en las cantinas de los colegios de párvulos del reino.
        
Para comenzar, nos parece absolutamente inaceptable que los políticos pretendan gobernar en los más elementales ámbitos y costumbres de la ciudadanía.
        
Viniendo a Venezuela, tema que no podemos relegar, la situación es extrema. El régimen que nos descuaderna el país, está dictando leyes, reglamentos, ucases y arbitrariedades que llegan al exabrupto de transformar disposiciones constitucionales que protegen a los ciudadanos, en mecanismos al servicio del Estado para agredir a los ciudadanos.
        
Un caso singular, notorio e inaceptable, es el que se sucede alrededor de las innumerables e incruentas expropiaciones que se han realizado en los sectores agrícolas, pecuarios y también en los industriales. Si revisamos todo el articulado constitucional que trata los aspectos de la política económica del Estado venezolano, nos encontramos que la totalidad de los cambios legales que promueve el régimen y que han sido pseudo consagrados por la asamblea de focas que se desempeña en el Capitolio, desdicen y contravienen las disposiciones que la Constitución de 1999, que ellos mismos redactaron, aprobaron y promulgaron.
        
Entendemos que cuando el legislador exigió que las expropiaciones tuvieran causa de utilidad pública lo hizo con el afán de proteger al débil. Al ciudadano. No puede ser que el Estado arremeta contra los ciudadanos y la ausencia de instituciones que ejerzan control y balance, produzcan y toleren la cantidad de abusos y arbitrariedades que se suceden a diario.
        
Prohibido prohibir. Ese lema, entendemos nació en el mayo francés, hace ya más de cuarenta y dos años, apareció en medio de la mayor manifestación de protesta que se haya sucedido en Francia en toda su historia. Más de nueve millones de personas, la mayoría estudiantes y ciudadanos cercanos al comunismo, protestaron por varias causas económicas, políticas, culturales y sociales y produjeron un estado de cosas que condujo al gobierno del general De Gaulle a adelantar las elecciones a la cuarta semana de ese junio. Ese evento modificó de manera importante, a la sociedad francesa e influyó en el resto del mundo.
        
Comenzamos con un hecho casi banal. Lo hemos extendido hasta niveles constitucionales y estamos seguros de que se podrían tratar un número infinito de situaciones equivalentes.
        
Lo importante es resaltar que los gobiernos se eligen para que mejoren a sus sociedades, no para que las interfieran y las agredan.
Caracas, agosto 25 de 2010

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