“El fanatismo del Apocalipsis
Este es el título de un libro de Pascal Bruckner, un francés que quiere llamar la atención sobre ciertas tendencias que él considera fundamentalistas y fanáticas, y que pronostican un fatídico futuro para la humanidad, en vez de apelar a la confianza en los seres humanos, siempre capaces de adaptarse y sobrevivir desarrollando las ideas y proyectos pertinentes para seguir progresando.
El autor califica a esta ideología del apocalipsis o de las catástrofes como un fanatismo que infunde miedo nutriéndose del miedo, especialmente en un mundo globalizado, en donde los medios de comunicación, de manera inevitable, nos abruman con desastres y malas noticias.
Si bien es cierto que la demografía luce amenazante -con sus 7 mil millones de personas y en ascenso galopante-, al igual que el drama de la pobreza, las muchas guerras en curso y la violencia generalizada; y a esto añadimos el evidente deterioro ambiental, el cambio climático y la precariedad creciente de los ecosistemas; también es cierto que en vez de amenazas estas realidades se convierten en desafíos que la humanidad, en su proceso de desarrollo racional, puede controlar y eventualmente revertir.
No otra cosa ha sido la historia humana. La humanidad siempre ha sido capaz de elaborar respuestas civilizatorias, y el progreso no es otra cosa, aunque en ocasiones discontinuo y a veces hasta confuso o contradictorio; no obstante seguimos creyendo en él como una posibilidad cierta de nuestra racionalidad y libertad.
La cultura del miedo siempre ha existido y es el caldo de cultivo de los fanatismos que siempre culminan en opresión. La idea es crear sistemas cerrados, con la excusa de protegernos o prometernos utopías irrealizables. Una muestra de miedo colectivo son las que impulsan los ambientalistas catastrofistas, así como los totalitarismos de todo tipo que para defendernos del miedo generan más miedo, a la par que cercenan nuestras libertades y posibilidades.
En la sociedad urbana contemporánea notamos una creciente tendencia a asumir la amenaza y el miedo como filosofía de vida, y de allí el escapismo ilusorio y el consumismo irresponsable que pretende crear la ficción de felicidad en un presente absolutamente insostenible y en una banalización creciente de la cultura y de la cotidianidad.