Opinión Nacional

El infantilismo revolucionario chavista

“El mundo no está en peligro por las malas personas sino por aquellas que permiten la maldad”- Albert Einstein

“¡Liberar a la Humanidad del yugo bienhechor del Estado! Es extraordinario hasta qué punto los instintos criminales anidan en el hombre. Lo digo claramente: criminales. La libertad y el crimen van tan íntimamente ligados, si usted prefiere, como el movimiento de un avión y su velocidad. Si la velocidad del avión es nula, permanece inmóvil, y si la libertad del hombre es nula, no comete crímenes. Está claro. El único medio de librar al hombre del crimen es librarlo de la libertad[.1]

Miguel Amoros, escribió que en la revista “Living Marxism”, se lanzaba la consigna de que “la lucha contra el fascismo comienza por la lucha contra el bolchevismo”. Durante la década de los cincuenta el capitalismo de los ejecutivos evolucionaba hacia los modos totalitarios del capitalismo de Estado soviético. “Hoy, cuando la clase burocrática comunista se ha convertido al capitalismo liberal (China, Vietnam, etc.) y el mundo es arrastrado hacia la dominación fascista por la vía tecnológica, la ideología leninista es residual, polvorienta y museográfica”,. no estudia al capitalismo porque éste no es su enemigo, y por supuesto no quiere luchar contra él. Simplemente hace como el ajo, se repite.

Cuando Lenin se dio cuenta de que Marx había abjurado del “comunismo salvaje”, comenzó a hablar del comunismo de izquierda la enfermedad infantil revolucionaria[.2] .

Amoros agrega que “todo aquél que desee entronizar un orden burgués encontrará las mejores condiciones de hacerlo en la separación absoluta entre masas y dirigentes, vanguardia y clase, partido y sindicatos”. En otras palabras, no cree en absoluto en el llamado socialismo del siglo XXI propiciado por los dirigentes del gobierno venezolano y, ahora, por Fidel Castro, quien por cierto aparecía por CNN cuando escribíamos esto junto a los hermanos Hugo Chávez y Adán Chávez, este último nuevo ministro de educación de Venezuela.

Los ataques contra el llamado socialismo chavista han comenzado desde todos los frentes, en especial desde la misma izquierda; parte de ella califica al proceso venezolano como esquemático y con tendencia a estar fuera de contexto en su enfoque de la realidad objetiva, es decir, lo califican de ultra izquierdista.

Por otro lado, la social democracia está dividida al respecto. Un sector cree que Chávez es fascista, como lo fue Mussolini, Hitler, Stalin, Franco, Perón, Fidel Castro, etc., otro sector cree que Chávez es comunista y que nos lleva al despeñadero como lo hizo Fidel con Cuba, la cuestión es que pareciera ser que en Venezuela, quienes pertenecen a los sectores de la ultra izquierda son quienes manejarían el poder junto a Chávez; aunque, por otro lado, hay politólogos y analistas de izquierda que insisten en que Chávez y su pretendido socialismo del siglo XXI están al servicio del neoliberalismo económico y de las grandes potencias junto al capital transnacional. ¿ En qué se basan para decir esto? Las estructuras y superestructuras venezolanas están completamente contaminadas, de tal manera que el gobierno, dicen, tiene un discurso radical para las masas, a las cuales engaña, ofreciéndoles de todo, mientras éstas no reciben ni una aspirina del régimen, el cual siempre se refiere, en el discurso, a lo que se hará, lo que se planificará, como se avanzará, que se cambiará, etc. En otras palabras el discurso es futurista pero sin hechos reales, Como Lampedusa, “todo hay que cambiarlo, para que nada cambie”.

Hay, en sectores del gobierno, una tendencia excesiva hacia el ultraizquierdismo. La derecha está realmente asustada pero sigue haciendo grandes negocios con el gobierno, aunque hay que reconocer, los roles protagónicos financieros los tienen en este momento los burocrataslumpenburgueses; es decir, militares en retiro que están y han estado en el gobierno, ministros y altos funcionarios que de la noche a la mañana aparecen como dueños de bancos, industrias, y empresas de servicios. Dentro de esta tendencia ultraizquierdista se asoma la oferta gubernamental de ideologizar la educación (como si esta nunca hubiera sido ideologizada), en función del socialismo del siglo XXI). El ministro de educación y hermano mayor del presidente Chávez, Adán Chávez, de quien se dice sufre del mal de infantilismo revolucionario, manifestó, en Cuba, después de aparecer con Castro en la TV Cubana, que en Venezuela se va a instaurar un sistema educacional socialista que sea capaz de crear el “hombre nuevo” como lo fue el Che Guevara”. Si van a clonar al Che en Venezuela, Dios pille a los venezolanos confesados, considerando que este personaje fue uno de los grandes criminales de la historia latinoamericana en nombre de la libertad y la democracia.

Juan Miguel Díaz Ferrer, analista político del PCV venezolano, dice con respecto a estos izquierdistas: “Pero a veces, lamentablemente, la soberbia, la vanidad, la falta de humildad para reconocer los propios errores, la impaciencia, el exceso de emotividad y otros factores, conducen a que un grupo minoritario se vaya por otro camino, y que lejos de abandonar el exceso de radicalismo, termine por incrementarlo, lo cual los hace deslizarse finalmente hacia el cause de la ultraizquierda y con ello la posibilidad de enfrentarse a la Revolución misma”. En otras palabras, este personaje no dice nada nuevo. En Venezuela, después de 8 años de Chávez en el poder, los demonios se han desatado y se ve por todas partes la ebullición de sectores chavistas que quieren radicalizar el proceso, que al final no creo que entiendan, pues la revolución chavista más que científica es consignista y sus escuelas de cuadros, sus Aldeas Bolivarianas[.3], y Misiones, están formando a miles de jóvenes en cuestiones consignistas que ni siquiera entienden. Están en boga consignas como “patria o muerte”, “muera el imperialismo”, todo el poder para el pueblo”, “socialismo ya”, “las industrias para el pueblo”, etc., y en una suerte de (perdóneseme la expresión) “polpotiasnismo mesiánico” se ha decidido perseguir a quienes tengan muchos conocimientos, a los intelectuales, a los maestros de escuelas y liceos. Las Aldeas Bolivarianas, son un nido de futuros “hombres nuevos” (y me imagino que de “mujeres nuevas”), en donde se aprende de todo menos los elementos esenciales para la carrera que se sigue. Por ejemplo, hace unos días viendo el canal venezolano internacional de TV Telesur, aparecía una maestra, sin título”, haciéndole clases de literatura, supuestamente, a unos jóvenes venezolanos. Les preguntaba quien era Gabriela Mistral (cabe destacar que el 80% de los venezolanos no es capaz de pronunciar este nombre y dicen Grabiela), nadie sabía. Un alumno levantó la mano y dijo que era un “pelotero” (beisbolista), la maestra (“profesora”), medio molesta le dice “no, no no…” “Es un escritor chileno (uso el masculino y el tiempo presente como si Gabriela estuviera viva); esto lo repitió dos o tres veces y luego siguió diciendo una sarta de inexactitudes que daban vergüenza ajena… Este tipo de educación es el que se está dando en el país.

Díaz Ferrer, les recuerda a los bolivarianos que hay que ser más modestos y que se debe emular en esto a los sandinistas quienes reconocieron sus grandes errores en los noventa debido a su infantil izquierdismo. Y es verdad, posturas de prepotencia que alejaban a muchos de la Revolución, los sandinistas comprendieron la necesidad e importancia de cambiar…La pregunta que se hacen los venezolanos es si la prepotencia de los líderes de la revolución chavista se moderarán o cambiarán algún día.

Chávez acaba de recibir poderes totales. Son tan grandes y amplios que son hypercosntitucionales, sobrepasan a la Constitución de tal manera que los parlamentarios venezolanos se quedarán gozando de sus millones de sueldo en sus casas o dónde quieran, porque ellos cesaron su trabajo por año y medio. Le dieron al Presidente más poderes de los que funcionalmente podría asumir y, crearon virtualmente a una especie de Emir de la Mil y Una Noche, que tenía poderes totales y omnímodos. (sin ir más lejos, Fidel castro, moribundo y todo, aún los tiene).

Con los poderes que se le otorgaron al Presidente Chávez éste no requiere, ni preguntarle a su conciencia sobre lo que hará con ellos. Chávez es “por ahora”, Dios de Venezuela, y ese puede que sea el infantilismo revolucionario más grande que puede haber en política, después de lo que hizo Pol Pot en la Kampuchea de los 70.

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