El golpe del 4-F y la V República: ¿igual destino?
Recordar la (%=Link(«/bitblioteca/venezuela/4f.asp»,»intentona golpista del 4 de febrero»)%), se convierte en una verdadera pesadilla y a la vez en una parodia jocosa de eventos inentendibles. La pesadilla fue ver a la juventud venezolana, encarnada por sus valientes soldados, al ser llevados a una batalla fratricida, por la ambición de poder y el deseo de venganza, de un teniente coronel sin ningún tipo de méritos personales ni profesionales, contra el sistema democrático y hacia personas que con su esfuerzo, y por méritos propios si llegaron a ser triunfadores. Muchos de estos jóvenes cayeron abatidos en combate o simplemente quedaron minusválidos, mientras su comandante se escondía en el Museo Militar, sin hacer frente a sus adversarios.
Lo jocoso, recordar entre otras cosas, la tanqueta, que sin estar artillada, trataba de derribar los portones de la Casa de Gobierno, manejada por uno de nuestros ilustres constituyentistas. Recordar también que el único de los comandantes que no cumplió su cometido militar, como si lo hicieron Arias Cárdenas, (%=Link(«/bitblioteca/hchavez/urdaneta_hernandez.asp»,»Urdaneta»)%) y Acosta Chirinos, fue el “aventajado” discípulo de Zamora cuyo único mérito, fue aparecer en vivo en la televisión venezolana y decir aquel nefasto (%=Link(«http://analitica.com/bitblioteca/hchavez/4f.asp»,»“POR AHORA”»)%), quien a partir de ese momento se convirtió en un manipulador de masas, gracias a su intolerable verborrea.
La pesadilla, saber que gracias a un craso error del ex presidente Caldera, el golpista no fue juzgado, como lo ordenaban las leyes, fue indultado y llegó a ser Presidente de la República.
Lo jocoso, pensar que el pueblo venezolano se dejó engañar una vez mas y votó, igual que en los años sesenta, por las mismas promesas demagógicas que hacían adecos y copeyanos.
La pesadilla, darnos cuenta un año después que el Teniente Coronel fue electo Presidente de la República para cambiar las cosas, cada día se encuentran peor: el pueblo tiene más hambre, el desempleo llegó al 20%, cerraron en un año mas de veinte mil empresas, el producto interno bruto cayó en más de un 7%, la inflación se mantiene a pesar de la contracción económica, la inseguridad se desborda, cada día vivimos peor, la migración de jóvenes cerebros es cotidiana y hemos perdido todo un año en crear una autocracia, a base de elecciones y mas elecciones, con su consecuente gasto multimillonario, con la expectativa de que a raíz de los paseos del Teniente Coronel y sus juegos de pelota, vendrían miles de inversionistas que se arrodillarían a sus pies, para invertir en la República Bolivariana de Venezuela; por el contrario, ni un puñado de Dólares se ha invertido en el país.
Lo jocoso, que todavía una parte de los ciudadanos por cierto, cada día menos, siguen creyendo en el Mesías de Barinas, y esperan que con su lenguaje cotidiano y a veces chabacano, como lo hacía Jaime “ Quien era como tu”, pueda llevarnos a un verdadero cambio.
La pesadilla, pensar que ha colocado en los cargos a sus amigos, a los menos capaces, a los que les debe favores, en detrimento de las personas mejor preparadas, que son considerados demonios o realistas. Su grupo, muchos de ellos personas poco competentes, ocuparon curules en la ilegítima Asamblea Constituyente y en su engendro: el Congresillo. La Corte Suprema de Justicia, el Fiscal General de la República, el Contralor, la Defensoría del Pueblo y los Jueces nombrados a dedo entre sus acólitos, para mantener en el más absoluto silencio, las denuncias del ex Contralor Lander sobre las irregularidades del Plan Bolívar 2000, o las que realizó el Comandante Urdaneta, ex director de la policía política del Presidente.
Lo jocoso, la descalificación de sus compañeros de armas, entre ellos al señor Arias Cárdenas, quien a diferencia del Teniente Coronel, Presidente de la República, lo ha hecho muy bien como gobernante del estado Zulia, para ponerse una vez más al lado de los viejos políticos del Punto Fijismo que lo acompañan: Rangel y Miquelena.
La pesadilla, que teniendo todo el poder en sus manos y un alto apoyo popular, no tenga ni el, ni su equipo la capacidad para enrumbar los destinos de la Quinta República, como sucedió con el fallido golpe del 4 de febrero.
