El líder en campaña
El presidente Chávez ya no encuentra qué ofrecer. Se ha apoderado de la campaña electoral parlamentaria aunque él no es candidato. El país está empapelado con su imagen y diariamente inaugura mercaditos, patea barrios, abraza a niñitos, anuncia tarjetas de consumo, paquetes turísticos para los pobres. En fin, promete de todo para conquistar votos. Mientras a su alrededor mueren venezolanos degollados, acribillados o en huelga de hambre, su campaña sigue incólume admirablemente, sin que le afecte el mundo real.
Si bien su discurso socialista para el pueblo es el cuestionamiento al consumo capitalista, entiende que es precisamente éste, el que mueve la tecla del venezolano.
Por eso es que su más impactante oferta ha sido lo de la «cédula del buen vivir». Con esa tarjeta sectores de la nómina gubernamental podrán adquirir productos a bajo costo y a 4% de interés. Es una buena jugada del Gobierno para cohesionar sus electores.
Se equivocan algunos opositores cuando la comparan a la tarjeta de racionamiento cubana que más bien es restrictiva. Todo lo contrario, la que ofrece Chávez es una tarjeta de consumo. Se parece a la iniciativa que lanzara Manuel Rosales de la tarjeta «Mi Negra» durante la campaña presidencial. Aquella iniciativa disgustó al Gobierno porque caló en los sectores populares y hasta la decomisaron. Pero la diferencia es que la de Rosales era más amplia y cubría a toda la población.
La que ofrece Chávez no. Esa tarjeta tiene la debilidad de que sólo cubre a los trabajadores que tienen cuentas bancarias en la red de bancos estatales. Es decir, una porción muy reducida de la población. Nos explica el periodista Víctor Salmerón en su trabajo en El Universal del viernes 03-09 que deja fuera a 44% de la población laboral venezolana que está en la economía informal, y el otro dato es que 60% de la población venezolana no posee cuantas bancarias.
De manera que la dádiva ofrecida por Hugo Chávez es populista y busca un impacto más electoral, más propagandístico, que el efecto práctico que en realidad tendrá en la población. Mucho menos podría esa medida palear la caída del consumo que sufre el país de 4% en el primer semestre de este año, mientras que la caída del salario es de 7,7%, entre otros factores como consecuencia de la inflación.
La campaña oficialista busca desesperadamente retomar la conexión del Presidente con los sectores populares ofreciendo palear las necesidades que no han sido resueltas por la vía de la gestión institucional. De allí que más que una elección parlamentaria pareciera una contienda presidencial.
