Opinión Nacional

El gran luto

El próximo lunes, tendremos el “Día del Luto Nacional” y sus conmemoraciones en todo el país. Vístase de negro, cuelgue un trapo negro de la ventana o del balcón, pegue una bandera negra de la antena de su vehículo. El país estará de luto no sólo por la víctimas físicas del 4F sino también por las que quieren matar ahora. Entre ellas, la Democracia. Hay un gran esfuerzo multi institucional en la Coordinadora de Acción Cívica para que el día sea un éxito contundente, similar en significación a la marcha del 23E. Pero también hay que recordar que el 4-F fue el inicio de la Gran Desinversión que retrocedió a Venezuela -de su mayor nivel de “Desarrollo Humano”- a los niveles de l962,…. según cifras de Naciones Unidas. ¿Y quién sufre,… si no el “soberano”?. US$ 85 millardos ya nos costó el Chalibán Mayor desde ésa fecha.

Borrar el 23E

Muchos analistas coinciden que las más recientes groserías y chabacanerías del teniente-coronel chalibán (contra la Iglesia, contra los Medios) nacen de su desesperado intento por que la gente deje de hablar del 23E y la enorme derrota que -para esta horda de ocupación que quiere apropiarse del país por la vía de violencia- implicó la fecha. Asdrúbal Aguiar llega hasta ubicar el 23E pasado como el verdadero nacimiento de la sociedad civil democrática venezolana.

La Iglesia

Hay que darle una mano solidaria, presencia física y apoyo en los Medios, a la Iglesia católica venezolana, vejada, burlada, agredida y usurpada por el teniente coronel ante su audiencia cautiva en Venezuela y en Cuba. Comisiones cívicas de apoyo al obispo local, al cura local, alientan a los que ahora se sienten en el ojo de la ira oficial. Pero, contrariando al teniente coronel, Venezuela se cuadrará con su Iglesia virtualmente desahuciada económicamente. Sacaremos de dónde no haya pero “ya no quedan más mejillas que ofrecer” al agresor consuetudinario.

Pacheco y la libertad

Este tan truculento como nepótico régimen ahora se sacó de la manga a un cuestionado oficial general de la Guardia Nacional, calificado por compañeros y subalternos -en conversaciones con este reportero- como «oportunista y desleal», Francisco Belisario Landis, para ver si logra poner en cintura a los Medios y a los periodistas de este país. Al oficial también se le conoce por su ineficiente labor como vice-ministro de seguridad ciudadana.

El personaje -recién nombrado comandante de la Guardia Nacional (cargo que no le correspondía) – pidió una apertura de averiguación penal a la Fiscalía General en contra de Ibéyise Pacheco, solicitud que culmina una serie de hostigamientos y agresiones -al menos verbales- previos contra «Las 4 Cuaimas» (Ibéyise Pacheco, Patricia Poleo, Marianella Salazar y Marta Colomina). Según él, la directora de «Así Es La Noticia» y columnista del diario El Nacional, estaría afectando negativamente la imagen de la Guardia Nacional -“protectora de delincuentes”- en los eventos ocurridos frente a El Nacional el 7 de enero del 2002. Las hordas comandadas por Lina Ron fueron “delincuentes” porque carecían de permiso para manifestar y mucho menos para trancar una vía pública como lo hicieron. Además, dos personas con prontuario -por lo tanto delincuentes- fueron identificadas frente al periódico. La Guardia Nacional, por ordenes directas de Belisario Landis, obstaculizó la labor de la Policía Metropolitana, protegió a los enardecidos y allí están los videos para probarlo. Pero todo eso es apenas un pretexto porque, en el fondo, lo que molesta a los oficiales chavistas en el caso de Ibéyise Pacheco, con Belisario Landis a la cabeza, son sus frecuentes informaciones sobre el mundo militar, en especial las recurrentes denuncias internas de corrupción administrativa.

Quiere decir –en cualquiera de los dos casos- que para este tipo de prohombres de la V República, la «imagen» es más importante que los hechos, que la verdad. Poco importa la huracanada corrupción institucional y crematística de la V República y de los «componentes» de la FAN.

Si esta fuese otra Fiscalía y si al frente estuviese otro Fiscal General, quizás no habría de qué preocuparse. Porque, como sabe cualquier estudiante de derecho, existe jurisprudencia nacional e internacional, en el sentido de que el “honor” es personal y que las instituciones carecen de honor; por lo tanto, instituciones no pueden ser vilipendiadas, calumniadas o injuriadas. Quiere decir que nadie puede defender -o mancillar- el “honor” del Tribunal Supremo, del CNE, de la Asamblea Nacional, de la Fuerza Armada, de la OTAN o de la “Casa Blanca”. En otras palabras, Belisario Landis, “está meando fuera del perol”, como dicen.

No está sola

Pero como la Fiscalía es un apéndice de Miraflores y el Tribunal Supremo ha roto todos los record de creatividad parajudicial, cualquier cosa es posible, entre ellas otra disparatada decisión.

Ciertamente no es la primera vez que un régimen intenta violentar a un periodista para que revele sus fuentes, que es el propósito ulterior de la iniciativa bellaca de Belisario Landis. En la democracia, el caso más emblemático fue el de María Eugenia Díaz, acusada de “traición a la patria” por revelar: 1-) que Venezuela había perdido un juego de guerra contra Guyana por la zona en reclamación y, 2-) que el país había adquirido los 24 F-16 en Estados Unidos. Eso fue en l982. María Eugenia pasó 8 meses en el exilio hasta que, el siempre recordado, Rafael Naranjo Ostty rescató la justicia para el pueblo.

Pero en esta dictadura progresiva – “en la que ningún periodista está preso” ( frase con la que ellos se llenan la boca) Pablo López Ulacio está “preso” –exilado- en Costa Rica desde hace dos años por haber revelado, en “La Razón”, las conexiones financieras de Tobías Carrero con el régimen. En Barinas recuerdan la implacable persecución judicial del teniente coronel(r) y hombre de radio Jesús Fernando González Cazorla. ¿Y qué decir del vía crucis de la revista “Exceso”?. Todos nos acordamos del vejante atropello contra Elías Santana, de la quema del diario “La Opinión” en San Carlos, Cojedes; de la salida de Napoleón Bravo de Venevisión y la de Teodoro Petkoff de “El Mundo”. Allí están las presiones telefónicas del ministro ¿periodista? José Vicente Rangel para impedir el regreso de Bravo al aire. ¿Se acuerdan de las descalificaciones cochinas contra Patricia Poleo por el Caso Montesinos?. Hay más casos, nombres y apellidos en esta larga lista de reporteros, fotógrafos y camarógrafos atropellados por este régimen que se hizo –nada más y nada menos- de la aberrante Sentencia-Mordaza 1013.

Ya para concluir el tema de los periodistas “dignos”, uno tiene derecho a preguntarse qué harán con sus vidas, por ejemplo, José Vicente Rangel, Teresa Maniglia (felicitaciones por la nueva cocina que, me dicen, costó 19 millones), Jesús Romero Anselmi, Alcides Castillo, Francisco Solórzano y Juan Barreto, entre otros,…una vez concluya esta pesadilla.

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