El gobierno siempre ha manoseado el tema salarial

El gobierno de Chávez nunca asumió el problema del salario de los trabajadores como un problema de distribución económica, justicia social, compensación por productividad o como una herramienta nacional de política socio-económica, sino como una regalía del gobierno dentro de una concepción clientelar, populista, microscópica y excluyente.

Chávez utiliza el tema de los aumentos saláriales como el San Nicolás que lanza desde una carroza, unos caramelos vencidos al niño que no tiene juguetes en navidad.

Hoy la discusión sobre el tema salarial debe instalarse en el plano de las condiciones laborales concretas que sufren las trabajadoras y los trabajadores venezolanos dentro de la fractura social y el colapso económico que vive la nación.

Tres lecturas debe tener el tema: 1) La cobertura real del microbeneficio. ¿A quiénes le llega el aumento de salarios?. Si la fuerza de trabajo está sobre los 12 millones es preciso saber que al sector informal no les llega los aumentos saláriales, lo que implica que cerca de 5.258.181 compatriotas no están en la cuenta del Sr. Presidente. Si a los desempleados tampoco les llega el aumento salarial, significa que otros 2.666.069 compatriotas no existen en la conciencia del Sr. Presidente y si es un aumento de salarios mínimos, el aumento no le llegaría a todos los premiados que aun poseen un empleo formal. 2) La calidad real del beneficio. Tomemos nota del salario mínimo (SM) actual. Bs.247.104 mensuales para los trabajadores urbanos en empresas con mas de 20 trabajadores. Bs. 226.512 para trabajadores urbanos en empresas con menos de 20 trabajadores. Bs. 222.393,60 para los trabajadores rurales y Bs. 185.328 para los aprendices. Si confrontamos él (SM) mas alto con el costo de la canasta alimentaria de los trabajadores (CAT) que fue de Bs.467.448 para marzo 2.004; tendríamos que para una familia con un ingreso mínimo le faltaría todavía Bs. 220.314 para poder adquirirla, es decir que el poder adquisitivo de ese SM es de solo el 52.9% del costo de la CAT. Ni siquiera les alcanza para comer decentemente. Si confrontamos ese SM con el costo de la canasta básica de los trabajadores (CBT) compuesta por alimentos y servicios, para el mismo período que fue de Bs. 1.197.420, sabríamos que una familia con dos salarios mínimos de ingresos (Bs. 494.208), solo cubrirían el 41.3% del costo de la CBT es decir que aun le faltarían Bs. 703.212 para poder adquirirla. Hoy las familias venezolanas necesitarían un ingreso de 4.8 salarios mínimos para poder cubrir el costo de la CBT. Y 3) La irresponsabilidad del gobierno en el manoseo del problema. Lo primero es que el presidente en el manejo del problema salarial ha violado normas, leyes y hasta la constitución nacional. Es un tema que él esta obligado a atender en el mes de enero de cada año y a resolver en 30 días, en consulta con los actores del proceso productivo. Luego, lo salarial no se puede separar del empleo, de la seguridad social, de las condiciones de vida y de trabajo, ni tampoco de la economía, las inversiones y la productividad. El aumento salarial no es un juguete que tiene el presidente dentro del saco para regalar. Es un tema que debe responder a una política nacional de estado, en consulta con todas las organizaciones de trabajadores y de empleadores para vincularlos en una política de largo alcance compartida y mucho mas, cuando el país tiene una crisis socio-económica estructural y sostenida.

Finalmente, la lectura sobre la cobertura y la calidad del beneficio, la irresponsabilidad del gobierno y la crisis del país, no exonera al estado ni a los patronos privados de su obligación moral y legal de aumentar los salarios anualmente. El desafío es lograr que cada día mas trabajadores se beneficien del derecho a recibir un aumento de salarios al año por la vía compulsiva, entre otras razones porque solo una minoría goza del beneficio de la contratación colectiva. Mientras tanto hay que seguir luchando para lograr un aumento justo y desenmascarar a este gobierno cuyo presidente continua hablando con la izquierda y mandando con la derecha.

(*): Profesor y Presidente de la Alianza Sindical Independiente