El imperdible Chávez
El comandante en jefe, presidente del partido, presidente de la república, el único con potestad constitucional para disolver la Asamblea Nacional, precandidato y candidato, sin contendor alguno todavía; al decir de Carlos Escarrá es el favorito imperdible para las elecciones del 2012. El imperdible pide a gritos un contendor; una vez que se ha convertido en el gran perdedor con los muchachos de JAVU, las madres procesadoras del Programa Alimentario Escolar Bolivariano, los enfermeros, los ex trabajadores de CEMEX; y por no dejar hasta con el piquito e plata árabe, quien desde la Picota lo ha retado con el rollo de los cuarentas generales, la Concesión del Puerto y la Rampa Cuatro.
El que anda silbando en el cementerio; pero fanfarronea que no tiene ni tendrá contendor, cuando ve un bombillo apagao en cualquier calle caraqueña, suda la gota fría; de sólo pensar que el bravo pueblo del Ávila le termine de bajar el breque, si se le ocurre venir con la cantaleta que carga el ex guerrillero Alí Rodríguez, quien ahora descubrió que tener aire acondicionado y prender la luz también es malo; contradiciendo con estos “consejitos” electrificantes, al viejo camarada Lenin, quien sabiamente señalaba que el socialismo era poder popular más electricidad.
Aquel que afanosamente busca un candidato por los rincones y balcones, se ataruga y las piernas le tiemblan cuando cualquiera de los más de dos millones de padres y madres de familia, candidatos a soñar con un techo propio, lo retan a que explique como es que después de diez años gobernando viene con el cuento chino que del continente amarillo les lloverán casas como arroz.
El que se niega a perder, pide a gritos que el festín electoral debe comenzar ya. No soporta un raund más con la crisis carcelaria, con las victimas y candidatos a victimas de la violencia criminal. No aguanta la más mínima escaramuza con las curvas ascendente de la inflación y la caída libre del poder adquisitivo de los venezolanos; por eso manda al mofletudo y provocador Escarrá, a decir que los que lo van a derrotar en el combate final, “no tienen una estructura unitaria, sencillamente pegan cosas y llega un momento en que se desprenden. No tienen ideas, ni proyecto, ni programa de país”.
El que lleva diez años encampañao ha comenzado a contar sus días. Sabe que ha logrado hasta el milagro de unir toda la izquierda, salvo al deshilachado y genuflexo PCV. Sabe también que sólo habrán dos candidatos: El “imperdible”, con su perorata del siglo XXI y su anacrónico socialismo del siglo XX, y el candidato de la mayoría del país que lo derrotó en la reforma, en las parlamentarias y al que no le gana una, en la conflictividad social que ha generado su gestión corrupta, ineficiente y autoritaria.
