Opinión Nacional

El hombre invisible y el paquetazo rojo

El país ha entrado en una etapa inédita y particularmente compleja. Por un lado, luego de 70 días de ausencia física y fáctica, se supone que el Presidente ha regresado al país, pero nadie puede verlo a pesar de que los voceros oficiales aseguran que va en franca mejoría y muestran unas fotos en las que aparece sonriente, cachetón y rozagante. Y por el otro, quienes gobiernan en su nombre de manera inconstitucional e ilegítima ya no sólo designan ministros y se autodelegan funciones, sino que han llegado al punto de devaluar la moneda en casi 50%, a pesar de que el barril de petróleo se mantiene por encima de los 100 dólares.

Respecto a la situación de salud del Presidente, empezamos por reiterar nuestro absoluto respeto por su derecho a luchar contra la enfermedad que lo aqueja y por su dignidad humana. Pero de igual forma reiteramos nuestra exigencia a que se respete también el derecho de todos los venezolanos a saber la verdad. En este sentido, es imposible saltarse el episodio de las fotos, cuya veracidad temporal es absolutamente cuestionable y constituyen una ofensa a la inteligencia de todos. De hecho, para concluir que las mismas no son recientes, basta con preguntarse dónde está la cánula mediante la cual el presidente respira según anunció el propio Gobierno por un lado, y por el otro reflexionar sobre si una persona recluida en una Unidad de Cuidados Especiales, con una infección respiratoria, sometida a “tratamientos complejos y duros”, etc., puede tener tan buen semblante después de 70 días y estar rodeado por dos damas con pelo suelto, sin tapa bocas, en indumentaria casual, y con un periódico lleno de bacterias y microbios en las manos.

Es más, si esa fuera la verdadera situación actual del Presidente, es obvio que no sólo lo podrían ver otras personas distintas a Cabello, Maduro y sus hijas, sino que el Gobierno ya hubiera permitido una sesión de imágenes, aunque fuera detrás de un vidrio, para que Chávez sonriera ante las cámaras y saludara al país a través de los medios aunque sea con la mano, cosa que además le fascinaría hacer al personaje, quien seguramente se adornaría con alguna mueca o gesto característico.

Todo lo anterior, más la falta de partes médicos confiables y los intensos rumores en circulación, que van desde que no se encuentra en el Hospital Militar, hasta que habría fallecido y se pretende mantener tal hecho oculto, constituyen un cuadro de peligrosa incertidumbre creado por el propio Gobierno y cuyo desenlace podría ser totalmente explosivo. Tanta temeridad ante un tema tan sensible para sus propios seguidores y tan importante para el país en general, puede tornarse en una conmoción en un abrir y cerrar de ojos. Adicionalmente, el país puede verse sorprendido en cualquier momento por algún espectacular anuncio, sobre un hecho trascendental que, seguramente, también ocurrirá de madrugada, siguiendo el guión que ha montado el G2 cubano.

Pero a la par que todo esto sucede, ya los venezolanos sufrimos los primeros efectos de una devaluación que a su vez es consecuencia de la perniciosa política económica del Gobierno, que se ha trazado como meta acabar con el sector productivo privado, tras haber expropiado más de 1000 empresas y confiscado más de 4 millones de hectáreas en los últimos años, para no hablar de las más de 7.000 industrias y 60 mil compañías que han cerrado por decisión propia ante el clima de hostigamiento e inseguridad jurídica que reina en el país.

Ya a quemarropa se siente el efecto en los precios, que seguirán su tendencia alcista haga lo que haga el Gobierno, quien parece no entender la naturaleza y lógica vil de la inflación. No sólo sube todo lo que tenga componentes importados, sino todos los artículos, porque en definitiva todo el que vende algo se defiende a su vez de la inflación aumentándole el precio a lo que vende -aunque lo obtenga en el patio de su casa-, ya que es la única manera de mantener su poder adquisitivo.

Pero más allá de la ignorancia, el paquetazo rojo de Maduro y Cabello repotencia su efecto demoledor por el afán ideológico. Pudiendo aprovechar la devaluación para, al menos, soltar los dólares a los importadores, aliviar la escasez y bajar la presión sobre el cambio paralelo, resulta que deciden por el contrario imponer más controles para el acceso a los mismos y crear una nueva alcabala generadora de trabas y corrupción, típica de los gobiernos centralistas e intervencionistas. Con semejante actitud la situación económica se torna insoportable y, al parecer, el paquetazo rojo es a cuentagotas. Dios nos salve de lo que falta!

En definitiva, este complicado cuadro plantea inmensos retos a la dirigencia de toda la alternativa democrática, quienes debemos desenvolvernos con cautela respecto a ciertos temas, pero con audacia y firmeza al mismo tiempo respecto a los supremos intereses del país. Desde esta tribuna pensamos que no hay nada escrito sobre lo que va a pasar y que, a pesar de todas las adversidades, la diferencia la hará el correcto manejo de las circunstancias.

Diputado al Consejo Legislativo de Miranda y Sub Secretario Gral. de ABP

@CiprianoHeredia

 

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